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Visitas presidenciales de EE.UU: del chiste que desarmó a Eisenhower a los desaires socialistas

Quince años después de la última visita de un presidente a España, Barack Obama viajará a España del 9 al 11 de julio

César Cervera

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El escritor y director norteamericano Woody Allen afirmó en una ocasión con humor: «En Estados Unidos no se acuerdan de la guerra con España en 1898. Lo más viejo tiene diez años». Pero la memoria americano no siempre fue tan frágil. La Guerra de Cuba marcó de forma negativa las relaciones de EE.UU. con España y retrasó la normalización diplomática hasta bien avanzado el siglo XX. Alfonso XIII logró la firma de varios tratados comerciales a partir de 1902, sin mejorar por ello la percepción que se tenía del imperio derruido. España era el viejo enemigo y el cine representaba a los personajes españoles como los villanos a batir. En la película « The Sea Hawk » (El halcón del mar, 1940), Felipe II aparece retratado como un tirano fascista que contempla un enorme mapa del mundo y planifica la invasión de Inglaterra. Sin embargo, las turbulencias de la II Guerra Mundial alzaron a los nazis y, más tarde a los soviéticos, como los nuevos villanos.

De la noche al día, la dictadura de Francisco Franco mutó de elemento sospechoso –aliado con el Tercer Reich – a importante apoyo en el Mediterráneo durante la Guerra Fría . La alianza militar se materializó en el Pacto de Madrid de 1953 , que contemplaba la apertura de distintas bases militares en la península, entre ellas Rota, Morón y Torrejón de Ardoz. Las bases trajeron a España a 7.000 militares norteamericanos con sus familias, así como una serie de concesiones que permitieron al régimen de Franco salir del aislamiento internacional en el que se encontraba desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Dwight D. Eisenhower, la apertura al mundo

En 1955 España entró en las Naciones Unidas como muestra de que la comunidad internacional aceptaban el régimen como actor válido en el teatro internacional. El siguiente paso era que el presidente de EE.UU, en ese momento el republicano Dwight D. Eisenhower, aterrizara en España y estrechara la mano del dictador. Algo inevitable, salvo porque la URSS se ofreció sin éxito a retirar misiles soviéticos de Albania a cambio de que EE.UU. cerrara la bases en España.

Dwight D. Eisenhower llegó finalmente a España el 21 de diciembre de 1959, lo que quedó escenificado en dos fotografías. La primera « el abrazo con Franco en el aeropuerto », la otra en la que ambos charlas de forma amigable y riéndose de forma abierta. ¿Cuál era el motivo por el que se reían? Al parecer Franco le había contado un chiste de militares de la época de la independencia: «A un oficial herido en la cabeza al que van a operar le llega un despacho comunicándole que le han nombrado general. Se sube al caballo para ponerse al frente de sus hombres y el médico le dice que tiene una herida en la cabeza. El militar le contesta que para ser general no le hace falta la cabeza». Procedente de la milicia, Eisenhower encontró enormemente gracioso el chiste.

John F. Kennedy, los demócratas evitan España

A pesar de la normalización diplomática, los dos siguientes presidentes de EE.UU. no llegaron a visitar España. John F. Kennedy conoció el país en su juventud durante la Guerra Civil pero cuando llegó a la presidencia prefirió mantener las distancias con el régimen de Francisco Franco, al que no tenía gran simpatía y con el que se cruzó varios telegramas y cartas meramente protocolarias. Tras el asesinato del primer presidente católico, Lyndon B. Johnson se hizo cargo de la presidencia y sumergió definitivamente a EE.UU. en una complicada guerra en Vietnam.

Johnson tampoco visitaría España, pero las relaciones mejoraron dado que los norteamericanos requirieron la ayuda de todos sus aliados, viejos y nuevos, en Vietnam. La respuesta a la urgente petición americana de ayuda se inscribió oficialmente en el marco de los acuerdos entre España y Estados Unidos a través de la Oficina de Asistencia Militar del Mundo Libre (FWMAO, en inglés) y el servicio quedó bautizado como Misión Sanitaria de Ayuda al Vietnam del Sur . En total participaron 30 militares en distintas misiones, que duraron dos años.

Richard M. Nixon se preocupa por el futuro

En octubre de 1970, otro presidente de EE.UU. volvió a poner pie en España. Richard M. Nixon fue aclamado en las calles de Madrid por más de un millón de personas en su camino al Palacio del Pardo , donde se reunió con Franco durante hora y media. Una cena de gala en el Palacio de Oriente y despedida en el Aeropuerto de Barajas el día 3 de octubre. Durante toda la visita el tema central giró sobre que iba a ocurrir cuando Franco, ya con graves problemas de salud, faltara al frente del país.

Cuatro años después, el General Vernon Walters fue enviado por Nixon a entrevistarse con Franco y a abordar el asunto en profundidad. Walters, que había sido embajador en Alemania y las Naciones Unidas, concedió una entrevista a ABC el 15 de agosto del 2000 en Santander, donde codirigió, junto a Ramón Pérez-Maura , el curso: «Los presidentes de los Estados Unidos, de la Segunda Guerra Mundial a la Guerra del Golfo ». En la entrevista comentó que Nixon le envío a España para hablar con Franco sobre su muerte.

Al intuir el verdadero propósito de la visita del que había sido director de la CIA, Franco le espetó: «Lo que interesa realmente a su presidente es lo que acontecerá en España después de mi muerte, ¿no?», a lo que contestó: «Mi general, sí». Franco prosiguió: « Siéntese, se lo voy a decir . Yo he creado ciertas instituciones, nadie piensa que funcionarán. Están equivocados. El Príncipe será Rey, porque no hay alternativa. España irá lejos en el camino que desean ustedes, los ingleses y los franceses: democracia, pornografía, droga y qué sé yo. Habrá grandes locuras pero ninguna de ellas será fatal para España». Walters le dijo: «Pero mi general, ¿cómo puede usted estar seguro?». «Porque yo voy a dejar algo que no encontré al asumir el gobierno de este país hace cuarenta años», prosiguió Franco. El general Walters pensó que iba a decir las Fuerzas Armadas, pero dijo: «La clase media española. Diga a su presidente que confíe en el buen sentido del pueblo español, no habrá otra guerra civil».

Ford y Carter miran hacia la Transición

Tras el escándalo del caso Watergate, Gerald R. Ford ocupó la Casa Blanca y visitó España, el 31 de mayo de 1975, cuando apenas llevaba un año al frente de EE.UU. El presidente Ford y su esposa fueron recibidos en Barajas por el Jefe de Estado, Francisco Franco, el presidente del Gobierno, Arias Navarro y otras autoridades. Recibió las llaves de la ciudad de manos del Alcalde de Madrid. Años antes, el único presidente de EE.UU. que no ganó las elecciones acudió a España, siendo vicepresidente, para representar a su país durante las honras fúnebres del presidente del Gobierno español asesinado por ETA, Carrero Blanco.

En junio de 1980, con la Transición ya en marcha, Jimmy Carter se reunió con el Rey Juan Carlos I y el presidente del gobierno, Adolfo Suárez, en el marco de otra visita a España. Carter fue el primer presidente de Estados Unidos perteneciente al Partido Demócrata que viajaba a Madrid y su intención, más allá de renovar la cordialidad entre ambos países, era la de tomar la temperatura a la nueva situación política. Carter llegó a España tras asistir a una cumbre de los siete grandes que tuvo lugar en aquella ocasión en Venecia.

Los desaires socialistas a Ronald Reagan

Ronald Reagan fue el quinto presidente de Estados Unidos que aterrizó en España, haciéndolo en el año 1985. Reagan ya había pasado por el país, en julio de 1972, cuando era gobernador del Estado de California y enviado especial del entonces presidente Richard Nixon . En su estancia como presidente en la capital española se empapeló la ciudad con carteles que aludían a una serie muy popular del momento llamada «V el visitante» y cierto sentimiento antiamericano sustituyó a los recibimientos eufóricos de tiempos de Franco. Con Felipe González en La Moncloa, la sociedad debatía sobre el papel de España en la OTAN y la presencia bases norteamericanas en la península.

La estancia del presidente vivió varios descuidos de protocolo, la mayoría forzados por el ala antiamericana del Gobierno. Alfonso Guerra amagó hasta días antes con viajar a Hungría con motivo de otra cuestión diplomática; y el recibimiento del mandatario estadounidense en Barajas contó con escasa presencia de representantes del gobierno y se ausentó el alcalde de la capital, Enrique Tierno Galván . Razones protocolarias fueron asimismo las argüidas para evitar que Ronald Reagan pronunciara una conferencia en el Congreso español, celebrándose finalmente en la Fundación Juan March.

Una fuerte amistad interrumpida por Zapatero

George Bush, padre, se reunió en 1991 con el presidente del gobierno, Felipe González, el presidente soviético Gorbachov y asistió a la sesión inaugural de la Conferencia de Paz en Oriente Medio . George Bush y Mijail Gorbachov acordaron en Madrid la creación de dos grupos de trabajo para avanzar la puesta en práctica de las respectivas iniciativas de desarme y en la reducción de las armas nucleares, y ratificaron su firme compromiso de cooperar para el restablecimiento de la paz en Oriente Medio; pero, en realidad, consiguieron pocos resultados en un conflicto, entre palestinos e israelíes, que se alarga hasta la actualidad.

En diciembre de 1995, William J. Clinton realizó la primera de sus dos visitas a España como presidente, siendo el único en la historia que ha repetido en este destino diplomático. En la primera de ellas lo hizo de cara a asistir a la Cumbre de la Unión Europea y la segunda, solo dos años después, con la vista puesta en la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid. Durante esta segunda estancia también se desplazó a Palma de Mallorca y Granada, donde coincidió con el Rey Juan Carlos I y la Reina Sofía

Finalmente, la última visita de un presidente norteamericano a nuestro país aconteció en junio de 2001, en vísperas de los atentados contra las Torres Gemelas . George W. Bush mantuvo entrevistas con el Rey Juan Carlos y el presidente del Gobierno en ese momento, José María Aznar .

Y desde entonces, fundido a negro en lo que a visitas presidenciales se refiere. La llegada de José Luis Rodríguez Zapatero a La Moncloa en 2004 y su decisión de retirar unilateralmente las tropas de Irak y animar a otros países a seguir su ejemplo deterioró la relación bilateral, hasta el punto de que Zapatero tuvo que esperar a la elección de Barack Obama para ser recibido en el Despacho Oval en 2009.

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