Suscribete a
ABC Premium

PERDIGONES DE PLATA

Mamarrachismo viejuno

Quizá todo responda a que somos una tropa atrapada por el síndrome de Peter Pan

La pasta y los impuestos

Sol naciente

Ramón Palomar

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Estas vacaciones, varios amigos, por separado, marcharon de visita hasta el cementerio de Sad Hill, el famoso decorado donde rodaron el duelo final de 'El bueno, el feo y el malo'. Mediante sinuosos engatusamientos lograron que les acompañasen sus parejas y sus hijos, obligados ... de ese modo a contemplar el histórico lugar plagado de cruces en fase de rigor mortis gracias al esfuerzo de unos audaces tipos que merecen todo mi respeto. Coinciden en lo que me han contado. Llegan allí y les arrastra la emoción, el demonio de la extravagancia. Andan más cerca de los 60 palos que del medio siglo. Pero eso no les impide tocarse con sombreros Stetson y esgrimir réplicas de un Colt. Uno incluso se enfundó un poncho. De esa guisa, sufren un fenómeno imparable; esto es, corretean encalabrinados entre las cruces y fingen disparar contra enemigos invisibles. Sus hijos veinteañeros flipan, sus esposas entienden que esos maridos siempre serán unos niños. «Ah, cómo disfruté, Ramón…», dijo uno. Estas confesiones me resultan chocantes. ¿Gente tan mayor haciendo el mamarracho?

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia