Corina Parisca, madre de María Corina: «Nos dijo que nos fuéramos de Venezuela para que no nos secuestraran»
La familia de la líder opositora venezolana espera con ilusión en Oslo el reencuentro con ella en la entrega del Nobel de la Paz después de mucho tiempo separados
Oslo espera a María Corina Machado para entregarle el Nobel de la Paz
Enviada especial a Oslo
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Iniciar sesiónLa cita de este miércoles en Oslo no es solo importante para María Corina Machado por el reconocimiento a su lucha por la democracia en Venezuela y la visibilidad que le da a su causa en todo el mundo. También lo es porque supone ... el reencuentro con su familia, de la que ha sido dramáticamente alejada por los métodos represivos del régimen chavista. Un familiar detenido, torturado, encarcelado... es moneda de cambio para silenciar.
Por eso, Machado decidió poner a los suyos a salvo. Sus hijos dejaron Venezuela en 2012, con regresos esporádicos al país; su madre, ya mayor, dejó el país el pasado mes de mayo; sus hermanas también están fuera. El aislamiento es el precio que tiene que pagar la premio Nobel de la Paz para no ser vulnerable.
Esta semana, esto puede cambiar, al menos por unas horas, tal vez días. Si finalmente llega a Oslo podrá abrazar a los suyos, y estos a ella.
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Lo extraordinario de la cita, la entrega del Nobel de la Paz, hizo que toda la familia de Machado se movilizara y viajara a Noruega. Así el lunes se pudo ver a su madre, Corina Parisca, con sus nietos por las calles de Oslo.
El martes, la madre de la opositora, en torno a las 10 de la mañana, declaraba a un grupo de periodistas apostados en la puerta del Gran Hotel que esta no había llegado a Oslo: «No ha venido». Pero aun así mantenía la esperanza: «Yo le pido a Dios que la traiga hoy. Todos estamos esperándola». Y confesaba sentirse «emocionadísima» ante la posibilidad de reencontrarse con su hija. «Estoy rezando para que haya encontrado la manera de salir» de Venezuela.
A continuación, rememoró la situación que atraviesa su país, que calificó de «espantosa». «Este Gobierno es verdaderamene tiránico. Y los que no han tenido contacto cercano estos últimos años, no se lo imaginan», señaló. «Yo tuve que salir y mis otras hijas también. Todas estábamos amenazadas. No por llamadas, sino por policías cerca de la casa. Nos dimos cuenta de que nos estaban siguiendo, tanto a mis hijas como a mí, y a su marido. Y María Corina nos dijo: 'Váyanse para donde quieran, para donde puedan, pero váyanse de Venezuela'. Estábamos en peligro. Era muy fácil secuestrar a cualquiera y presionarla a ella».
En cuanto a si estaba preocupada por la seguridad de María Corina, aseguró que confiaba en Dios.
Preocupada por su seguridad
Entre los familiares que han volado a Oslo está también Clara, una de las hemanas de la galardonada, que vive en un país que prefiere que omitamos «por seguridad». Tampoco ella supo decirnos cuándo iba a llegar María Corina. Y a pesar de la incertidumbre que rodeo toda la jornada, se mostró «con mucha esperanza y muchas expectativas. Estoy con una actitud positiva, esperando a que ella entre por esa puerta», declaró en el interior del Grand Hotel por la tarde.
Clara hace un año y medio que no ve a su hermana. «Afortunadamente podemos hablar de manera frecuente, aunque no tanto como nos gustaría –lamenta–. La pandemia nos enseñó a relacionarnos a distancia, pero nada se compara al abrazo físico. Nada. Ha sido muy duro, sobre todo para ella. Lo que yo quiero como hermana es abrazarla, tocarla, verla vivir su vida».
Recuerda que la última conversación que mantuvo con María Corina fue hace ocho días, en la que su hermana le decía lo de siempre: «Vamos para adelante. Nos vamos a ver pronto. Mucha calma, mucha fuerza, mucho optimismo».
«Lo que yo quiero como hermana es abrazarla, tocarla, verla vivir su vida»
Clara Machado
Hermana de la premio Nobel de la Paz
En cuanto a los hijos de la líder opositora –Ana Corina, Ricardo y Henrique–, presentes también en Oslo, aseguró que estaban «muy fuertes, muy unidos, y también con mucho optimismo. Y todos apoyándola, detrás de ella».
Preguntada por ABC si estaba preocupada por la seguridad de su hermana, tanto por ir a Oslo como para regresar a Venezuela, confesó que «estaba preocupada por ella todos los días, desde hace veinte años. No hay otra manera de hacerlo. Con el mismo coraje con la que ella lo enfrenta, nosotros tenemos que intentar tener una valentía parecida, porque igual es imposible. Tenemos que tener optimismo y no transmitirle más angustia, sino todo lo contrario. Tener fe en ella y en la causa. Y María Corina va a hacer lo que considere que es sensato hacer. Debemos creer en ella y no dudar».
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