Vivimos como suizos
Hombres de paz
Solo falta que a Sánchez le den el Nobel, un disparate en reñida competencia con que se lo den a Trump
Cabras de sábado por la tarde
Sacar partido
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Iniciar sesiónFUE un chico musulmán con pelo brócoli a 'First Dates' y, ante la pregunta de si tendría una segunda cita, le dijo a la chica que tendría que cumplir unas condiciones: «Cambiarte al islam, ir más tapada y, sobre todo, arrepentirte de lo que ... has hecho antes», soltó Hamza, muy seguro de sí mismo. Y a ella, Gisela, de 19 años, le parecía bien. Qué guay, convertirse al islam. Jóvenes, guapos… lo que hay. O lo que algunos creen que hay. O lo que habrá en nada.
María San Gil repite en sus entrevistas una de esas verdades que nos han caído como un piano de los dibujos animados y que algunos no parecen ver. O sentir. O les da igual. Dice San Gil que Zapatero es el origen de los males actuales. Que Zapatero es el gran farsante. Que propuso y firmó en el 2000 el Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo con el PP y que luego 'metió en un cajón'. Se trataba de asegurar políticas contra el terrorismo para que este no se utilizara como arma arrojadiza electoral. Llegó el atentado del 11 de marzo de 2004 y, además de que Zapatero se convirtiera en presidente del Gobierno, se tiraron los trastos a la cabeza. Zapatero, dice San Gil, en el año 2000 ya había mandado a Eguiguren a negociar con Otegi en el legendario caserío Txillarre, en Elgoibar. Ya en la Moncloa, Zapatero quería ser un hombre de paz. La idea era que ETA dejara de matar y, a cambio, se modificaría la sociedad con leyes de tal forma que se fueran a sentir cómodos. Y se volvería a legalizar al brazo político. Volverían a entrar en el juego político. Con Sánchez, la señora de Bildu se mueve por el Congreso como si fuera de Coalición Canaria. La pirámide de valores, recuerda San Gil, ha cambiado: «Otegi es un hombre de paz y Ortega Lara una víctima molesta». Además, Rosa Díez ha escrito 'La sombra. Memoria histórica de Zapatero'.
Ahora solo falta que a Sánchez le den el Nobel de la Paz. Un disparate en reñida competencia con que el galardonado sea Trump. Tiene gracia, más que el hecho de que el ministro Ángel Víctor Torres haya pedido ese reconocimiento, que ya exista una iniciativa de recogida de firmas para impedir la candidatura de Sánchez. Iniciativa 2028 sostiene que, a santo de qué, va este hombre a haber demostrado un compromiso real con la defensa de la paz, la democracia y los derechos humanos. ¿Qué más darán los hechos? Importan las opiniones, las emociones. Quizá se han acordado de cuando dieron el Nobel de Literatura a Echegaray y salieron Unamuno, Baroja, Valle, Maeztu, los Machado y otros a decir que era un representante de la España rancia que pretendían regenerar. Mejor anticiparse.
En este mundo de valores invertidos, me creo cualquier cosa. Si a la lucha obrera siguió el feminismo y ahora, por lo que hay que pelear para estar en el lado correcto, es por Palestina, el Nobel puede ser para cualquier Sánchez. Pero, vaya, yo al islam no me convierto.
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