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¿A nadie se le cae la cara de vergüenza?

De las pulseras a los audios de Koldo, pasando por el soplamocos del canciller y el fiestón entre Puigdemont y ZP, ¿hay algún adulto en la sala?

Algo habrá hecho

Puigdemont y el desprecio a la Justicia

Ángel Expósito

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Y a nadie se le cae la cara de vergüenza por el escándalo de las pulseras de los maltratadores. No podemos imaginar el miedo de las mujeres víctimas de esos animales sabiendo (si es que alguien las alertó) que su maltratador estaba sin control. Y aún la ministra de Igualdad se sonríe ... porque fueron pocos casos. Pues ni pizca de gracia, ministra. Porque esa sonrisita es un escupitajo en el honor y el sufrimiento de esas mujeres víctimas de sus maltratadores. Aunque fuera solo una. Hemos llegado a tal nivel de estupidez que basta con decir españoles y españolas, ciudadanos y ciudadanas, amigos y amigas, para vender que soy feminista. Eso sí, a la vez que mientes con la inmensa chapuza de las pulseras de control, como mintieron sin vergüenza alguna cuando soltaron violadores por la ley del 'solo sí es sí'.

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