Otro Mundial, el mismo Metro

Está muy bien que España vaya a albergar el Mundial del Centenario, como apresuradamente se ha bautizado en recuerdo del siglo transcurrido desde que Uruguay alzó la primera copa del mundo en su propio suelo patrio. Y está mejor que Sevilla vaya a convertirse en una de las sedes impepinables del torneo. Por aforo del estadio de la Cartuja, por trayectoria e historia, por tamaño poblacional y por afición al fútbol como no hay otra ciudad en España. Aquí se juega alguno de los 101 (qué barbaridad) encuentros disponibles.

Para esa fecha, Sevilla habrá celebrado su propio centenario de la Exposición Iberoamericana de 1929 que es la fecha que la ciudad tiene subrayada en rojo en su calendario festivo de la década después de los hitos del quinto centenario de la boda del emperador Carlos con Isabel de Portugal en el Alcázar en 2026 y el siglo desde la reunión en el Ateneo que se toma por momento fundador de la literaria Generación del 27. Para esa fecha, verano de 2030, ¿habremos estrenado ya la línea 3 del metro?

La historia se repite, qué aburrimiento. En los años previos a la celebración del Mundial de 1982, la gran preocupación colectiva era que no se iba a llegar a tiempo para inaugurar la antigua línea 1 del metro que enlazaba las barriadas de La Plata y Los Carteros. La de ríos de tinta corrieron por Eduardo Dato conforme el pavimento se abombaba y se hundía con socavones que había que reparar constantemente hasta que se desechó la idea de ponerla en funcionamiento antes del campeonato futbolístico. Finalmente, el árbitro Lamo Castillo pegó el mangazo del siglo en el Brasil-URSS que inauguró los partidos en Sevilla a mediados de junio de 1982 sin que nadie pudiera bajarse del metro en la parada del gol sur del Pizjuán. Porque no funcionaba la línea.

¿Lo hará en 2030? Los que no vamos a volver a cumplir el medio siglo vivimos en un permanente 'dejà vu' con todo lo relacionado con las infraestructuras. Quedan siete años para que el esférico eche a rodar, como dirían los ínclitos compañeros radiofónicos, pero me temo –y no es apuesta a humo de pajas sino constatación del pasado– que los vagones del metro no van a estar rodando por la línea 3. A la vuelta del septenato nos volvemos a encontrar (DM) y ya me dirán ustedes si estaba en lo cierto con mi predicción o también me equivoqué en eso.