El horario de verano y los nuevos modelos de terrazas, en el aire tras la anulación del TSJM de la ordenanza

El limbo puede alargarse un mes: el plazo del que dispone el Ayuntamiento de Madrid para presentar un recurso de casación ante la sala de lo contencioso-administrativo del TSJM y evitar que la sentencia sea firme. Los servicios jurídicos municipales estudian ahora cómo proceder, según informó este miércoles la alcaldesa en funciones ―mientras dure la luna de miel de José Luis Martínez―Almeida-, Inma Sanz, que recomendó ser «prudentes». «De momento, yo creo que lo que hay que hacer es sentar las bases jurídicas de cuál es la situación, cuál es la afectación y cuáles serían los siguientes pasos en función de si hay un posible recurso de casación o no lo hay», declaró. Si no hay recurso, la sentencia se ejecuta y volveríamos a 2013, cuando regía otro horario de apertura y menos posibilidades para las terrazas.

Después de la carta blanca a las terrazas Covid de mayo de 2020, Villacís aprovechó para cambiar las reglas del juego de una normativa que consideraba obsoleta y con muchos puntos abiertos a interpretación. El Área de Vicealcaldía, entonces en manos de Ciudadanos, redactó el texto en tres meses y se aprobó en el pleno municipal de enero de 2022, con los votos del PP, Ciudadanos y el Grupo Mixto (los tres concejales carmenistas escindidos de Más Madrid). Apenas un mes después, el PSOE apeló a los tribunales «para devolver el espacio público a los vecinos». En la sentencia del pasado 11 de abril, el TSJM estima ese recurso y tumba la norma por «no ser conforme a derecho». La ordenanza no se sometió al pertinente periodo de información pública ―dos meses en los que cualquier decisión administrativa puede recibir alegaciones―, ni incluye los dos informes imprescindibles para justificar su impacto económico y evaluación ambiental.

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Aunque uno de los puntos más importantes (y polémicos) de la nueva ordenanza se centraba en regular las 3.000 terrazas Covid repartidas por la ciudad una vez retomada la normalidad, Villacís modificó otras cuestiones que ahora podrían regresar a su estado anterior. Por un lado, el horario de verano que, en contra de las peticiones vecinales, apenas se recortó una hora en el tramo más flexible, de las 2.30 horas hasta la 1.30 horas los viernes, sábados y vísperas de festivo durante el periodo estacional (del 15 de marzo al 31 de octubre). El resto de la semana, las terrazas pueden abrir hasta la medianoche, como estipulaba la norma de 2013. Por otro lado, las nuevas configuraciones que surgieron en pandemia, en zonas terrizas, esquinas y mesas altas de baja ocupación (con dos taburetes), podrían desaparecer.

El afán de Villacís con las terrazas le valió un apodo, Begoña Terracís, acuñado por Vox, que la exvicealcaldesa terminó asimilando: «Me voy a hacer camisetas de Terracís», dijo en una entrevista a 'El Español', «pletórica», unas semanas después de que se aprobara la renovada Ordenanza de Terrazas y Quioscos de Hostelería y Restauración. A lo largo de estos dos años de vigencia, sin embargo, la eficacia de la normativa no ha contentado a hosteleros ni vecinos.

«La ordenanza no ha funcionado, la gente tiene una especie de enfado, de decepción… Se luchó mucho para tener una ordenanza negociada y en condiciones», sentencia el presidente de la FRAVM (Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid), Enrique Villalobos. En 2022, los vecinos se rebelaron contra una norma que consideraban más laxa, confeccionada a medida de la hostelería, aunque el tiempo ha desinflado las protestas. «El desagrado no hay más que verlo en las redes, es verdad que no hay manifestaciones, pero por esa sensación de impotencia», asegura Villalobos. Confía en que el ayuntamiento no recurra la sentencia para «abrir un proceso de negociación real» y elaborar unas reglas que respeten el descanso de los vecinos.

Desde Hostelería Madrid, la mayor asociación del sector, señalan que la ordenanza «solo se ha puesto en marcha parcialmente y de manera limitada, porque las terrazas no se han terminado de adaptar». Los hosteleros, que en su momento valoraron «positivamente» la ordenanza, lamentan dos años después los «retrasos continuados en la resolución de las autorizaciones» porque las «juntas municipales tardan años en contestar a las solicitudes de los hosteleros cuando deben resolverlas en dos meses». Tras la resolución judicial, la asociación ve «una oportunidad para corregir errores», entre otras cosas, crear un órgano independiente de gestión de las licencias de terrazas, a imagen y semejanza de la Agencia de Actividades.

En la práctica, esta ordenanza no ha supuesto grandes cambios en las calles de Madrid. Uno de sus artículos clave prohibía las estufas de gas a partir del 1 de enero de 2024, pero el TSJM ―en esta ocasión, por un recurso de la Federación Española de Asociaciones y de Empresas Distribuidoras de Gases Licuados del Petróleo― lo anuló porque carecía de estudios sobre el nivel de contaminación de los casi 3.000 calefactores repartidos por la ciudad. Otro artículo, el que creaba las denominadas «zonas saturadas» de terrazas, se desvaneció pronto. En abril de 2022, Villacís presentó un mapa y revocó 89 licencias de veladores en 31 zonas saturadas, aunque la mayoría se correspondían con terrazas en bandas de aparcamiento. Y esa nueva figura, que prometía preservar el espacio público, se quedó en simples delimitaciones sin efecto, 31 acuerdos que también se esfumarían.

Aun así, el TSJM ha anulado la ordenanza porque «incumple el principio de buena administración» y el texto todavía puede salvarse. El consistorio puede recurrir y redactar los informes que faltan y someter la normativa al periodo de alegaciones. De lo contrario, en menos de un mes, la sentencia será firme; en la capital hay 6.356 terrazas, según los datos municipales del mes de febrero, y todas retrocederán a 2013.