El Ayuntamiento de Madrid recurrirá la sentencia del TSJM que anula la ordenanza de terrazas

El objetivo de Almeida es modificar la ordenanza «en aquellos términos en los que la sentencia se ha fijado y ha criticado y ha motivado el fallo» del TSJM, ha señalado este jueves. «Esa ordenanza de terrazas tiene margen de mejora, ahora es el momento de iniciar este proceso y seguir equilibrando el descanso vecinal con la apuesta por un sector importante como es la hostelería», ha añadido después la vicealcaldesa y portavoz municipal, Inma Sanz, en la rueda de prensa posterior a la Junta de Gobierno. En realidad, el ayuntamiento consigue ganar tiempo y evitar la firmeza inminente de la sentencia, hasta que el TSJM decida si admite el recurso de casación. En caso contrario, las terrazas volverían a 2013.

Antes de que la exvicealcaldesa Begoña Villacís (CS) impulsara su propia ordenanza, en plena proliferación de las terrazas Covid, los veladores se regían por la norma de 2013, más laxa respecto a los horarios de verano, pero menos permisiva en cuanto a configuraciones de terrazas. Si el TSJM anula definitivamente la ordenanza de 2022, las mesas y sillas en zonas terrizas, los taburetes en las esquinas, los horarios restringidos en los puntos calientes y las 31 «zonas tensionadas» declaradas por Villacís hace dos años desaparecerían. Los horarios de verano, sin embargo, no cambiarían gracias a una norma de la Comunidad de Madrid que también los recortó y que predomina sobre las reglas municipales.

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Cris de Quiroga

Alcalde ni vicealcaldesa avanzaron este jueves sus planes, más allá de que la próxima semana se abrirá el periodo de consulta pública para que los ciudadanos puedan aportar sus ideas. Es un trámite indispensable, esas semanas que se obviaron durante la elaboración de la ordenanza, uno de los defectos de forma señalados por el TSJM. Hace dos años los vecinos se sintieron apartados y, un mes después de que se aprobara la norma, el PSOE apeló a los tribunales «para devolverles el espacio público»; la denuncia que desencadenó la sentencia.

Mientras espera la decisión del juez, el Ayuntamiento de Madrid empieza a mover su maquinaria burocrática en previsión de que la ordenanza decaiga definitivamente y haya que confeccionar una nueva. Es un largo proceso de tramitación que podría alargarse unos ocho meses hasta su aprobación en el Pleno de Cibeles. Aun así, el equipo de Almeida está dispuesto a retocar un texto que nació con muchos intereses encontrados, los del Gobierno bicéfalo de PP y Ciudadanos y los de los concejales carmenistas que se escindieron de Más Madrid y que añadieron ciertos requisitos, como la prohibición de las estufas de gas a partir de 2024. El pasado diciembre, el TSJM anuló ese punto y el ayuntamiento no recurrió.