«Salí corriendo de la clínica»
«Salí corriendo de la clínica, aterrorizada. Cerca de allí había una Iglesia. Entré en ella y hablé con el sacerdote. Él me aconsejó que acudiera acudiera a una asociación que ayudada a las mujeres que como yo estaban embarazadas y desesperadas...».
Damaris Aguilar es ... una mujer pequeña, muy morena, hondureña. Llegó a España hace dos años y poco después se quedó embarazada. Era su tercer hijo y significó un «agobio por toda la carga que supondría, sobre todo a nivel económico».
Lo primero que se le pasó por la cabeza fue abortar, pero entró en la clínica se el mundo encima. No se arrepiente, asegura, mientras muestra orgullosa a su pequeña de cinco meses: «Viendo su carita me siento feliz de haberla traído al mundo y estoy segura de que Dios me dará fuerzas para darle todo lo que necesite».
Rania es rumana. Tiene 31 años y cuenta que «cuando me quedé embarazada pensé que abortar era la solución; estaba sola en este país, empezaba a trabajar y no quería dejarlo. Ya tenía cita para abortar, cuando unas amigas me presentaron a las voluntarias de una Asociación de ayuda a embarazadas. Me brindaron todo su apoyo, me informaron de las consecuencias y de los recursos disponibles... y no aborté. Ahora soy madre de un niño precioso».
Lucía, de 17 años, se encuentra igual de radiante: «Estoy embarazada. No estaba previsto, pero sucedió. Pensaba que mi familia me mataría al saberlo, tenía mucho miedo y pedí cita para abortar. Gracias a una amiga que me llevó a una Fundación que ayuda a chicas en mi situación, he podido hablar con mis padres, que me apoyan, y me van a ayudar cuando nazca mi hija. No voy a abortar, no hace falta, tengo el apoyo que necesito, seré madre muy joven, pero muy feliz».
Sin embargo, el final de Sara fue mucho más triste: «Tengo 18 años, y mis padres me han obligado a abortar a mi hijo. Estaba embarazada de ocho semanas, yo no quería abortar, pedí ayuda, pero mis padres me sacaron de la casa de acogida para chicas embarazadas y me llevaron engañada diciéndome que me permitirían tener a mi hijo, pero no fue así, no pude hacer nada por él. Estoy destrozada, no paro de llorar, no quiero ver a nadie, no quiero salir, sólo quiero irme con él».
La visión masculina
El actor y productor de la película «Bella», Eduardo Verástegui, fue el encargado de poner voz a la opinión masculina. Defendió una postura valiente y comprometida: «La sociedad masculina ha hecho suyo el mensaje feminista radical de que el hombre no cuenta en la decisión de seguir adelante con la vida que ha contribuido a engendrar. Esta responsabilidad paterna ha sido ahogada y muchos hombres, sobre todo jóvenes, han creído que no tenían nada que decir y que su «cincuenta por ciento» no tiene valor para defender una vida humana ¡Acabemos de una vez con esta mordaza que la ideología de género ha puesto sobre la boca de los hombres!», concluyó.
Noticias relacionadas
- Manifiesto en defensa de la vida, la mujer y la maternidad
- «Salí corriendo de la clínica»
- «Para que ninguna mujer se sienta sola y sea abocada al aborto»
- Cospedal cuestiona que la reforma se termine de aprobar
- De derechas y de izquierdas
- Viaje por la vida a ritmo de guitarra
- La protesta se extendió frente a la embajada de España en otros países
- Editorial: Masiva objeción al aborto
- Enfoque: ¿Es esto consenso, Zapatero?
- La Iglesia y el aborto , por Jorge Trias Sagnier
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete