Abulia o falta de voluntad: así se vence este trastorno que afecta a la motivación
Tener bloqueo mental, pérdida de productividad e indecisión no solo es por una mala época...
La depresión no es cuestión de voluntad ni debilidad, todos podemos padecerla
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Iniciar sesión¿Has oído hablar de la abulia? Se trata de un estado psicológico caracterizado por la falta de motivación e iniciativa. Las personas que padecen este tipo de síntomas encuentran dificultades para realizar tareas cotidianas, y tanto es así que suelen descuidar su ... higiene personal, el trabajo o las relaciones sociales. Les cuesta continuar labores que han comenzado, tienden a procrastinar y han perdido la capacidad de disfrutar, de ser espontáneas, hasta pueden acusar pérdida de apetito y deseo sexual.
Aboulomanía o por qué muchas personas viven en constante indecisión
Melissa GonzálezEs, por tanto, la apatía llevada al extremo. Esta falta de voluntad y desinterés pueden verse en los siguientes indicios, mostrando un grado de intensidad mayor o menor dependiendo de su grado de afección en la persona. Victoria Orbe, psicóloga en El Prado Psicólogos, reúne las características de las personas con abulia:
- Falta de autocuidado, es decir, descuido de la imagen personal e, incluso, de la propia higiene.
- Empobrecimiento de la alimentación.
- Aumento en el tiempo de respuesta: lentitud de movimientos (p. ej. en el habla) y pensamiento ralentizado.
- Tendencia al sedentarismo y aparente falta de energía (que no se corresponde con la realidad).
- Falta de planes y metas, debido al escaso o nulo interés en las aficiones y los proyectos personales.
- Bloqueo mental y pérdida de productividad.
- Indecisión, evitación en la toma de decisiones (realizándose de forma automática o impulsiva).
- Incapacidad para realizar las tareas en el tiempo pautado, evitándolas o dejándolas incompletas.
- Desinterés por mejorar la situación laboral, pudiendo darse una falta de compromiso en el trabajo.
- Escasa comunicación social (reduciéndolo a frases cortas) y disminución del interés por la interacción con los demás.
- Menor espontaneidad y empatía (la persona puede mostrarse fría ante los estados emocionales de los otros).
- Sentimientos de vacío e indefensión.
- Embotamiento afectivo (aplanamiento emocional).
Eso sí, la abulia no suele presentarse aislada sino en comunión con otros factores. La psicóloga Laura Rodríguez, de Psicólogos Madrid Cepsim, comenta que se considera que es «uno de los principales síntomas de los llamados trastornos del estado de ánimo», tales como la depresión mayor o la distimia. Por tanto, las personas que padecen este tipo de trastornos son más susceptibles a incurrir en esa falta total de interés o motivación que define la abulia. «La abulia también es característica en otros trastornos psiquiátricos como la bipolaridad o la esquizofrenia, así como en trastornos neurológicos como el Parkinson, la esclerosis múltiple o las demencias», apunta.
Se han hecho estudios científicos que relacionan las causas de la abulia con la afectación en algunas áreas del cerebro, como el lóbulo frontal, el sistema límbico o el cuerpo estriado. Comenta Laura Rodríguez que también existen otros factores que pueden estar detrás de la abulia, como por ejemplo los efectos secundarios de algunos medicamentos, el abuso de sustancias, la falta de sueño, el estrés cronificado, las experiencias traumáticas o los desequilibrios hormonales, entre otros.
¿Tengo abulia?
Si se empieza a percibir alguno de los síntomas mencionados, bien por uno mismo o bien desde su entorno, es de gran importancia ponerse en manos de profesionales de la salud mental, los únicos que están en condiciones de determinar si efectivamente la persona está padeciendo abulia y si esta se presenta de forma aislada o como un síntoma más en el marco de otro tipo de trastorno.
Manifiesta la psicóloga Rodríguez que uno de los principales problemas de la abulia es que tiende a confundirse con pereza y hay cierta tendencia a pensar que la persona en cuestión««es así» y asumir que «se le pasará». Es preciso, por tanto, estar atentos a este tipo de comportamientos y acudir a un profesional que determine qué es lo que en el fondo está ocurriendo: «La abulia no es una cuestión que se pueda solventar solo a base de fuerza de voluntad como algunas personas piensan, sino que muchas veces hay que recurrir a una combinación de terapia psicológica y farmacológica para su tratamiento». Si la abulia empieza a afectar a tu vida personal, social y profesional es fundamental pedir ayuda para que esta no siga dañando estas áreas.
Cómo superarlo
Si bien es cierto que se puede pasar por una época en la que nada resulta motivador y se pierden las ganas de hacer cosas, la abulia no es algo puntual, sino que tiende a agravarse, así que es importante trabajar en ella y en el origen de la misma.
«Para abordar la abulia es fundamental realizar un tratamiento multidisciplinar. Por un lado, la terapia psicológica utiliza estrategias que buscan mover a la acción, promoviendo actividades agradables que vayan despertando progresivamente la motivación y el deseo de actuar. Y puede ser útil dar pautas a los familiares a fin de ayudar a despertar el interés en la persona afectada. Además, es fundamental que la persona mantenga una rutina y que se trabajen aquellos pensamientos y creencias que pueden haber desencadenado o mantenido el problema (esto suele hacerse a través de la reestructuración cognitiva)», dice Victoria Orbe.
A nivel farmacológico, pueden ser útiles el uso de medicamentos dopaminérgicos o antidepresivos (especialmente de aquellos que provocan un aumento de dopamina). «No obstante, el tratamiento para la abulia siempre partirá del trastorno o condición médica que originó dicho estado», alerta la psicóloga.
Por último, se ha encontrado que tanto la fisioterapia como las terapias físicas y deportivas resultan opciones muy beneficiosas en el tratamiento de la abulia, pues al aumentar la actividad motora, la persona no solo entra de nuevo en contacto con el plano físico, sino que también genera endorfinas (que tiene efectos analgésicos y ansiolíticos), dopamina (que proporciona sensación de placer) y serotonina (antidepresivo natural).
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