Biden se hunde en un debate que refuerza a Trump

Al término del debate, la imagen de los demócratas era de desolación, ante la posibilidad, una vez más, de que un candidato cercado por su propia impopularidad vuelva a brindarle la Casa Blanca a Trump, como ya le sucedió a Hillary Clinton en 2016. La posibilidad de cambiar a Biden por otros candidatos más jóvenes volvía a estar sobre la mesa tras el encuentro en Atlanta este jueves.

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Rígido, afónico, Biden comenzó con muy poco fuelle. Inmediatamente, Trump aprovechó una respuesta confusa para decir: «No he entendido lo que ha dicho, ni siquiera creo que él mismo haya entendido lo que ha dicho».

No hubo por lo demás grandes propuestas o grandes planes de futuro más allá del cruce de críticas, cada vez más ácidas. Los candidatos se dedicaron más de un insulto: mentiroso, perdedor, tonto, débil, felón. Hasta pusieron en duda mutuamente el handicap en golf, en uno de los momentos más confusos, inusuales y estériles del encuentro.

Biden sólo se creció, y modestamente, en algunos momentos. El principal, al hablar del aborto, que es supuestamente la gran baza de los demócratas, por la prohibición en 2022 por parte del Supremo. Biden ha propuesto volver a permitirlo hasta que el feto sea viable. Pero pronto el presidente se perdió en un galimatías incomprensible, al decir que apoya los plazos de «tres trimestres, el primer tiempo es entre una mujer y un doctor, el segundo tiempo es entre el doctor y una situación extrema y el tercer tiempo es entre el doctor... quiero decir, sería entre la mujer y el estado».

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Fue imposible entender al presidente en momentos como ese, y por ello las meteduras de pata y estridencias de Trump lo parecían mucho menos. Ni siquiera cuando el expresidente Trump admitió que no descarta vengarse de quienes le hayan perseguido tras salir de la Casa Blanca la atención volvió sobre él y sus problemas. Tampoco cuando negó haber reunido a una multitud que marchó sobre el Capitolio y lo saqueó el 6 de enero de 2021. Todo aquello pareció quedar atrás, eclipsado por la imagen de un presidente incapaz de demostrar que sus 81 años no son un problema para gobernar el país.

En otro momento insólito en un debate de estas características, Biden forzó a Trump a decir, abiertamente: «No tuve sexo con una actriz porno». Estuvo al nivel de aquella negativa de Bill Clinton en 1998, cuando dijo: «No tuve relaciones sexuales con esa mujer». El expresidente sí ha sido condenado en Nueva York por pagarle 130.000 dólares a la actriz porno Stormy Daniels para que se callara una aventura sexual en la campaña de 2016.

Biden aprovechó sobre todo lo demás las diversas condenas de Trump, por vía civil y ahora penal, y sus imputaciones pendientes. «El único en este plató que es un delincuente convicto es este hombre al que estoy mirando ahora mismo», dijo Biden a Trump. Este último sacó el tema de la condena del hijo de Biden, Hunter: «Cuando habla de un delincuente convicto, su hijo es un delincuente convicto del más alto nivel. Su hijo ha sido condenado. Probablemente será condenado numerosas veces más».

Hunter Biden ha sido hallado culpable por mentir en la solicitud de licencia de armas al afirmar que no tomaba drogas. Tiene otras causas pendientes por fraude fiscal. Trump tiene otros casos por sustracción de información clasificada de la Casa Blanca y por incitación a la insurrección en enero de 2021, cuando una turba trató de impedir la certificación de la victoria de Biden.

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En cuanto acabó el debate salieron a buscar a la prensa los portavoces de la campaña de Trump, incluidos quienes son considerados para la vicepresidencia, como los diputados Byron Donalds y Elise Stefanik, o la nuera del candidato, Lara Trump, que desde este año está en la dirección colegiada del Partido Republicano. Esta última dijo, sobre la afirmación de la campaña demócrata de que Biden se recuperaba de un catarro: «Puede que el presidente Biden tuviera un resfriado, puede que eso sea lo que nos cuente su campaña, pero lo importante es que es un presidente fallido que ha hecho que esta nación salte por los aires».

Estos portavoces republicanos dominaron el mensaje por 15 minutos, proclamando la victoria de Trump, sembrando dudas sobre el futuro de Biden. Cuando salieron los portavoces demócratas, comandados por el gobernador de California, Gavin Newsom, y el senador Rafael Warnock, lo hicieron juntos, filas prietas, tensos, con cara de circunstancias, sin poder disimular apenas el mal trago que acababan de pasar.

«No le das la espalda a un líder por un solo tropiezo. ¿Qué tipo de partido hace eso?», dijo Newsom, admitiendo que el desempeño del presidente fue poco lucido. «Este presidente ha cumplido en ejercicio del cargo. Debemos estar de su lado en este momento», dijo Newsom, como quien se refiere a un calvario.

Lo cierto es que este viernes los rumores sobre un congreso abierto, en que un grupo de demócratas fuerce a debatir un posible relevo de Biden, son hoy mayores que el jueves, antes del debate. Y Gavin Newsom es, junto con la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, una de las principales opciones de estos demócratas críticos.

El congreso demócrata tendrá lugar a mediados de agosto en Chicago. El segundo debate, último, será el 10 de septiembre. Las elecciones son el 5 de noviembre. Las últimas encuestas daban unos resultados muy ajustados, pero la campaña de Trump ya vaticinaba esta noche una remontada irreversible, sobre todo en los estados más decisivos, como Georgia o Pensilvania.

En su estilo, Trump intentó mantenerse dentro del guion marcado por sus asesores, mezclando los ataques a Biden con promesas de reducir regulaciones, reforzar la frontera, reducir la ayuda internacional y presionar a los socios de la OTAN a que gasten más en su defensa.

Según dijo a este diario la diputada neoyorquina Stefanik, a la que Trump considera como posible candidata a la vicepresidencia, «Donald Trump fue el único presidente que consiguió que los socios europeos gasten más en su defensa y lo volverá a hacer, y eso es mejor para todos, pero especialmente para Europa en su defensa ante Rusia».

Trump, de hecho, criticó duramente a Europa y el hecho de que no haya destinado tanto dinero a apoyar a Ucrania como EE.UU. desde que comenzó la invasión por parte de Rusia. Sí se comprometió a poner fin a la guerra antes incluso de tomar posesión del cargo, algo que sucedería el 20 de enero de 2025.