'Les enfants talibés'

En estas 'madrasas' para niños de cuatro o cinco años en adelante, únicamente se dedican a dos cosas: a aprender el Corán y a mendigar sin parar. Porque en el internado solo se les enseña el Corán en árabe. Solo en árabe. Ni pizca de francés o wólof (oficial en Senegal).

Cuando salen del 'aula' coránica su deber en la vida y su siguiente etapa de formación es mendigar. Y mendigar. Horas y horas. Días y días. Entre basura, insectos, bajo un calor insoportable. Los 'talibanitos' van sucios, descalzos por callejuelas de tierra, barro y ratas. Sin ropa decente y, eso sí, con la mitad de un bote de plástico o media lata para pedir una moneda.

Muchos muestran heridas de sarna o tiña en la cabeza. Están enfermos y malnutridos, contagiados unos de otros. Duermen apiñados en habitáculos infectos. Inhumanos. Sin higiene alguna. Las pocas monedas que consiguen (si es que logran alguna) se entregan directamente a su responsable. De lo contrario, son castigados a latigazos. Cuando algún cooperante u hombre blanco («toubat, toubat») les da algo de comida se lanzan como pequeñas alimañas hambrientas. Como moscas.

Estos niños 'talibés' son el perfecto ejemplo del futuro imposible. No aprenderán nada nunca (salvo el Corán), solo hablarán árabe (y mal). Nacen y malviven en la mendicidad más atroz. Su único futuro pasa por el milagro de encontrar un trabajo (en negro y esclavizado) o emigrar cuando una mafia les atrape a los catorce o quince años. Cuando sean víctimas de trata.

Es impresionante. Inenarrable. Dan miedo y una pena infinita. Te rodean, te piden una moneda, te tocan el reloj... y pienso hasta en su calificativo 'talibés' (talibanes, pero chiquititos). Porque hasta el nombre pone la piel de gallina. Talibanitos mugrientos, a cientos, solo aprendiendo el Corán y mendigando entre la nada más absoluta. ¿Y sabe qué? Viendo a estos niños se entiende y se llora algo mejor el inmenso drama de la emigración. Aunque sólo sea en el porcentaje de población que suponen.

'Les enfants talibés' no se me van a borrar de la memoria en mucho tiempo. Es más, espero que no se me olviden nunca.

PD: ¿Tú/usted qué haría en su lugar, solo pensando en el futuro? Yo, desde luego, también me tiraría al mar.