Síndrome de parálisis por análisis: cómo desbloquearse para tomar la decisión correcta
La psicóloga y doctora en Neurociencia, Ana Asensio, revela los recursos necesarios para ser resolutivo y evitar entrar en bucle con algún asunto pendiente
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Iniciar sesiónA menudo la cabeza dice una cosa y el corazón dice otra: «Creo que esto es lo mejor pero, ¿y si me equivoco? ¿y si no es lo que espera de mí? ¿Y si alguien sale perjudicado?»... El monólogo interno que precede ... a la toma de una decisión importante puede ser eterno. Unas veces se piensa una cosa y al día siguiente la contraria, en ocasiones prima el «ya lo decidiré mañana» y otras se da tantas vueltas al asunto que o bien se vuelve al punto de partida o bien se cae en el 'síndrome de parálisis por análisis'. Este fenómeno psicológico, según precisa Ana Asensio, psicóloga, doctora en Neurociencia y fundadora de 'Vidas en positivo', puede hacer caer a una persona en ese bucle que va de la constante elaboración de hipótesis a la búsqueda obsesiva de información sin llegar a una resolución.
Ese bucle o bloqueo puede llevar a que sean otros los que decidan por nosotros, a postergar una decisión de forma indefinida o incluso puede dar lugar a la evitación emocional, provocando así, según precisa Asensio, una desconexión del vínculo y del compromiso que tenemos con nosotros mismos y con los demás. Tomar una decisión, por tanto, puede ser uno de los actos más bloqueantes de la vida. Por eso la psicóloga invita a revisar lo antes posible las causas que impiden ser resolutivos.
Por qué me cuesta decidirme
Tal como explica Asensio existen cuatro aspectos que pueden provocar ese bucle o bloqueo: la falta de información, el miedo al fracaso, la sobrecarga de opciones y la personalidad.
- Falta de información. En ocasiones no contamos con los datos que consideramos necesarios y es eso lo que nos lleva a la indecisión y a un sentimiento de inseguridad.
- Miedo al fracaso. Otras veces lo que se esconde detrás de la dificultad para tomar una decisión es el temor a equivocarse y después a sufrir las consecuencias que anticipamos como negativas.
- Sobrecarga de opciones. El hecho de tener muchas posibilidades a nuestra alcance puede suponer una dificultad en lugar de una ayuda pues, en lugar de tranquilizarnos, podemos llegar a verlo como un exceso de posibilidades que provoque aún más dudas.
- Factores de personalidad. También existe una variación natural en el modo en el que cada persona aborda una toma de decisiones. Unos son más impulsivos y rápidos y deciden desde las sensaciones, sin evaluar demasiado; mientras que otros son más racionales y prefieren tomarse el tiempo necesario para evaluar todas las opciones.
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Cómo desactivar el bloqueo emocional
Una vez analizadas esas posibles causas que impiden tomar una decisión, la psicóloga propone desactivar la 'parálisis por análisis' siguiendo este proceso breve y estratégico:
1. Identificar los hechos, recopilar la información relevante por escrito, elaborar un esquema de la situación y analizar los hechos de forma objetiva.
2. Definir las prioridades en base a los valores que se considera importante respetar y de los objetivos que se proyecta cumplir corto, medio y largo plazo.
3. Considerar las consecuencias y pensar en las posibles implicaciones de cada opción.
4. Buscar diferentes perspectivas y formas de ver la misma situación con personas de confianza que tengan experiencia en el tema.
5. Una vez que se ha hecho este repaso, plantear un plan de acción y comprometerse con los pasos.
La experta en neurociencia insiste además en la necesidad de recordar, especialmente en relación a este último punto, que tomar una decisión implica aceptar las consecuencias y aprender de la experiencia.
¿Es posible entrenar esta capacidad?
Ser más decidido y resolutivo es más una cuestión de práctica y de tiempo que de pericia innata. Así, Asensio propone algunas de las dinámicas que pueden contribuir a trabajar esta habilidad emocional, como son el autoconocimiento, la autoconfianza y el enfoque práctico.
Una de las claves para desarrollar esta capacidad es conocerse a uno mismo pues, según detalla Asensio, identificar los valores, las metas y las prioridades es lo que contribuye en mayor medida a una toma de decisiones coherente.
También es importante, según propone la psicóloga, retarse a practicar con decisiones fáciles y pequeñas que son cotidianas y que no afectan de una manera trascendente. Por extraño que pueda parecer cuando se entra en el bucle de la parálisis por análisis se deja en manos de otros cosas que habitualmente se deciden sin problemas. Así, tomar las riendas de cada aspecto cotidiano (desde la ruta que se elige para ir ese día al trabajo hasta el restaurante en el que se desea comer...) puede ayudar a ganar confianza y a entrenar la mente.
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Otra fórmula práctica es reducir las opciones posibles (puede haber decenas de posibilidades válidas) poniendo foco en las que realmente interesan. Por ejemplo, ante la búsqueda de un nuevo trabajo conviene establecer un conjunto claro de criterios selectivos que permitan reducir el círculo sobre el que se planteará la búsqueda, pues eso aumentará las posibilidades de acierto y minimizará la pérdida de tiempo.
Igualmente una vez que se pase a la acción y se tome la decisión se debe ir hasta el final con ello y actuar en consecuencia, pues eso, según apunta la psicóloga, ayudará tanto a ganar confianza como a aprender de la experiencia. «La mejor decisión es tu decisión porque si llegas a la conclusión de que te has equivocado el aprendizaje será el valor aprendido de esa decisión», argumenta Asensio.
La experta incide además en la necesidad de confiar en uno mismo y de recordar que cada decisión implica una acción: unas veces puede estar relacionada con la posibilidad de modificar algo en la vida y otras veces con el hecho de tomar partido por una actitud paciente y de aceptación.
La intuición, un recurso potente
Poner la razón al servicio del corazón es otra de las claves que propone la experta. Y por eso también invita a potenciar la intuición , ese sentido innato que se necesita aprender a identificar y aprender a usar, sin miedo, como algo cotidiano pues, tal como revela Asensio, es el que mejor puede llevarnos a tomar una decisión evitando quebraderos de cabeza. «La intuición es eso que tú sabes que lo sabes, con certeza, pero no sabes cómo lo sabes», argumenta.
La intuición juega un papel estelar en la toma de decisiones porque una vez que se identifica, se entrena y se usa es capaz de sintonizar la cabeza con el corazón. «Lo más importante para saber si seguimos las señales correctas es observar si esa intuición nace de la calma, de la paz, del sosiego y de la sensación de certeza o en realidad nace del miedo, del control, de la anticipación, del impulso o de una reacción automática y no consciente. Si es la primera opción, podremos actuar guiados por ella sin duda alguna», analiza la fundadora de 'Vidas en positivo'.
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Pero para conectar con esa intuición será necesario buscar el silencio y la calma interior pues, como revela Asensio, la intuición recibe información de una manera no siempre consciente y nace de ese vacío fértil que se genera al parar, silenciarse, observar sin juicio y sin miedo y apoyarse en la respiración, siendo totalmente consciente de que los pensamientos son solo eso, pensamientos, y no tienen por qué ser la verdad.
La psicóloga aclara, no obstante, que la intuición no predice el futuro, sino que supone una guía que puede ayudar a encontrar el mejor camino.
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