Laura Rojas Marcos: «Para conciliar y cuidar a otras personas, primero hay que conocerse a sí mismo»
La investigadora y Doctora en Psicología Clínica y de la Salud advierte la importancia de encontrar un equilibrio interior para lograr paz interior y estar mejor con uno mismo y con los demás
«La mayoría de las personas con las que convivimos son no elegidas, empezando por los hijos»
«He luchado mucho, pero hoy me siento plena por disfrutar con mis hijos sin estar sujeta a horarios laborales»

Fundación Másfamilia acaba de celebrar el III Encuentro Anual de la comunidad efr para analizar el impacto de la conciliación en la sostenibilidad de las organizaciones y en el bienestar de las personas. Durante el encuentro, Laura Rojas Marcos, Doctora en Psicología Clínica y ... de la Salud, explicó las claves de inspiración y motivación para el cambio.
Reconoció que vivimos en un mundo VICA por ser volátil, incierto, complejo y ambiguo. «Este hecho produce en las personas mucha incertidumbre y que vivir el día a día se convierta en un verdadero desafío por las prisas a las que estamos sometidos porque tenemos que hacer todo a gran velocidad, corriendo. Acabamos agotados y estresados. Y eso hay que saber gestionarlo para poder conciliar con equilibrio».
Explicó que en la salud hay que contemplar principalmente tres dimensiones: la mental, la física y la social, todas relacionadas y se verán afectadas si no hay un correcto equilibrio. «En consulta veo cada día a muchas personas que buscan mejorar su salud y bienestar. Yo les ayudo diciéndolas que lo primero que tienen que hacer es asignar un orden a sus objetivos para entenderse a ellas mismas porque tanto el estrés como la frustración tienen un impacto directo en nuestra mente, en el cuerpo, en cómo nos comunicamos... Debemos preguntarnos '¿Cómo gestiono el equilibrio entre mis pensamientos, mis derechos, mis deberes...?'».
En su opinión el equilibrio es necesario para poder cuidar a otras personas. «Desde que venimos al mundo, desde que nacemos, nos esforzamos por encontrar ese equilibrio, en primer lugar, intentando sujetar nuestra cabeza, nuestro cuerpo y en poder caminar de pie sin caernos. Esto es muy parecido a lo que hacen nuestras emociones, que se esfuerzan por gestionar esos 'no sé' para aprender a tomar decisiones en función de nuestras prioridades. Es decir, hay que saber diferenciar entre los urgente, lo importante, lo que puede esperar y lo que no puede esperar. Hay que aprender a ordenarlo. Es necesario mantener una armonía interior porque afecta directamente a la salud mental».
Matizó que la salud mental no va separada del cuerpo, «como muchas personas llegan a creer. Van unidas. Y el equilibrio -matizó- es paz interior, a pesar de las dificultades y adversidades (porque nadie está libre de frustraciones, pérdidas, duelos...), pero aún así, para conciliar y ayudar a otras personas, debemos conocernos a nosotros mismos. Para aprender a conciliar debemos aprender de nuestros recursos y herramientas, y para eso hace falta dedicarse tiempo con amabilidad y escucha activa».
En ese ejercicio resaltó que lo esencial es conocer las fortalezas de cada uno, y las debilidades y no ponerse de perfil ante las flaquezas. «Cada uno debe tener en cuenta que tiene su propia personalidad, lo que es igual a temperamento y carácter».
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Para Rojas Marcos también es clave la coherencia entre lo uno dice, piensa y hace «porque las personas que no son coherentes despiertan desconfianza». Añadió que, además, asumimos que todo cambio en nuestra vida es peligroso, cuando no es así: «lo que pasa es que es incómodo, y en la vida hay que aprender a introducir nuevos hábitos. Si no cambiamos, podemos llegar a sentir el síndrome de estar quemado, cuando alcanzamos un nivel extremo y vemos que no hay salida a nuestra situación. Es decir, nos exigimos tanto que no tomamos perspectiva. El reto es pedir ayuda. El problema: que pedimos ayuda en un momento de pura desesperación. Debemos prevenir y pedir acompañamiento con antelación. No hay que sentir vergüenza y debemos aprender a procesar los cambios. No hay que olvidar que no llega más lejos el más fuerte, sino el que sabe ser flexible y adaptarse mejor a los cambios».
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