Así son los restaurantes y bares más famosos de Buenos Aires

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El local del chef Gonzalo Aramburu en el exclusivo barrio Recoleta –se mudó allí en 2019, antes estaban en el obrero y peligroso Constitución- consiguió nada menos que dos estrellas Michelin, el único en lograrlas en esta primera edición. Su gastronómico acumula alabanzas de sus comensales y también de sus colegas, que aplaudieron de forma unánime el reconocimiento que le llega después de 16 años de sólido trabajo y tras haber sido uno de los primeros que apostó por la alta cocina en el país.

Junto con una carta de vinos argentinos que recorren su geografía, Aramburu ofrece un menú degustación de 16 pasos (unos 70 euros), con producto local aunque con técnicas y recetas que beben de las cocinas europeas, asiáticas y americana. Así, hay desde ostras, pescados o cordero hasta verduras o tartar de ciervo con hoja de shiso y centolla, uno de sus platos más conocidos. Este restaurante ocupó el puesto 36 y el 60 en el listado 'The 50 Best' de Latinoamérica en 2022 y este año, respectivamente, y además está dentro de la distinguida red Relais & Châteaux.

Como contrapartida a su experiencia, la novedad gastronómica en la ciudad del Obelisco la constituye Trescha, inaugurado en marzo pasado bajo el jovial impulso de su chef veinteañero, Tomás Treschanski, quien además de apuntarse una estrella Michelin para su gastronómico del barrio residencial de Villa Crespo hizo doblete al llevarse también el premio de la publicación francesa a mejor chef joven del año.

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En su local, elegante y solo para diez comensales por servicio, sirve un menú degustación de 14 pases (100 euros aprox.) que combina las técnicas más vanguardistas y complejas con el producto igualmente argentino.

El más conocido de este nuevo trío estrellado es Don Julio, la parrilla –este sí se dedica al recetario nacional y tiene a la carne y las brasas en el centro- ubicada en una esquina del barrio de moda de Buenos Aires, Palermo Soho. Allí el chef Guido Tassi esgrime el arte del fuego y el cuchillo, de los cortes y los tiempos, con un éxito abrumador que tiene el local siempre lleno, largas colas en la acera y a comensales como Leo Messi que le hacen ganar fama mundial.

Don Julio se llevó también una estrella verde Michelin por su enfoque sostenible –todos los vegetales son orgánicos, de cercanía y de temporada; los embutidos, caseros; la carne, premium de razas argentinas- y el premio individual a su sumiller, Martín Bruno. Pero además ocupa nada menos que el tercer puesto en el ranking 'The 50 Best' de América Latina y el 19 en el global 'The World's 50 Best'. Aquí se come a la carta, con variedad de platos que van, en el caso de la ternera a la parrilla, de los 30 a los 65 euros según la pieza, que no baja del medio kilo.

En la misma zona, Palermo, hay otras tres parrillas típicas que cosechan buenas críticas: El Preferido, de los mismos dueños que Don Julio y número 17 en 'The 50 Best Latam'; la cercana Lo de Jesús, un asador con grandes carnes y vinos ubicado en un antiguo almacén de ramos generales, y Doña Tota, esta más modesta y popular y con una decoración entregada al tributo a la madre de Diego Maradona, y por tanto al ídolo futbolístico.

Otras opciones para comer con garantías en esta zona de moda de la capital argentina, y probar distintas cocinas fusión, son el israelí Misiguene (recomendado por la Guía Michelin y 32 en 'The 50 Best Latam'); el irreverente asiático Niño Gordo (también recomendado por la publicación francesa y 43 en el otro ránking gastronómico) y el 'street food' de espíritu indio El Gran Dabbang, muy frecuentado por cocineros locales (26 en 'The 50').

En Chacarita, una zona fuera del circuito turístico marcada por su estación de trenes y autobuses y el cementario, se encuentra un local que agota también sus reservas: Anchoíta, estrella verde Michelin y 41 en 'The 50 Best Latam, creado pro del multifacético Enrique Piñeyro (piloto de avión, médico, actor, director de cine y también chef). O, en el otro extremo, se puede visitar el coqueto Barrio Norte y al hotel Four Seasons de Buenos Aires para comer las carnes maduradas asadas a la parrilla del restaurante Elena.

En cuanto a los bares –se dice de Buenos Aires que es 'la ciudad que nunca duerme', por lo que tanto en ocio como en actividad cultural la oferta es inmensa- en Palermo reinan tres: Tres Monos (número 11 en 'The Worlds 50 Best Bars'), Cochinchina (26) y Florería Atlántico (30).

Con la inflación argentina al 160 por ciento anual, y las medidas de ajuste y devaluación que está tomando el nuevo gobierno del presidente Javier Milei, los precios de los platos y menús no son fijos y acusan actualizaciones periódicas. Aún así, el cambio con el euro es conveniente y permite que comer y beber con este nivel de calidad y servicio –por no hablar de los vinos- sea un lujo que el turista se puede -y debe- dar.