Un verano perdido

UN VERANO PERDIDO

Dos días en el Ampurdán

Salvador Sostres

En Europa se ha perdido la vergüenza de ir a por los clientes con el pasamontañas y la navaja, y hay un profundo desprecio por la calidad

Por llevar a Laura a Villa d'Este

Salvador Sostres

«Yo quería mucho a Javier y él a mí, y me daba mucho menos apuro sincerarme con él que llamar a mi abuela»

La tarta de fresa de Mrs. Green

Salvador Sostres

«Yo continuaba siendo un inepto de 14, inocente es decir poco; y fiel a las enseñanzas de mi abuela»

Despídete del niño como Dios manda

Salvador Sostres

«Tenéis razón vosotros, tienen razón vuestros padres. Ni sois tan mayores ni tan listos, ni sois los bebés que vuestras madres creen»

Una educación sentimental

Salvador Sostres

«Aprovechando su ausencia tomé de la caja fuerte las llaves de la torre de Castelldefels y le dije a Soni que iríamos a pasar la noche»

Un iPad te habría salvado

Salvador Sostres

«Florentino me ha convocado una cena porque sólo tú y Julio Iglesias sois creíbles mandando helicópteros al campo»

Buscando a Puyal en cada artículo

Salvador Sostres

«Le gustó cómo escribía y acabó por darme el que fue mi primer trabajo tras tantas noches y años de haberlo soñado y peleado»

Sostres es en verdad un 'concierge'

Salvador Sostres

«Recibo mi merecido cuando con una mezcla de paternalismo y condescendencia me responde que tiene su avión privado en Ibiza»

Cuatro gallinas ponedoras

Salvador Sostres

«Ceno en Gresca con un amigo de mi mujer que nos anuncia que se casa, es su tercera boda»

Es verdad que queremos jugar

Salvador Sostres

«De esta terraza se va uno sabiendo que tendrá que hablar de ella para mencionar los mejores lugares de la Tierra»

Una cuenta secreta para ella

Salvador Sostres

«En la fila delantera del puerto de Montecarlo estaban los barcos de Cristina Onassis y De la Rosa»