La noche más oscura de Madrid

Tras casi un día entero sin electricidad en todo el país, la capital continuaba sin poder solucionar los problemas de suministro. No fue hasta la medianoche que en gran parte de los barrios recuperaron la normalidad perdida durante todo el día del lunes. Unas horas después, la Red Eléctrica anunciaba el restablecimiento del 80% de la demanda peninsular.

Hasta que se llegó a ese esperado momento, las calles de la capital parecían sacadas de una distopía: avenidas completamente oscuras, como en los alrededores de Tirso De Molina, donde solo la linterna de los móviles (si tenías la suerte de haber guardado algo de batería); o varios establecimientos iluminados con velas rompían la negra noche de Madrid.

Aprovechando la nocturnidad, algunos salieron a las calles con guitarras, cajones y ganas de fiesta, que llegó a su punto álgido cuando las bombillas de las farolas se iluminaron.

Otros lugares, como el paseo de Recoletos, ya contaban con el alumbrado público y hacían algo más agradable la caminata, en muchos casos obligada, por las calles de Madrid. La suspensión del Metro y la casi imposibilidad de coger un autobús (todos repletos hasta los topes), convertían el desplazamiento a pie en la única manera para muchos de ir acercándose poco a poco a sus casas.

Otros muchos, no tuvieron esa suerte, la de dormir en sus casas. Miles de personas, que a primera hora de la mañana habían cogido un tren desde las estaciones de Atocha o Chamartín vieron suspendido su viaje a consecuencia del apagón. Sin tener donde ir y con la esperanza de poder subirse a un tren lo antes posible, miles de pasajeros decidieron hacer noche en la estación de Atocha.

Es el caso de Paco y su mujer Yoli. Vinieron a pasar el día festivo que fue ayer en Valencia a Madrid. El apagón los cogió visitando el museo Thyssen. «Era media mañana cuando todo se puso oscuro. Nos echaron del museo y nos fuimos a dar una vuelta por Madrid, pero no imaginábamos que íbamos a estar tantas horas sin luz», cuentan sentados en el suelo de la estación de tren de Atocha. Pasarán ahí la noche hasta que puedan volver a Valencia. Peor fue el viaje de Itziar. Esta bilbaína tenía como destino Barcelona. Cuando solo llevaban seis kilómetros recorridos, el tren se paró y ahí se quedaron durante diez horas. «La gente estaba tranquila. Hemos pasado mucho calor y nos ha costado que abrieran las puertas. Ha llegado un momento en el que la gente se ha desesperado y han salido», dice. También pasará la noche en la estación.

La gran parte de estas personas solo contaba con sus maletas o mochilas y se apiñaban en el suelo.

Aunque a media noche el ambiente era tranquilo en la estación de Atocha, cuando la oscuridad comenzó a echarse encima sobre las 21 horas y los pasajeros no sabían muy bien dónde meterse, las tensiones por que abrieran la estación se hicieron notar. Volvieron a resurgir en el momento en que la Cruz Roja junto a la Policía Nacional y el Samur repartieron mantas para hacer algo más agradable la noche.

Madrid también habilitó el Movistar Arena para que los viajeros pudieran pernoctar, así como otras estaciones como la de Chamartín.

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María Lozano

Cerca de la una de la madrugada, parecía que el milagro de restaurar el transporte estaba más cerca. El tren que había salido a las 10.30 de la mañana de Sevilla, llegaba a Madrid a las 0.53. Los pasajeros llegaban agotados y con el día perdido. Así lo sufrieron Pamela y su marido. Habían viajado a Madrid para una consulta médica, a la que nunca llegaron. Con el billete de vuelta perdido y sin donde quedarse, este matrimonio de más de 70 años solo buscaban poder volver a Sevilla: «Si un taxi nos lleva de vuelta a casa, ahí que nos vamos».

Sin embargo, solo fue un espejismo y además de ser la noche más oscura que Madrid recuerda, también será para muchos la más larga.