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El jarabe acaramelado que nos cuelan por el verdadero vinagre de Módena

El crítico gastronómico de ABC analiza la moda de adornar muchos platos con una crema de vinagre balsámico

Carlos Maribona

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Sentados en la mesa de un restaurante madrileño, mientras ojeamos la carta, la cerveza que pedimos como aperitivo viene acompañada por unos triángulos de queso manchego. El queso es de bastante calidad, pero sobre él aparece un cordón de una especie de jarabe con color ... caramelo oscuro. Crema de vinagre balsámico . Días después, en un asador argentino, el buen paté de higaditos de pollo al oporto aparece escoltado por el mismo cordón. Sin pasar mucho tiempo, en una tasca que presume de moderna, el estofado de rabo de toro llega, otra vez, con ese «adorno». En un chiringuito andaluz, lo que era una ensalada de excelente tomate de temporada queda arrasada por el cordón. Hasta nos lo sirven en un restaurante peruano cubriendo una causa limeña. Son sólo cinco muestras de una auténtica plaga que no sólo no aporta sino que desvirtúa el producto. Lo peor es que muchos cocineros están convencidos de que ese toque mejora la estética del plato . No tengo nada contra el genuino vinagre balsámico de Módena. Todo lo contrario, es uno de los grandes productos de la gastronomía italiana. Pero poco tiene que ver el original con los sucedáneos que nos encontramos una y otra vez en nuestros restaurantes.

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