Al hilo de este mensaje del influencer valenciano Jesús Soriano (@soycomarero), muchos profesionales de la hostelería corroboran que la frasecita los tiene fritos por llevar años escuchándola.
Aunque también los hay que le echan humor al asunto. «Literalmente, al cliente que me dijo esa broma le devolví el vaso lleno, pero con cinta americana por debajo… o paró de reírse», relata uno de estos afectados, mientras que otro da fe de que la ocurrencia ha traspasado ya las fronteras españolas: «Soy camarero en Alemania y esa frase es mundial».
En lo que coinciden varios es que se trata de una «frase del manual del cuñao» y se compara con otros clásicos de barra de bar, como el «ponme una bicicleta» al pedir dos copas de vino de Rueda, el popular blanco.
También está el camarero que se pregunta cuánto dinero habría ganado ya si cada vez que le sueltan la frase hubiera percibido un euro, o quienes argumentan que se trata de una prueba más de la paciencia que deben tener para soportar además las quejas de otros consumidores relacionadas con defectos en el vaso, la espuma y otros detalles.
En cualquier caso, la cuestión no deja indiferente, ya que en X (antes Twitter), este hilo tiene casi 170.000 reproducciones en apenas dos días, lo que da una idea del eco que ha tomado el post de Jesús Soriano, quien ni siquiera opina al respecto, simplemente recuerda la afirmación.
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