«La soledad no entiende de clases sociales, de sexos... y se siente a todas las edades»

Javier Benavente, fundador y presidente de honor de esta fundación, explicó durante la presentación que el objetivo «es sensibilizar a la población de esta realidad y servir de oxígeno a las personas que sufren las garras de la soledad. A veces basta con darles un sencillo 'buenos días' para que sientan que su vida en blanco y negro se llena de color. Tenemos la responsabilidad de hacer algo contra la lacra de la soledad que nos enferma y nos marchita y, lo primero, es tomar conciencia del problema».

Cipri Quintas, presidente de Fundación Vivofácil, añadió que «poner el foco en la soledad es ponerlo sobre nosotros mismos porque la soledad nos acompaña a todos allí donde vayamos. Es una pandemia en la actualidad, pero la gran virtud es que está en manos de cada uno de nosotros el poder cambiar la situación».

Para Mar Aguilera, directora general de la fundación, manifestó muy rotunda que la soledad crea un daño estructural en nuestra sociedad. «El 98% de las personas que hemos preguntado afirmaban sentirse solas incluso estando en compañía, lo que puede llevar a padecer enfermedades mentales. Pero también resulta muy preocupante que el 78% aseguren que la sociedad actual no ofrece soluciones para paliar esta pandemia que tanto daño produce. Sensibilizar acerca de los efectos perjudiciales de la soledad no deseada es dar el primer paso para resolverlo».

Para dar a conocer este problema y concienciar sobre él, el cineasta Rodolfo Montero, galardonado con dos Goyas, académico de cine y reconocido internacionalmente por su cine social, retrata de forma muy realista los sentimientos y circunstancias que acechan a 8 protagonistas diversos: Darko Perich, actor de origen serbio afincado en España; Miguel Aguilera, joven influencer; Alberto Domingo, separado, campeón español de Judo; Honorine Mangomo, africana de Gabón y presidenta de la ONG Mwana Glenn; Nerea Lorenzo, joven poeta; Moisés Escobar, funcionario con parálisis cerebral; David Mayou, escritor con enfermedad mental y Lilya Chua, española de origen filipino, jubilada y cuidadora.

Montero se manifestó muy agradecido a las personas que han participado en la película «y han abierto su corazón para verbalizar los momentos tan difíciles que han pasado por sentirse solos, pero también por expresar su gran esperanza. Lo que está claro, y sobre lo que la película quiere dar a entender, es que la soledad no solo pasa en la vejez. La soledad no entiende de clases sociales, de sexos... y se siente a cualquier edad. Abordamos la soledad en la juventud, en los momentos de depresión, de separación de una pareja, la soledad del éxito... Hablar de ellos y escuchar a personas valientes capaces de exteriorizar sus sentimientos más profundos es una puerta a la esperanza y a la concienciación social de este problema«.