UN VERANO PERDIDO
Dos días en el Ampurdán
En Europa se ha perdido la vergüenza de ir a por los clientes con el pasamontañas y la navaja, y hay un profundo desprecio por la calidad
En la cena se establece una libre conversación en la que todos de alguna manera evitamos las preguntas clave: ¿qué haces tú aquí?, ¿hasta cuándo piensas quedarte?
UN VERANO PERDIDO
En Europa se ha perdido la vergüenza de ir a por los clientes con el pasamontañas y la navaja, y hay un profundo desprecio por la calidad
«Yo quería mucho a Javier y él a mí, y me daba mucho menos apuro sincerarme con él que llamar a mi abuela»
«Yo continuaba siendo un inepto de 14, inocente es decir poco; y fiel a las enseñanzas de mi abuela»
«Tenéis razón vosotros, tienen razón vuestros padres. Ni sois tan mayores ni tan listos, ni sois los bebés que vuestras madres creen»
«Aprovechando su ausencia tomé de la caja fuerte las llaves de la torre de Castelldefels y le dije a Soni que iríamos a pasar la noche»
Habla el pionero: «Entonces en usted lo importante no es tanto la caca como la dedicación y el esfuerzo que pone en hacerla en el lugar y momento oportunos»
«Que te insulten es violento y puede herirte. El elogio no hiere, pero abruma»
«Florentino me ha convocado una cena porque sólo tú y Julio Iglesias sois creíbles mandando helicópteros al campo»
«Le gustó cómo escribía y acabó por darme el que fue mi primer trabajo tras tantas noches y años de haberlo soñado y peleado»
«Recibo mi merecido cuando con una mezcla de paternalismo y condescendencia me responde que tiene su avión privado en Ibiza»
«Queremos un mundo limpio y transparente; un mundo en que la mentira no forme parte del juego»
«A la iglesia no voy porque yo sé lo que estos dos han llegado a hacer, juntos y por separado, y me niego a ser cómplice de que se rían de Dios a la cara»
«Ceno en Gresca con un amigo de mi mujer que nos anuncia que se casa, es su tercera boda»
«De esta terraza se va uno sabiendo que tendrá que hablar de ella para mencionar los mejores lugares de la Tierra»
«En la fila delantera del puerto de Montecarlo estaban los barcos de Cristina Onassis y De la Rosa»
«La esposa muy de izquierdas de un amigo me dice que no puedo escribir una serie veraniega sin organizar una cena en mi terraza»