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Montaron una red de inmigración de cubanos tras recorrer ellos la ruta

Los miembros del grupo, ya desmantelado, aprovecharon esos desplazamientos para asentar sus alianzas criminales en varios países

Primero trabajaron con compatriotas asentados en Rusia; luego ampliaron el negocio hasta La Habana

Momento en el que la Policía entra en uno de los pisos de la red abc
Pablo Muñoz

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La Comisaría General de Extranjería y Documentación de la Policía ha desmantelado la principal red de inmigración ilegal de ciudadanos cubanos hacia Europa, de forma muy especial España. Serbia era en los últimos tiempos el primer punto del Viejo Continente que tocaban las víctimas y Grecia, que pertenece al espacio Schengen y que cuenta con unas fronteras muy complicadas de controlar, también tenía un papel clave. Los investigadores calculan que son más de cinco mil las personas de esa nacionalidad que han sido traficadas por una organización liderada por individuos del país caribeño que también hicieron la ruta antes y que aprovecharon los contactos que habían hecho en ese periplo para montar el negocio criminal.

Fuentes de la investigación consultadas por ABC explican que las ganancias eran enormes. «Cada mes traficaban con entre 150 y 200 personas. En algunos vuelos que salían de La Habana y llegaban hasta Serbia, previa escala en Frankfurt, el 80 por ciento del pasaje era cliente de la trama. Cada uno pagaba, si todo iba bien, 9.000 euros, pero era muy normal que surgieran problemas y entonces la factura aumentaba mucho. Y hay que tener en cuenta que la red operaba al menos desde 2021, aunque algunos de sus miembros ya trabajaba en el sector desde antes». Un cálculo aproximado del volumen de negocio se situaría en unos 45 millones.

Las cifras de la operación Gran Salto, en la que además de la Policía española han participado las de Serbia y Grecia —también Europol e Interpol—, son muy relevantes: 37 detenidos de los distintos escalones de la organización criminal, 21 de ellos en España —seis están en prisión provisional—, ocho en Serbia y otras tantos Grecia; catorce registros, ocho en nuestro país; 18 inmuebles bloqueados y 144 cuentas intervenidas. Asimismo, se arrestó a 25 cubanos que usaban documentación falsa.

En los registros se intervinieron casi 97.000 euros, más de 100.000 en divisas extranjeras —dólares norteamericanos, rublos y moneda serbia—, 450 documentos de identidad de varios países, tres vehículos, 16 teléfonos móviles, tres portátiles y numerosas tarjetas bancarias.

Aplicación de mensajería

La investigación arrancó al detectarse a numerosos cubanos con documentación falsa que intentaban entrar en Europa. Las gestiones policiales permitieron averiguar que todos ellos habían llegado gracias a una red que ofertaba sus servicios a cubanos en situación de vulnerabilidad a través de una conocida aplicación de mensajería.

Los policías comprobaron que la trama investigada contaba con células en varios países y que primero había comenzado a trabajar con cubanos que habían conseguido llegar a Rusia porque hasta 2021 en ese país no se les exigía visado de entrada por la cercanía entre los dos regímenes políticos. En esa etapa la red les facilitaba primero su llegada a Serbia y luego su entrada en el espacio Schengen.

Sin embargo, cuando las autoridades rusas decidieron pedir el visado a los cubanos la red criminal tuvo que adaptar su 'modus operandi' a las nuevas circunstancias. Por eso decidieron organizar ya los viajes desde La Habana y ofrecer un precio de 9.000 euros por el viaje hasta España. Como hasta entonces Serbia era el país que servía de 'nudo de comunicaciones' desde el que partían varias rutas que desembocaban primero en Grecia o Italia, para luego pasar a España.

La elección de Serbia no era casual. Hasta hace un mes este país no exigía visado y cuando lo cubanos llegaban allí la red les proporcionaba una carta de invitación para simular que habían entrado como turistas. El siguiente paso era alojarlos en un lugar próximo a la frontera de Macedonia del Norte, y de allí llevarlos a Grecia para luego llegar a España.

La otra posibilidad era ir desde Serbia a Bosnia-Herzegovina, para continuar a Croacia, Eslovenia, Italia y España. Para poder hacer esta ruta con garantías la red liderada desde España tenía alianzas con otras redes criminales que colaboraban para que los cubanos pudieran cruzar las fronteras. A veces cubrían el trayecto en el maletero de vehículos pero en la mayoría de las ocasiones lo hacían a pie, caminando durante 13 horas en la oscuridad, sin comida y en condiciones muy adversas. Además, las distintas células de la red criminal se aprovechaban de la vulnerabilidad de las víctimas, algunas menores, se producían estafas y robos. Los puntos concretos de entrada en cada país hasta alcanzar el espacio Schengen dependían de las vulnerabilidades que detectara la organización.

Como casi siempre en este tipo de organizaciones algunas de las víctimas, mujeres jóvenes, acababan en manos de redes de explotación sexual. La propia trama las escogía antes de salir de La Habana y se ocupaban de que durante el trayecto su deuda con los traficantes de seres humanos creciera sin que ellas pudieran hacer frente a la misma.

Vulnerables

Cuando llegaban a Grecia las chicas se encontraban en un país extraño, no conocían el idioma y además tenían que responder de una cantidad de dinero muy alta a la que no podían hacer frente. La red de inmigración ilegal entregaba entonces a estas chicas a una trama de explotación sexual que las obligaba a prostituirse bajo coacciones y en medio de un clima de gran violencia.

Para entrar en el espacio Schengen a través de Grecia la red desmantelada facilitaba a sus víctimas documentación falsa o un DNI auténtico, que constaban en las bases policiales como sustraídos o extraviados y cuyo titular guardaba parecido físico con el inmigrante irregular para que pudiera embarcar en un vuelo a España sin ser detectados.

La razón de elegir nuestro país de los cubanos era, sobre todo, la cultura común con la de los españoles, y mejorar su calidad de vida y oportunidades. Además, en nuestro país muchos tenían ya familiares o amigos, lo que suponía para ellos una red de acogida importante.

Una vez en España la propia organización se encargaba de recoger a sus clientes en el aeropuerto de Barajas, donde les explicaban los siguientes pasos a seguir y les daban el primer alojamiento. Luego, se desentendían de ellos.

Sin embargo, en no pocas ocasiones el destino final de estas personas era Estados Unidos, aunque para ello tuvieran que recorrerse medio mundo. De hecho, según las fuentes consultadas por ABC la red desmantelada también organizaba este segundo viaje, con escala en Nicaragua o en México.

Como ya se ha señalado, el precio ofertado por la red era de 9.000 euros, que incluían el viaje hasta España y la documentación necesaria para ello. En concreto, esta última les costaba unos 300 euros y si se la devolvían cuando cruzaban la frontera recuperaban 170. De esta forma, el mismo DNI era utilizado por inmigrantes distintos.

Varias células

En muchas ocasiones la cifra superaba mucho los 9.000 euros, por ejemplo si el cliente no podía salir de Grecia porque se detectaba que su documentación era falsa. Si eso sucedía, ellos debían hacerse cargo de su alojamiento, alimentación y, por supuesto, del coste de los nuevos papeles falsos, además del de las reservas de los nuevos vuelos.

La trama no estaba muy jerarquizada, aunque dentro de las diferentes células criminales que trabajaban juntas sí había liderazgos. «No había un único líder», explican las fuentes; en cada país operaba un grupo distinto especializado en una misión concreta.

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