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Mussolini: el golpe fascista que oscureció el mundo

Primer ministro de Italia con poderes dictatoriales desde 1922 hasta 1943

Mussolini, a su llegada a Roma el 29 de octubre de 1922 ABC
Israel Viana

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Diario ABC, 26 de octubre de 1922. Bajo el titular de «La amenaza fascista», el diario de Don Torcuato Luca de Tena informaba del asalto al poder con el que Benito Mussolini iba a cambiar el rumbo de la historia. «Os digo con toda solemnidad: o se nos entrega el Gobierno o lo tomaremos marchando sobre Roma», aseguró en Nápoles ante 40.000 camisas negras , que respondieron a grito de: «¡ A Roma, a Roma !».

Un día antes de esta portada de la Conferencia de Lausana (Suiza), su primer acto internacional, el Parlamento dio a Mussolini plenos poderes económicos y administrativos para «restablecer el orden» en Italia.

Cuatro días después, el futuro «Duce» entraba en la capital italiana dejando varios muertos, heridos y edificios públicos destruidos por el camino, mientras los periódicos a este lado del Mediterráneo se esforzaban por averiguar, analizar y explicar a sus lectores en qué consistía aquel nuevo régimen que acababa de surgir por sorpresa. Ramiro de Maeztu lo definió en « El Sol » como «un movimiento político inclasificable dentro de los casilleros del siglo XX». El escritor y periodista Manuel Bueno se preguntaba en el « El Imparcial »: «¿Cómo una fuerza que era considerada hasta ayer un elemento de desorden ha podido conquistar el poder en Italia?». Y en el editorial del diario « España » podía leerse: «Si mira el lector el camino recorrido por el fascismo desde que nació oscuramente hasta alcanzar su actual omnipotencia, participará seguramente de la estupefacción que se apodera de nosotros». No hay que olvidar que Mussolini era una auténtico desconocido en la política italiana dos años antes. Contaba con menos de mil seguidores. En la elecciones de 1919, de hecho, obtuvo solo 5.000 votos de los 270.000 de Milán, la ciudad por la que se presentó, y ni siquiera consiguió ser elegido diputado al Parlamento.

Cuando forzó su nombramiento como primer ministro en 1922, el mundo tampoco podía imaginarse que aquel episodio terminaría por convertirse en uno de los más importantes de la historia de mundo actual, clave para entender el surgimiento de muchos de los regímenes dictatoriales de los años posteriores (España, Bulgaria, Turquía, Portugal, Alemania) y causa indirecta de la muerte de más de 60 millones de personas en la Segunda Guerra Mundial por su influencia sobre Hitler . Sin saberlo, Mussolini estaba marcando el camino al «Führer» para su futura empresa al arrebatarle el gobierno a Luigi Facta y poner fin al sistema parlamentario, para instaurar el primer régimen fascista del mundo. El máximo responsable del Holocausto lo reconocería años después: «Los camisas marrones probablemente no hubieran existido sin los camisas negras. La marcha de 1922 sobre Roma fue uno de los hitos de la historia y nos llenó de ánimo. Si a Mussolini le hubiese vencido en velocidad el fascismo, no sé si nosotros hubiésemos podido resistir. El nacionalsocialismo era en esta época una planta muy débil».

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