Regalos a los profesores: «No participar no sitúa a la familia en un lugar inferior, sino en la coherencia con su forma de educar»
Yolanda Mendívil, terapeuta familiar, apunta que «al tener claro cuál es nuestra identidad y modelo, «cómo se hacen las cosas en esta familia», podemos sacar del foco «lo que hace el grupo» y ponerlo en «lo que necesita mi hijo para construir una relación sana con su profe»
¿Regalos a los profesiones por Navidad sí o no? Este es un melón que muchos padres se esperan con temor a que alguien lo abra en el grupo de WhatsApp del colegio, mientras otros lo esperan con gran ilusión. El debate esta servido.
Yolanda ... Mendívil, terapeuta familiar acreditada por la FEATF (Federación Española de Asociaciones de Terapia Familiar) y psicóloga, explica que muchos padres deciden hacer regalos a los profesores por estas fechas porque en esta época se despierta ese «espíritu navideño», que reconecta con sentimientos de amor, paz y solidaridad. «Se cambia la rutina de todo el año y se recuperan rituales con los que reafirmamos relaciones. Uno de esos ritos es el de reconocer el trabajo de los docentes, en los que hemos delegado buena parte de la educación de nuestros hijos. Es por esto que muchos padres, pueden sentir la necesidad de agradecer el trabajo que los profesores y los docentes hacen no solo a nivel educativo, sino también a nivel emocional«.
La pregunta es, ¿de qué forma se toma esta decisión? Y es que en muchas ocasiones esto se hace de manera automática, entre adultos y sin tener en cuenta que quien verdaderamente vive la relación es el niño.
Regalar puede ser un gesto precioso, sí, pero cobra sentido cuando nace del vínculo real que el niño construye con su profesor, y no solo de una dinámica social entre padres.
¿En qué lugar deja a aquellas familias que no quieren gastarse dinero en comprar ningún regalo?
Cuando se percibe que la norma implícita del grupo, que lo que «está bien», es regalar, (entendido como gastar dinero), perdemos de vista el objetivo. Como padres, deberíamos ir un paso más allá y preguntarnos ¿cuál es la intención de comprar un regalo?, ¿para qué compramos un presente, cual es el sentido?
Una familia que decide no comprar no queda en peor lugar, y no debería vivirlo así. El valor no está en el regalo, sino en cómo se acompaña al niño a entender su relación con el docente. Qué le gustaría agradecer y cómo le gustaría expresarlo. La pertenencia no se juega en un detalle material, sino en la coherencia en la crianza. Los padres tienen que respetar sus propios valores y estilo educativo, y en el caso de que decidan no participar en el regalo, pueden conversar con el niño y ayudarle a expresar gratitud de otras maneras. No participar en un regalo económico no sitúa a la familia en ningún lugar inferior, simplemente la sitúa en coherencia con su manera de educar.
¿Cómo pueden los padres que no desean hacer regalos no sentirse presionados en los grupos de WhatsApp?
Cuando los padres tenemos claro cuál es nuestra identidad familiar, cuál es nuestro modelo y forma de actuar y «cómo se hacen las cosas en esta familia», podemos sacar del foco «lo que hace el grupo» y ponerlo en «lo que necesita mi hijo para construir una relación sana con su profe». Desde ahí, el límite se comunica con más serenidad: «Este año decidiremos con nuestro hijo cómo expresar agradecimiento a su profesor, pero no participaremos en el regalo grupal». No es una negativa al grupo, es un reposicionamiento educativo. Cuando los padres se apoyan en este criterio (en la relación del niño con su profesor) la presión se desinfla sola.
Los progenitores enseñan a sus hijos a no ceder ante la presión del grupo. ¿Por qué cuesta tanto cumplir con esta máxima siendo adultos?
Los adultos estamos muy acostumbrados a tomar decisiones en piloto automático, sin darnos cuenta y sin poner conciencia, pensando solo en «no desentonar» y en la pertenencia al grupo, porque nos solemos mover en dinámicas sociales.
La presión social no desaparece con la edad, simplemente cambia de forma. A los adultos nos cuesta más sostener un «no» porque puede parecer un gesto individual, casi rebelde, más que un posicionamiento. Sin embargo, cuando estamos educando a nuestros hijos, y pensamos en su aprendizaje, ponemos más el foco en su autonomía y en que mantengan su poder de decisión. Esto ya es un acto de coherencia educativa, y desde aquí, es mucho más fácil sostener el criterio propio.
¿Cómo explicar a un niño que él no va a regalar nada a su profesor para que no se sienta mal?
Una de las responsabilidades que tenemos como padres es acompañar a nuestros hijos en su crecimiento y su evolución, y eso empieza por escucharles para saber cómo se sienten, cuál es su relación con el profe, qué les gustaría expresar y cómo. Este es el punto de partida.
El gran reto de los padres es el de transmitir los valores familiares, que son los pilares en los que se basa el comportamiento y la manera en que el niño se va a relacionar con el mundo exterior. Por lo tanto, los padres debemos ser una guía y necesitamos ser coherentes entre lo que hacemos y lo que decimos para que esos valores se vuelvan significativos.
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Hay muchas maneras de expresar gratitud al maestro, y no siempre debe ser en forma de regalo comprado. Al niño se le puede decir: «En esta familia decidimos los regalos pensando en la relación que tú tienes con tu profe. Si quieres decirle algo bonito, escribirle una carta o hacerle un dibujo, te acompañamos». Así el niño no vive la decisión como una privación, sino como un criterio. No es un «no» impuesto, sino una forma de educar en valores y vínculos auténticos.
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