El próximo año se cumplen 25 años de la caída del Muro y a lo largo de este tiempo Berlín ha renacido como una gran metrópoli del siglo XXI, nueve veces más grande en extensión que la mismísima París. Aunque su trágico pasado se palpa en muchas de sus calles, la ciudad aparece fresca, libre y multicultural como gran foco consolidado de las tendencias más modernas. Incluso la mayoría de los jóvenes ni se acuerda de la barrera de 167,8 kilómetros que separaba dos maneras de concebir el mundo, el llamado por algunos «Muro de la Vergüenza», hoy casi inexistente en la capital alemana. El trozo más grande del Muro original, de unos 1.200 metros, se conoce como East Side Gallery. Está situado en la Mühlenstrasse del distrito de Friedrichshain y fue pintado en 1990 por artistas de 21 países. Estos creadores plasmaron con sus más de cien cuadros por el antiguo lado oriental del muro los cambios políticos del año 1989/90. A lo largo de los años, muchas pinturas de la East Side Gallery sufrieron un serio desgaste, por lo que en 2009 se restauraron las 40 pinturas más dañadas. El Muro fue levantado en la noche del 12 al 13 de agosto de 1961, lo que provocó la división de la ciudad en dos partes. En el intento de cruzar la frontera fueron asesinadas entre 136 y 206 personas, según las investigaciones más recientes. El 9 de noviembre de 1989 cayó el Muro.
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BerlÃn en bicicleta
Calcula once mil calles y más de seiscientos kilómetros de vías para ir en bicicleta por Berlín. Una manera original de descubrir la belleza de la capital alemana es en el más popular vehículo de dos ruedas. Su alquiler es barato, está autorizada su entrada en el Metro -aunque hay que sacar un billete para la «bici»- y existen empresas con experiencia en preparar estas excursiones. Una de ellas es «Berlin on bike» que organiza pequeños grupos para explorar los lugares más interesantes de la capital alemana. En invierno proponen todos los sábados una ruta especial con parada para tomar vino caliente, té o ponche y son especialistas en recorridos por el Muro (15 kilómetros por 14 euros más de 5 del alquiler de la bici; su duración es de tres horas y media). También existen varias webs informativas de rutas por la capital.
Checkpoint Charlie, escenario de pelÃcula
El célebre Checkpoint Charlie, otro punto histórico de imprescindible visita, guarda todavía una réplica del cartel que avisaba de la entrada o salida del sector norteamericano o del sector soviético. Era la frontera entre los dos mundos enfrentados, donde se halla hoy un museo dedicado a quienes trataron de escapar y sobrepasar el difícil obstáculo. Hay gente que no soporta el «teatro» que se organiza en plena calle para que los turistas inmortalicen a soldados de un bando y otro en imágenes para el recuerdo. El lugar es especial para muchos berlineses pues fue aquí donde los tanques norteamericanos y rusos estuvieron a punto de enfrentarse y de cambiar la suerte de la Guerra Fría. Una escenario de varios thrillers y novelas de espionaje, desde «Octopussy» con James Bond, hasta «El espía que surgió del frío» de John le Carré.
Dos sÃmbolos: Puerta de Brandeburgo y Museo del Holocausto
Memorial del Holocausto-
A solo unos metros de la Puerta de Brandeburgo, la más antigua puerta de entrada a la capital,y muy próximo a Tiergarten, el pulmón berlinés, se encuentra el Memorial del Holocausto. Ningún monumento en Alemania ha provocado tantas polémicas y discusiones como este conjunto de 2.711 bloques de hormigón de diferentes alturas. Está ubicado en los terrenos de la antigua sede del Gobierno de Hitler (un gran panel gráfico muestra como eran sus dependencias) en una superficie de 20.000 metros cuadrados -una extensión similar a dos campos de fútbol- y es obra del arquitecto judío estadounidense Peter Eisenman. Se inauguró en mayo de 2005 y simula un cementerio en recuerdo de los seis millones de víctimas del terror nazi. A nadie deja indiferente el campo de estelas, aunque otros no lo valoran por su escaso interés arquitectónico.
Isla de los Museos, patrimonio Mundial de la UNESCO
El museo Bode cierra el conjunto de la isla de los museos- Berlin Partner Gmbh-Scholvien
La oferta museística de Berlín es espectacular. Desde los más modestos que proponen al visitante pequeñas y grandes historias, como el Deutsches Historisches Museum, el DDR Museum (Museo de la RDA) o los muchos museos locales hasta la gran atracción de la Isla de los Museos, patrimonio mundial de la UNESCO desde 1999 por su conjunto arquitectónico y cultural único en el mundo. El complejo, situado en el extremo septentrional de la isla del río Spree, esta conformado por cinco museos y fue edificado en el transcurso de 100 años (1830-1930) con la participación de cinco arquitectos. Al sur de la isla, cerca del puente Schlossbrücke y de la Catedral berlinesa, se encuentra el Museo Antiguo (Altes Museum), ante el cual se extiende el parque de Lustgarten. Al norte se comunican el Museo Nuevo (Neues Museum) y la Antigua Galería Nacional (Alte Nationalgalerie). Por el lado del canal Kupfergraben se encuentra el Museo de Pérgamo (Pergamonmuseum), y, cerrando el conjunto, el Museo Bode (Bode-Museum). El Museo de Pérgamo es, con su famoso altar de la época helenística, el más visitado de todo el abanico berlinés con una media de un millón de visitantes al año. Por otro lado, el Museo Nuevo, que estuvo en ruinas hasta 1999, se reabríó en 2009 acogiendo de nuevo el Museo Egipcio y el Museo de Prehistoria y Protohistoria. No hay que perderse su pieza más popular: el busto de Nefertiti.
Rally gastronómico
En Berlín conviven en armonía gentes de todo el mundo y ese carácter internacional se refleja también en la extensa oferta restaurantes de la ciudad. Desde los platos típicos de Berlín hasta los más sofisticados de la cocina internacional, el visitante puede descubrir y disfrutarlo todo. Una original manera de hacerlo es apuntándose a un rally gastronómico con la empresa que ha organizado el sueco Henrik Tidefjärd, residente años atrás en Barcelona, para cenar en tres locales diferentes y de moda en Berlín en una misma noche. El entusiasmo de Henrik es contagioso mientras acompaña a su grupo por diferentes locales con todo tipo de sabores, olores y sorpresas...
La más bella plaza de Europa
Una imagen de la Gendarmenmarkt- Dirk Hasskarl
La gran mayoría de los berlineses opina que Gendarmenmarkt es uno de los escenarios públicos más hermosos de Alemania e incluso algunos lo califican como «la plaza más bella de Europa». El recinto, construido en 1688 por el arquitecto Johann Arnold Nering, se llamaba originalmente Linden Markt, y más tarde se conoció como Friedrichstädtischer Markt y Neuer Markt. La plaza resultó seriamente dañada durante la Segunda Guerra Mundial, fue rebautizada en 1950 como «Platz der Akademie» (Plaza de la Academia) con motivo del 250 aniversario de la Academia de las Ciencias, y en 1991 retomó su nombre anterior. Alrededor de la plaza se concentran numerosos restaurantes, tiendas y hoteles.
Dos catedrales, la francesa y la alemana, comparten espacio en este símbolo berlinés. La Iglesia Francesa de la Friedrichstadt fue edificada entre 1701 y 1705, según el proyecto de Jean Louis Cayart como iglesia de los hugonotes protestantes que habían huído de Francia a Berlín. En 1786, en el marco de la reforma de la Gendarmenmarkt, se inauguró la impresionante torre de la Catedral Francesa según los planos de Carl von Gontard y Georg Christian Unger (Fue reconstruida en 1977 tras haber sido muy dañada en la Gran Guerra).
La Catedral Alemana, situada enfrente de su «compañera», se construyó entre 1701 y 1708 por Giovanni Simonetti según el proyecto de Martin Grünberg. Entre 1780 y 1785, Carl von Gontard coronó el edificio con una torre con cúpula. El edificio, destruido durante la Segunda Guerra Mundial, volvió a abrirse el 2 de octubre de 1996 tras innumerables restauraciones.
Hackesche Höfe, punto encuentro y de moda
Estos antiguos patios interiores del barrio de Spandauer Vorstadt, en Mitte, se construyeron en el 1904 con la idea de ser un conjunto de edificios comunicados por pasajes interiores. Ubicados en lo que se conocía como el «barrio de los graneros», estaban ocupados por viviendas, negocios y talleres, pero desde la caída del Muro se han convertido en una zona de moda y punto de encuentro entre turistas y berlineses. En 1972 fueron declarados «monumento histórico» y en la década de los 90 del siglo pasado sufrieron una gran renovación. Ahora los ocho patios de Rosenthale y Sophienstraße disponen de 27.000 metros cuadrados para 40 empresas industriales, instituciones culturales y viviendas, y en los alrededores se ha desarrollado una nueva zona comercial con bares, restaurantes y clubs que ya son un claro referente de la agitada vida nocturna berlinesa.
Una imagen de la cúpula de acero y cristal del Sony Center - Dirk Hasskarl
La visita de esta ciudad que indudablemente ha borrado muchas de las heridas de su luctuosa historia puede concluir en Potsdamer Platz. El corazón palpitante del Berlín de los años 20, donde estuvo la primera estación de trenes del país, se ha convertido, después del «letargo», en un punto de encuentro de los más famosos arquitectos y urbanistas del mundo. En esta plaza, que sigue luciendo una réplica del primer semáforo luminoso que regulaba el tráfico de vehículos, estuvo el búnker donde Hitler vivió sus últimos días. Tras el derrumbe de 1989 se colocó el primer trozo del Muro desmantelado que queda ahora frente a las dos grandes torres de casi cien metros y la espectacular cúpula de cristal y acero del Sony Center, símbolos del nuevo Berlín.
Excursión a Sanssoucci
Palacio de Sanssouci -
Está a solo 30 kilómetros al suroeste de Berlín y se le considera la «perla» de Brandenburgo. La bella Potsdam fue durante más de 300 años la residencia de la dinastía Hohenzollern, soberanos de Prusia, un lugar embellecido por los mejores artistas del siglo XVIII, aunque lamentablemente su centro histórico fue bombardeado por la Royal Air Force en la II Guerra Mundial y algunos de sus más célebres monumentos, como el Palacio Real, quedaron reducidos a escombros y cenizas. Fue también esta histórica ciudad prusiana sede de la Conferencia de Potsdam en 1945 que decidió el futuro de la Alemania vencida.
Vale la pena visitar el palacio de Sanssouci que Federico II el Grande levantó en dos años, entre 1745 y 1747, en un terreno formado por varias terrazas de viñedos. Hoy este palacio –cuyo nombre significa «sin preocupación»- es la principal atracción turística de Potsdam. No se trata de un majestuoso edificio, más bien llama la atención por su modestia, pero es una pequeña joya en estilo «rococó» que sigue manteniendo sus viñedos y un bellísimo parque inspirado en las villas de los Medici en Roma y Florencia con otras dos residencias reales, el Palacio Nuevo y la Orangerie”. En un pequeño y discreto apartado del jardín se encuentra la tumba de Federico El Grande, una sencilla sepultura siempre abarrotada de gente donde es frecuente ver patatas. Este hecho se debe a que el monarca fue el encargado de introducir este tubérculo en su país cuando estaba azotado por el hambre.