Escribir es fregar

Salvador Sostres

Salvador Sostres cuenta su experiencia trabajando en un buffet: «Además del calor y las novatadas, pronto me interesé por hacer de la mejor manera posible mi trabajo»

Una noche en el Covent Garden

Salvador Sostres

Salvador Sostres afronta el reto de decir lo que un padre no se atreve: «Hay algo más deprimente que mis mentiras y es que una niña de 15 hace ver que se las cree para ponerme el fin de la conversación un poco más fácil»

Y un día te desnudas en Badalona

Salvador Sostres

Salvador Sostres recuerda los cuerpos de antes: «Por un instante, desnudo en esta playa, he empezado mentalmente a reivindicarme como un camarero o un actor porno desenfadado»

El lujo ya no es para nosotros

Salvador Sostres

Salvador Sostres examina cómo son los nuevos lujos: «Son mis tres únicos días de vacaciones, es mi lugar preferido del mundo después de mi casa. Pero preferiría suicidarme a tener que vivir así todo el año»

Con vistas a una piscina en el tejado

Salvador Sostres

Salvador Sostres relata una velada tras aprobar Selectividad: «Por la tarde se pone interesante porque suele subir la hija con algunas amigas»

Los campamentos: los niños no pueden ser el centro del mundo

Salvador Sostres

Salvador Sostres examina los 'casals' de esta temporada: «Lo que veo es oportunismo de parque público, feo, gratis, y me da pena que estos niños que probablemente hayan sacado sus buenas notas y se hayan portado bien, reciban esto a cambio»

Con un 'foodie random', Shady John en Gresca

Salvador Sostres

«Es normal que los 'foodies random' hablen entre ellos, queden al cabo de unos días en otro restaurante de otra ciudad, a veces de otro continente»

En un club de Ibiza: salir del Lío

Salvador Sostres

Salvador Sostres relata su velada en Lío Ibiza: «Va muy bien esta casa para tantos ricos sin imaginación a la hora de gastar su dinero»

En un festival de reguetón: por qué tenemos que morir

Salvador Sostres

Salvador Sostres acompaña a su hija y a su ahijada al Share Festival: «Lo que veo me arrasa: niños de su misma edad tatuados, sin camiseta, fumando; niñas pintadas como en las películas de secuestros turbios...»

Koldo, pero con delfines

Salvador Sostres

Salvador Sostres se exilia de su zona de confort: segunda entrega