'Foto finish' de un año pleno de altibajos

Lo peor: La muerte de Valeriano Bozal. A los 82 años falleció esta figura central de nuestra historiografía artística del último medio siglo, quien, más allá de su labor investigadora, ejerció un enorme influjo desde su docencia en las generaciones más jóvenes. Su rigor en el trabajo, su respecto a las fuentes, su seriedad metodológica eran las de los grandes.

Lo mejor: El anuncio del próximo pabellón de España en la Bienal de Venecia con la artista hispano peruana Sandra Gamarra y con el comisariado de Agustín Pérez Rubio. Una propuesta arriesgada y necesaria que se centrará en las consecuencias de la colonización española, abordando el museo como creador de relatos excluyentes.

Lo peor: Las elecciones autonómicas y municipales y, posteriormente, las elecciones nacionales (y la demora en la aprobación de los presupuestos generales del Estado) han provocado una ralentización en el correcto funcionamiento de las administraciones y una inestabilidad e incertidumbre de cara a la programación de 2024 de muchas instituciones públicas.

 Lo mejor: Difícil elección. Me inclino por la espléndida exposición 'Medardo Rosso. Pionero de la escultura moderna', comisariada por Gloria Moure, en la Fundación Mapfre de Madrid. Una gran oportunidad de conocer más y mejor a un magnífico autor, figura clave en la evolución del lenguaje escultórico moderno, injustamente opacado por la alargada sombra de Rodin.

Lo peor: La práctica superficial y la utilización desenfocada que muchos artistas plásticos crecientemente vienen haciendo de la ya casi ubicua IA (Inteligencia Artificial). Una auténtica 'Big Mother' de nuestro tiempo, generando en muchos casos obras prescindibles, innecesarias y forzadas. El debate, pues, no es si debe usarse o no, sino cómo y por qué hacerlo.

 Lo mejor: La muestra «La gran transformación. Picasso 1906» del MNCARS. Con ver el retrato de Gertrude Stein ya tenemos un 'síndrome de Stendhal', y si además la exposición está magistralmente comisariada por Eugenio Carmona y ofrece sugerencias para nuevas lecturas, solamente podemos entregarnos a los más sinceros elogios. Retomar a Picasso en 1906 es volver a la inflexión crucial de la vanguardia, al minuto previo al cubismo.

Lo peor: Sin embargo, la «sobredosis» picassiana de este 2023. Demasiados eventos conmemorativos y algunos de ellos traídos por los pelos o carentes de cualquier interés. Picasso puede dar para todo, pero también es bueno moderarse para no producir hartazgo. El pretexto del «Sin título» en La Casa Encendida o la comparación con el Greco en el Museo del Prado no aportaron nada. Todo sea disfrutar del 'living a celebration'.

Lo mejor: La excelente exposición, organizada por la Fundación Juan March de Madrid, 'Escala: Escultura (1945-2000)'. No solo presentaba obras pertinentes de algunos de los mejores artistas del siglo XX, sino que además desbordaba el espacio museográfico, por el vestíbulo, las escaleras y el jardín, con obras memorables.

Lo peor: La cancelación de la ayuda de 100.000 € que, desde hace 25 años venía otorgando anualmente la Comunidad de Madrid al Ateneo. Me parece un intento deliberado de hundir una institución centenaria, y de presionar a su Junta Directiva, por miserables diferencias ideológicas y políticas.

Lo mejor: El Museo del Prado da un paso más en el reconocimiento de su estrategia digital con el premio Webby a la mejor iniciativa mundial de Arte y Cultura en TikTok. Las claves de su éxito son tan antiguas como el propio museo: una divulgación cercana, rigurosa y a manos de expertos.

Lo peor: Maribel López, directora de ARCO, no volvió a apoyar medidas para la igualdad entre hombres y mujeres artistas en la feria porque le parecían algo «muy binario y reductor». El anodino programa comisariado sobre el Mediterráneo nos obligó a escuchar insufribles 'pregones flamencos' por los altavoces de Ifema. Sólo la seriedad galerística en otros sectores pudo solventar ambos bochornos.

Lo mejor: Todos esos espacios nuevos o instituciones que vienen a hacer algo más tupido un tejido artístico en España tan necesario como frágil. Pienso en la apertura del Museo de Colecciones Reales, el aterrizaje del Archivo Arkhé a Madrid, la apertura, tras años de trabajo, de la Fundación Hortensia Herrero...

Lo peor: El corporativismo del sector, que sale siempre en trompa a defender las buenas prácticas cuando el ataque es externo (generalmente, la injerencia política), pero que calla cuando esas buenas prácticas no las cumplen sus propios integrantes (y algo huele raro ya en Alcalá 31). También nos apena a todo lo que le tuvimos que decir adiós en 2023: A Bombas Gens, a la galería Juana de Aizpuru...

Lo mejor: Citas como 'Constellation' de Diane Arbus, en Arlés, o 'Permanent Red', de John Berger, en La Virreina de Barcelona. Dos citas rigurosas que ahondan en el saber artístico con una mirada ensayista y a la vez experiencial. Una desde LUMA, en Arlés, sobre la figura de Diane Arbus, esencial, con una escenografía que juega con la percepción de la fotografía en estado puro. La otra desde La Virreina John Berger como un ensayo transitable.

Lo peor: El 'Dalí Cibernético' del Centre d´Arts Digitals en Barcelona, así como la cancelación de la undécima edición de Fiebre Photobook Market en Madrid. 'Dalí Cibernético' es como una burla al intelecto y al rigor. Un reduccionista paseo por la obra del empurdanés banalizando su producción de manera pueril y derrochando medios. Mientras, la cancelación de Fiebre, tras una edición en 2022 con resultados inmejorables, arrasó los ánimos de la comunidad fotográfica. La cita con el fotolibro perdió sus apoyos, que esperamos que se recuperen para seguir con una cita indispensable.

Lo mejor: Aunque no hay que tomarse el Pritzker demasiado en serio, puntualmente tiene decisiones irreprochables. Así ha sido este año, en que ha galardonado a un arquitecto como Chipperfield, de carrera sólida y casi intachable. Una elección significativa para un momento en que la figura del arquitecto se está desdibujando y deconstruyendo.

Lo peor: El Pabellón Español en la Bienal de Venecia. Otro serio despropósito consecuencia de la errática deriva de la secretaría dirigida por Iñaqui Carnicero, que parece preferir las divagaciones pretenciosas a las realidades críticas. La enésima oportunidad lamentablemente malgastada para hablar de frente del estado de la arquitectura en España, señalando sus verdaderos problemas y también sus verdaderos éxitos.

Lo mejor: Me quedo con la exposición de Concha Martínez Barreto 'Cuando acaba el día' en el MARCO de Vigo por la claridad del proyecto de la artista y la coherencia plástica de los resultados tanto a nivel formal como conceptual.

Lo peor: En el otro extremo, la retrospectiva de Olga Mesa en el CGAC 'Cierro los ojos y me preparo para dar el gran salto'. Un estrepitoso fracaso a la hora de museizar las artes escénicas, con 'performances' de nueva creación y un montaje de dudoso interés para públicos de todas las edades.

Lo mejor: El Centro Botín por apostando por Tino Sehgal en su primera comparecencia en España. Aunque no sea su mejor pieza, han sido muy valientes asumiendo el riesgo de esta. También que se vayan limitando las exposiciones-cartela, volviendo a poner en valor la resolución plástica y visual de la investigación artística.

Lo peor: El exceso económico que se hace en las expos políticas en contraposición a las pocas políticas reales de ayuda a la investigación y producción de los creadores. Es tan paradójico como el uso de productos altamente contaminantes tanto en los ataques al patrimonio, como en la producción de expos y obras en defensa de la ecología.

Lo mejor: El espectacular montaje de Otobong Nkanga (Kano, Nigeria, 1974) en las salas acristaladas del IVAM. La artista, que ha participado en todas las grandes citas internacionales, de Kassel a Venecia, estaba prácticamente inédita en España. Se mostraron dibujos, grandes instalaciones hechas de materiales heterogéneos, de la tierra al jabón, 'performances', piezas realizadas con artesanos locales…

Lo peor: El innecesario revuelo que provocó Manuel Borja-Villel al no pronunciarse sobre su continuidad –que era contraria al código de buenas prácticas– al frente del Reina Sofía hasta el último día de su mandato. Obligó a posicionarse a muchísima gente que no quería hacerlo, apeló a un inexistente complot de 'la extrema derecha' y dio pie a un manifiesto encabezado por Hal Foster y Rosalind Krauss, nada menos. Todo esto para acabar confesando que había tomado la decisión de irse meses antes.

Lo mejor: 'Picasso escultor', la exposición del Museo Picasso Málaga (luego viajó al Guggenheim) que puso en valor la dimensión escultórica del artista, desarrollando una puesta en escena impactante mediante piezas icónicas y rotundas que evidenciaban su trascendental aportación a la redefinición de la escultura, y otras menos conocidas que invitaban a recorrer nuevos e insospechados caminos.

Lo peor: la escabechina en las direcciones de los principales –y de los no tan mediáticos también– centros expositivos gestionados por la Junta de Andalucía, con ceses como el de Álvarez Reyes en el CAAC (y no podemos olvidar el 'globo sonda' veraniego acerca del su desmantelamiento y su sustitución por un museo en las Atarazanas de Sevilla), y la negativa a convocar concursos públicos para unos, que ya habían incorporado antaño esta fórmula, mientras que, para otros, como el Museo Picasso Málaga, se ha convocado uno de carácter internacional que, por cierto, extrañamente se ha prorrogado y se dilata en su resolución.

Lo mejor: Lo más sobresaliente de este año que acaba ha sido disfrutar, con motivo del centenario de su nacimiento, de la exposición de Lucian Freud en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. En ella se mostró una curiosa selección de sus mejores obras en colaboración con la National Gallery de Londres.

Lo peor: Las desproporcionadas esculturas en 'Jaume Plensa. Poesía del silencio', la muestra de la Fundación Catalunya La Pedrera que puso en diálogo piezas del escultor con el edificio de Gaudí. Aunque la idea fuese en inicio interesante, el trabajo de Plensa no estuvo a la altura del espacio expositivo.

Lo mejor: Dos exposiciones del CAAC, que han ofrecido visibilidad y recuperado la importancia, mediante una mirada panóptica y dentro de un contexto conceptual e histórico amplio, de artistas y grupos creativos andaluces: 'Manuel Barbadillo. Arte Combinatoria', comisariada por Pepe Ýñiguez y Yolanda Torrubia, y 'Estampa Popular Sur', coordinada por Noemí de Haro.

Lo peor: La pérdida de Chema Cobo, que nos deja huérfanos de uno de los más activos miembros de la denominada Nueva Figuración Madrileña. Artista singular, ácido, de amplia y profunda erudición, explorador en los últimos tiempos de la desaparición de la imagen pictórica, cuya obra requeriría una merecida revisión crítica.

Lo mejor: La exposición 'Non Fungible Time' de Javier Núñez Gasco en Hilario Galguera. Su sorprendente propuesta trasciende el espacio de la galería para adentrarnos en el tiempo del metaverso. A través de un sistema que vincula el mundo físico y el digital, el espectador puede comprar (vía microchip) una foto que refleja un minuto concreto del día de la inauguración o un fragmento de mar digital en vídeo NFT correspondiente a uno de los 1.440 minutos de una jornada. ¡Todavía estáis a tiempo (real)!

Lo peor: La destitución de José Luis Pérez Pont. La imagen de cientos de personas alrededor del Centro del Carmen el día de su destitución demuestra el apoyo de la ciudadanía al que ha sido su director durante siete años disparando las visitas hasta un 90%. Pérez Pont ha luchado por los derechos de los agentes culturales, la igualdad, la educación, un museo inclusivo y, por supuesto, la transparencia. Esta claro que su desagradable despido nada tiene que ver con su gestión.

Lo mejor: Las fotografías de moda que Joana Biarnés realizó entre 1962 y 1972 y que en la Sala Canal de Isabel II nos devolvió la imagen de aquella España que ya quería ser moderna, en este caso a través de unas maneras, actitudes y vestimentas que, de hecho, estaban revolucionando nuestros hábitos, sensibilidades y perspectivas. Un emocionante regalo del pasado, ideal para tiempos tormentosos.

Lo peor: En este momento de rememoración anual, no puedo dejar de recordar que en mayo nos abandonó José Martínez Calvo, Pepe, como le llamábamos quienes tuvimos la suerte de conocerle y tratarle. Hombre elegante, entrañable, divertido y excelente galerista, le echaremos mucho en falta. Desde aquí, un fuerte abrazo a su pareja, querido Luis Valverde.