Así es Sanctum, el entrenamiento nómada que combina fitness, danza y meditación

Hasta esta localización alpina se desplazaron invitados por la organización de esta reunión entre jefes de Estado —está edición asistió, por ejemplo, el presidente argentino Javier Milei—, responsables de empresas con mucho peso en la economía mundial y miembros de la sociedad civil, Luuk Melisse y Gabriel Olszewski, creadores del Sanctum, que nación en la ciudad de Ámsterdam (Países Bajos) hace tres años.

Los creadores del Sanctum realizaron varias experiencias durante sus días en Davos, donde «inspiraron el autoempoderamiento, la conexión auténtica y el liderazgo innovador», como explicaron Melisse y Olszewski durante la cumbre celebrada en Suiza. Lo hicieron siendo fieles a las señas de identidad de la disciplina que han fundado: el movimiento, la atención plena y el significado, combinando técnicas de meditación, baile y fitness.

Así parten todas las experiencias de esta comunidad nómada, que organiza sesiones de distinta duración en distintos lugares del planeta. En España visitaron Marbella hace ya dos años y también han llevado el Sanctum a Ibiza, pero son habituales sus sesiones en capitales europeas como Ámsterdam o Londres, además de otras urbes no europeas como Abu Dhabi.

Las sesiones del Sanctum son grupales y siempre en emplazamientos especiales, inspiradores. El propio The Times definió la disciplina en un artículo reciente a raíz precisamente del Foro Económico Mundial como algo «más extraño de lo que pienses».

No es para menos ya que el Sanctum da forma a coreografías holísticas gracias a la combinación multidisciplinar de kundalini yoga, artes marciales, trabajo de la respiración y fitness. El objetivo, a grandes rasgos, es utilizar el cuerpo, ejercitarlo, pero poniéndolo al servicio de la mente y también del corazón, alineando la parte física con la emocional.

Dicen quienes lo han probado que se produce una sensación de libertad, de placer multisensorial, ya que se consigue durante sus sesiones dar rienda suelta a la mente al mismo tiempo que se fortalece el cuerpo mediante movimientos conscientes, como sí de un baile se tratase. Y cada uno lo hace siguiendo al maestro, en conexión con el grupo pero sobre todo consigo mismo, ya que la música, de alta frecuencia, no suena para todos, sino que cada persona que asiste a una sesión de Sanctum lleva sus propios cascos.

Para practicar Sanctum no hay más opción que obtener entradas para alguna de sus experiencias nómadas, que pueden tener lugar en distintos rincones del mundo.

Clases, retiros, viajes especiales y hasta un festival que en realidad es una macrosesión de unas dos horas y media dirigida por Luuk Melisse, uno de los fundadores del método de entrenamiento —más acceso a una afterparty de una hora— son las opciones que el método pone a disposición de sus seguidores.

Seguidores a los que los creadores de Sanctum aspiran a transportar en sus sesiones «a un estado eufórico, alcanzando un estado natural de euforia a través del poder del movimiento consciente, la música electrizante y la expresión emocional», explican.

Si lo consiguen o no dependerá de muchos factores. Entre otros, las circunstancias y gustos de quienes se atrevan a probar una sesión de Sanctum, pero está fuera de toda duda lo potente que es este método a nivel de imagen, tanto por los emplazamientos donde se hacen sus sesiones como por los movimientos hipnotizantes y la curiosidad que genera probar algo que, a priori, parece tan diferente a la mayoría de disciplinas y métodos deportivos existentes.