Desde Senegal... a 1.500 kilómetros de Canarias

Escribo estas líneas desde Senegal, hasta hace poco uno de los países más 'estables' de África. Si miro hacia el nordeste y pienso en 1.500 kilómetros más allá veo el paraíso europeo de las Canarias. E intento ponerme en el lugar de uno de estos hombres, fuertes y hambrientos que esperan delante de mí, ahora mismo, a zarpar en un cayuco. Quizás para morir en el intento.

Datos: En África viven 1.300 millones de personas equivalentes al 17 por ciento de la población mundial. En 2050 serán 2.500 millones (el 25 por ciento del planeta). De estos, 1.000 millones serán menores de edad (el 40 por ciento de los niños de todo el mundo). ¿Se imaginan?

Según el Banco Mundial, el 60 por ciento del desempleo en África son jóvenes parados. Y el 95 por ciento que logra trabajar lo hace en la economía sumergida. El 10 por ciento de los menores mueren antes de cumplir los cinco años. En África se producen más de la mitad de las muertes infantiles de todo el mundo.

Insisto: ¿Usted qué haría?

Y vuelvo a mirar hacia Canarias: en lo que llevamos de año han llegado a las islas 26.000 inmigrantes (un 80 por ciento más que en todo 2022). Se calcula que habrían muerto casi 2.000 personas en el trayecto. La inmensa mayoría parten desde Mbour o Saint Luois en Senegal. Quienes saben de esto me advierten que la inmensa mayoría de inmigrantes africanos son internos. Del Chad a Camerún, de Malí a Senegal, de Sudán a Egipto, del Congo a ninguna parte...

Entre medias de todo ello, Putin y China a miles de kilómetros jugando a un atroz tetris humano, sin respetar ni uno solo de los derechos humanos y sacando hasta el último gramo de tierras raras y minerales. Y todo ello de la mano de regímenes rebosantes de corrupción, de armas y sin escrúpulo alguno hacia su propia gente.

Y me quedan las mafias que confirman que el tráfico de personas y la trata rentan más que las armas y la droga. Los precios del «pasaje» entre África y Canarias oscilan entre 1.000 y 6.000 euros, según del poder adquisitivo del inmigrante. Así, el patrón de un cayuco puede sacarse hasta 80.000 euros en un viaje.

PD: Mi maestro y antiguo jefe en Europa Press (exdirector de ABC), José Luis Cebrián Boné, me dijo días atrás: «Cada vez que veo los ojos de uno de esos chicos africanos que llegan a Canarias... veo su mirada y pienso que es como yo». Tal cual. Porque esa mirada, venga de quien venga, es la mismísima dignidad del ser humano.