Los consejos de Andrea Rosario, psicóloga viral en TikTok para quererse más: «Tenemos un valor intrínseco que no depende de éxitos ni fracasos»
Con su obra 'Tu autoestima es un arte' aporta una guía para conocerse y derribar las barreras que impiden confiar en uno mismo y progresar
Cómo saber cuál es tu fortaleza emocional y cómo potenciarla
Cómo te tratas y cómo hablas a los demás: así influye en tu autoestima
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Iniciar sesión«Siempre me ha gustado pensar que somos obras de arte. como la 'Mona Lisa', ella bien puestecita en el Louvre. Una obra de arte de un altísimo valor y superreconocida. Si has ido alguna vez al Louvre o la has visto por otro ... lugar, te habrás dado cuenta de que está protegida con un vidrio que nos deja apreciar su valor y al mismo tiempo evita que la dañen. A mis ojos, la autoestima sería ese cristal...» . Con esta imagen arranca la psicóloga Andrea Rosario Sánchez su obra 'Tu autoestima es un arte' (Penguin Libros) en la que, con un lenguaje cercano y ejemplos didácticos basados en su vivencia y en casos reales aporta herramientas prácticas que permitan crear hábitos que ayuden a cultivar una buena autoestima.
Reconciliarse con el pasado, salir al mundo sin miedo a mostrarse como uno es realmente, reformular los pensamientos automáticos, mantener a raya la ansiedad, poner límites, aprender a valorarse y dejar de sufrir para vivir con más serenidad son algunos de los hitos que, según la autora, es posible conseguir si se trabaja la autoestima.
Con más de 240.000 seguidores en Tik Tok y 4,8 millones de 'Me gusta' (como @andreaapsicologia) la psicóloga es una de las divulgadoras sobre temas relacionados con la salud mental que más triunfa entre los más jóvenes. Ella bucea a diario en la mente de la generación Z y de parte de la generación Y o millennials. Descubrimos de su mano qué es lo que más les interesa...
A muchos psicólogos les cuesta llegar a los jóvenes porque no se manejan bien en las redes sociales, pero en su caso parece moverse en Tik Tok como pez en el agua. ¿Qué es lo que más preocupa a sus jóvenes seguidores?
La ansiedad y especialmente la ansiedad social. Sobre estos temas me hacen muchas consultas. También suelen contar que están pasando por depresiones y por trastornos alimenticios. Esas son las tres grandes preocupaciones de los jóvenes en torno a la salud mental, según mi experiencia tanto en consulta como en las redes sociales. Debo destacar que mis pacientes (terapia on line) suelen situarse en un rango mayoritario de entre 20 y 30 años y que los que consultan en Tik Tok son incluso más jóvenes.
Además es bastante común que bajo esas preocupaciones se esconda una baja autoestima. De hecho, muchas veces pueden mejorar los síntomas de estos trastornos si se trabaja con ella. Esto no quiere decir que la única razón por la que aparecen estos trastornos sea una baja autoestima, pues la mayoría de las veces es multifactorial, pero sí que es cierto que trabajándola se pueden mejorar mucho esas preocupaciones.
También les preocupan las relaciones de pareja, la dependencia emocional y la gestión de las rupturas pues a menudo se sienten solos y no saben cómo apoyarse en sus amigos o en sus familiares.
Menciona la ansiedad como una de las grandes preocupaciones de juventud, pero lo cierto es que es una palabra muy grande. ¿Cómo se manifiesta?
Sí, es algo que en realidad hemos sentido todos alguna vez y se puede manifestar como ese miedo, esos nervios que se sienten antes de hacer algo importante y puede incluir esa sensación rara en la tripa que puede llevar incluso al mareo o a la disociación. Y esto es normal siempre que no sea incapacitante y nos impida hacer cosas o nos aisle… No es una sensación agradable y muchos desarrollan miedo a la ansiedad o incluso pueden llegar a asociar determinados espacios o situaciones con la ansiedad. Es entonces cuando se convierte en un problema, pues te incapacita en tu vida.
Es algo común, por ejemplo, en los casos de la fobia social en los que la ansiedad viene por el miedo al rechazo. Lo importante es aprender gestionar ese miedo. No se trata de que no aparezca, eso no se puede evitar pues a lo largo de la vida nos sentiremos rechazados más de una vez y, de hecho, es normal que nos sintamos mal si sucede; pero debemos ser conscientes de que tenemos a nuestro alcance las herramientas necesarias para gestionarlo para no quedarnos ahí atrapados.
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En su obra hace referencia a la confusión en torno al concepto de la autoestima, pues asegura que a menudo se relaciona con la prepotencia o el narcisismo...
Sí, esto es algo que se ve desde la infancia. Si alguna vez algún niño se comportaba con confianza y se hacía valer muchos le decían que era un prepotente y un arrogante, así que yo crecí con la idea de que saber lo que uno vale, defenderse, tener claro lo que se quiere o aceptar un cumplido no era un valor. Y eso le pasa a los que confunden la prepotencia con la alta autoestima. La alta autoestima implica saber el valor que tienes, reconocerlo, querer mejorar, querer crecer y hacerlo desde un valor intrínseco, que siempre está ahí y que no cambia con las circunstancias, los éxitos, los fracasos y los rechazos. Sin embargo lo que algunos asocian a la autoestima es la tendencia narcisista que implica creer que uno está por encima de los demás o despreciarles e infravalorarles. Pero tener una alta autoestima no tiene nada que ver con eso, es más bien lo contrario, porque si uno se valora, también valora a los demás. De hecho, tener una buena autoestima aleja la envidia y las comparaciones negativas.
Hipersensibilidad, tendencia a alegrarse de los fracasos ajenos, necesidad de compararse... No es frecuente identificar con una baja autoestima algunas de las actitudes que usted señala como indicadores claros...
Está bien reconocer estos rasgos que normalmente no solemos identificar con una baja autoestima, pero no para fustigarse, sino como un punto de cambio para trabajar en ello desde el autoconocimiento. Es cierto, no obstante, que aunque se haya visto en los estudios que así lo corroboran que estos rasgos suelen darse en las personas con baja autoestima esto no quiere decir que todos los hipersensibles, por ejemplo, tengan una baja autoestima.
En cuanto a la necesidad de compararse, un rasgo común en las personas con baja autoestima es hacer comparaciones en aquellas tareas en las que creen que tienen más habilidad que el otro con el propósito de sentirse mejor, es decir, se comparan con los que consideran inferiores para sentirse mejores que ellos. En cambio las personas con una alta autoestima se comparan con los que valoran y aquellos de los que creen que pueden aprender para intentar mejorar.
Darse cuenta de cómo uno se compara con los demás puede ayudar a conocerse mejor y a ser consciente de que es más valioso y beneficioso compararse para aprender de otros y tomar como inspiración a quienes creemos que son mejores que nosotros.
También explica que la autoeficacia y el pesimismo pueden estar relacionados con la autoestima…
Sí, las personas que tienen una baja autoestima normalmente no están tan focalizadas en intentar mejorar sino en intentar paliar los efectos negativos que les causa el hecho de valorarse menos. Si te sientes mal contigo y tienes miedo al rechazo no te enfocarás en crecer, mejorar o proyectarte en lo que aporta valor en tu vida, sino que simplemente querrás sentirte mejor de lo que te sientes de alguna manera.
Además, si se tiene una baja autoestima también se suele tener una tendencia al pesimismo y a enfocarse en lo negativo.
¿Y qué implica relacionar los logros y los éxitos con la buena suerte?
Algo similar, pues atribuir todo lo que se consigue a la suerte es algo común en las personas con una baja autoestima. De hecho, aquellos con una mejor salud mental y mayor autoestima son capaces de atribuir sus logros a sus capacidades y relativizar los fracasos. Así, aunque sean conscientes de que haya podido influir en alguna medida el factor suerte, también son capaces de ver lo que pueden hacer para mejorar y es atribuible a sus capacidades.
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«Tu conducta suele ir dirigida a buscar verificar la idea que tienes de ti mismo». Destaca esa frase en la parte de su libro dedicada a la personalidad y es muy reveladora..
Si alguien nos dice 50 cosas positivas pero luego escuchamos una negativa y tenemos una autoimagen negativa, nos quedaremos con la frase negativa y olvidaremos el resto, así que es importante detectar si alguna vez hacemos esto, porque si uno se deja llevar por el pensamiento automático y se queda solo con lo negativo, estará reforzando continuamente la imagen negativa que tiene de sí mismo. Lo que nuestra mente busca siempre es la coherencia por lo que le resulta más fácil reforzar continuamente nuestro propio esquema mental. Tenemos que salir de ese bucle y romper ese esquema siendo conscientes de los atributos positivos que tenemos.
«La alta autoestima implica saber el valor que tienes, reconocerlo, querer mejorar, querer crecer y hacerlo desde un valor intrínseco, que siempre está ahí y que no cambia con las circunstancias, los éxitos, los fracasos y los rechazos»
Andrea Rosario Sánchez
¿Cómo se alimenta la autoestima?
Precisamente siendo consciente y focalizarse en buscar nuestros atributos y aspectos positivos, pero no hablo solo los logros, pues tampoco es positivo enfocarse en lo que se consigue, sino que me refiero a poner foco en nuestros valores, nuestras acciones y todo aquello que hacemos cada día de acuerdo a los valores que defendemos. Si por ejemplo la amabilidad es un valor importante para mí, podré alimentar mi autoestima siendo consciente de todo lo que he hecho ese día conforme a ese valor.
Hay que hacer un esfuerzo consciente para pensar todas aquellas cosas que me ayuden a alimentar y a generar una imagen positiva de mí y así dejar de retroalimentar la negativa.
En el capítulo 'Dime los estímulos que recibías y te diré quién eres se abre también el melón de la relación entre la autoestima y la infancia… ¿Cómo bucear en nuestra historia para entendernos mejor?
Entendernos es darnos una sensación de alivio. Algo que influye mucho en cómo nos valoramos hoy es el apoyo que recibíamos cuando éramos pequeños. Sentir que nuestros padres (o cuidadores) nos apoyaban incondicionalmente y no solo cuando les interesase es importante ya que si eso no sucede esa persona puede sentir que su valor depende de determinadas conductas y no de su valor intrínseco. Por ejemplo, si solo me reforzaban que sacaba buenas notas en el colegio y era lo único positivo que me decían en la infancia, tal vez pude aprender que solo valgo cuando saco buenas notas.
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Y además eso también nos afecta de adultos a la hora de construir las relaciones afectivas, según revela...
Sí, porque a través de nuestros cuidadores aprendemos qué debemos esperar de las personas que nos quieren. Por tanto si he sentido que mis padres han estado intermitentemente puede que cuando sea adulto tenga miedo a que alguien a quien quiera mucho desaparezca, por ejemplo. O si nunca han estado «presentes» de una forma clara en mi vida puedo pensar que las relaciones de pareja se basan en que no puedes confiar ni abrirte a los demás ni crear un vínculo seguro porque no es lo que has visto en tu casa. Y esto es un bucle porque si pienso que me van a abandonar, puedo estar todo el tiempo ansioso y estresado, viviré con celos y eso hará que mi pareja sienta que la relación no es sana y finalmente me abandone. Ahí habría que ser consciente de que no lo hace por mí sino por cómo me he comportado.
Hay que ser conscientes de la importancia de crear relaciones desde la seguridad porque aunque no hayamos tenido ese modelo de vínculo desde pequeños sí que se pueden aprender de adultos.
Durante la pandemia hemos sido más conscientes de los problemas de salud mental, ¿crees que han aumentado los casos o las patologías mentales entre los jóvenes o que son más conscientes de ello y se verbalizan más?
Por suerte se expresa más, aunque también es cierto que nuestra forma de vida puede estar propiciando que haya más trastornos de salud mental. Nos llaman muchas veces la «generación de cristal» porque no nos quedamos callados, pero creo lo que estamos intentando es evitar que se sigan los mismos patrones que se han seguido siempre: antes tenías que conformarte, aprender a gestionar lo que te venía de la forma en la que fuese, no cuestionabas nada, obedecías sin rechistar… Pero hoy estamos aprendiendo a buscar ayuda, a no conformarnos, a detectar lo que nos hace daño y a querer cambiarlo. Y eso es admirable en el caso de los jóvenes, de las personas aún más jóvenes que yo. Hay muchas ganas de mejorar y de aprender y eso es algo que veo en los veinteañeros o incluso en los más jóvenes pero no lo veo en otras generaciones, o al menos se ve menos.
Los jóvenes son más conscientes de que la vida es ahora y de que no hay que sacrificarse por un futuro del que no sabes nada, no hay que sacrificar tu salud mental por algo incierto. Y otras generaciones se basan en las creencias inflexibles, en la cultura del esfuerzo y en la rigidez. De hecho, a menudo se rechaza lo que no se entiende.
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