Sin acritud
El reto imposible
Todo lo que se haga para mejorar la sanidad siempre va a ser insuficiente, pero es mucho más difícil aún con un Gobierno más ocupado en el mensaje ideológico que en la gestión de los problemas
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Iniciar sesiónOctubre. Año 2015. En uno de los quirófanos del Hospital Regional Carlos Haya de Málaga un joven de 27 años toca el saxofón mientras un equipo médico de primerísimo nivel le extirpa un tumor cerebral. Tres neurocirujanos, dos neuropsicólogos, tres neurofisiólogos, un anestesista, cinco enfermeras, ... un auxiliar de enfermería y un celador participan en un proceso que resulta todo un éxito. Como lo era ya entonces la política de trasplantes, por ejemplo. O el banco de cordón umbilical, en el que ya se almacenaban células madre de ayer que salvan vidas hoy. La sanidad pública española en general y andaluza en particular brillando con luz propia. Hasta de sexo te cambiaban. ¿Quiere usted pene? Pene. ¿Quiere usted vagina? Vagina. A la carta a mayor gloria no de los médicos, sino de los políticos de la época. A la sazón, plenipotenciaria, Susana Díaz. «La sanidad pública es la joya de la corona», alardeaba. Y lo era, probablemente. Pero con un matiz importante. La sanidad pública andaluza era la leche en verso en la punta de su iceberg. Si tenía usted un problema realmente serio era imposible estar en mejores manos. Pero en cuanto se rascaba un poquito, el sistema era absolutamente caótico, deficitario. Las listas de espera eran eternas. Igual que hoy. Miles de pacientes esperaban meses y meses para ser operados.
Hoy, diez años después, lo cierto es que la situación apenas ha variado. Las listas de espera prácticamente no se han reducido. Las condiciones laborales de los profesionales no están ni de lejos a la altura de la labor que realizan y aunque las competencias en la gestión son de las comunidades, los recursos deben llegar desde el gobierno central. Y no están llegando. Por eso están en huelga. Por eso se acuerdan de los ancestros de la ministra Mónica García, que pergeña una ley mucho más enfocada al mensaje político que a la solución de problemas. Por eso han convocado cuatro días de paro, pese a que estamos en plena epidemia de gripe.
Es obvio que el sistema sanitario no va a mejorar mientras no tenga más presupuesto para que los médicos puedan desarrollar su labor en condiciones dignas. Es necesario un agresivo plan de choque para regenerar el sistema desde la raíz. Modernizarlo y adecuarlo a la demanda de los usuarios del siglo XXI, que nos ha dado por vivir cada vez más años y en consecuencia demandamos más y mejor atención. El reto es complicadísimo. Probablemente imposible de alcanzar en su totalidad, pues todo lo que se haga siempre va a ser insuficiente. Y desde luego los resultados no se verán a corto plazo. En Andalucía ya se dan los primeros pasos, pero el gobierno de Sánchez no tiene ni tan siquiera presupuestos generales. La encargada de elaborarlos, ya se sabe, es otra ministra, Montero, que aspira a presidir la Junta y ya antes fue consejera de sanidad, firmando acuerdos para concertar clínicas privadas que ahora repudia. Y sus histriónicos corifeos, más callados que en misa. Y usted, rezando para no coger un gripazo. Al menos hasta la semana que viene, que ya no haya huelga en su centro de salud.
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