todo irá bien
Jubilarse
Trabajar es nuestra ternura, nuestra solidaridad, nuestra integridad. A los 18 años y a los 90. Así honramos nuestro tiempo
Qué tonto sigues siendo
Laporta quiere jugar en el Johan Cruyff con un VAR de quita y pon
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Iniciar sesiónLas pensiones no alcanzan, hacen falta inmigrantes porque los españoles no quieren rebajarse a según qué empleos, la jornada de 37 horas, que «jubilación» venga de júbilo, es decir, de alegría. Es una dinámica catastrófica. El sueño de vivir bien sin trabajar nunca se ha ... realizado y suele tener un despertar trágico. Vivir es trabajar, desconectar es cáncer. Somos lo que hacemos. La muerte es no hacer nada. Jubilarse es traicionar a Dios, una cobardía, renunciar. Los gobiernos de izquierda con sus políticas falsamente sociales saquean al empresario y la supuesta cobertura laboral del trabajador es su condena al paro y a un sueldo miserable. Endogamia de funcionarios del terror que no entienden el alma.
No todos los trabajos son para todas las edades, ni un mismo trabajo puede hacerse sin tener en cuenta que han pasado los años. Pero la idea de no trabajar es insultante y contraria a la esencia misma de nuestro ser trascendente. Es una idea corrupta, devastadora, «si esto es un hombre».
Lo que nos diferencia de las bestias es el alma, el sentido de nuestra existencia, la misión, lo que hemos venido a hacer. Sin cometido, sin tensión, no podemos creer que realizamos nuestra humanidad. No cumplimos si no defendemos una obra que llene de contenido y de esperanza nuestras vidas y las de los demás.
Las pensiones son mentira pero no porque no alcancen. Son mentira porque la jubilación nos niega, nos denigra. Es una eutanasia que a los 65 te manden a descansar. Es una aberración obligar a las personas de esta edad, y de cualquier otra, a desvincularse del encargo de la Creación. El estrés es la enfermedad de la gente que no quiere trabajar. «Tiempo para uno mismo» es otra enfermedad terminal.
Nos hacemos mayores, es verdad. Y es penoso. Nos acabamos. No tenemos tanta fuerza ni tanta agilidad. Pero hay que permanecer. Con otra luz, menos intensa pero más rica, y con empleos que podamos llevar a cabo de una forma digna y comprometida. No trabajar es desparramarse, desentenderse, abandonarse. Las pensiones no pueden revalorizarse ni es posible hacer ajustes para garantizarlas. ¿Qué ajustes? ¿Garantizar qué? ¿No se os cae la cara de vergüenza cuando hacéis esta demagogia? ¿No os da apuro decir mentiras tan crueles a personas indefensas? Dejad de robar. Dejarnos trabajar.
Pagamos impuestos porque no todo el mundo puede valerse y somos civilizados y ayudamos a los que solos no pueden llegar. Pero por lo demás trabajar es nuestra ternura, nuestra solidaridad, nuestra integridad. A los 18 años y a los 90. A cada edad hacemos lo que es propio de ella, que no es más ni menos si sabemos conservar la intención, el temple. Así honramos nuestro tiempo, dado mucho más de lo que recibimos. Así nos hacemos dignos de los dones que nos han sido concedidos y cruzamos el mar hasta el final del día.
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