Las terrazas Covid en bandas de aparcamiento se levantan de Madrid: «Tendremos que despedir a gente»

Desde el 1 de enero, en el espacio ganado por los bares a la calzada ya no puede haber actividad. Aunque algunos hacen caso omiso y, dos días más tarde, siguen colocando taburetes. Otros acatan órdenes municipales y desmontan esa terraza que tanto oxígeno les dio. Son las dos caras de la moneda y, para encontrarlas, en ocasiones, solo hace falta cruzar la calle. «Tenemos un mes para retirarla, pero ya no podemos dar servicio. Hemos apilado las mesas y quitado las sombrillas, hasta que vengan a recogerlas», cuentan desde la taberna La Daniela, en la calle del General Pardiñas.

Durante casi cuatro años, han aprovechado el permiso para instalar cinco mesas sobre un césped artificial que cubría el cemento de la calzada. Ahora lo tienen ya vallado para que nadie entre al espacio. «Fue una medida muy buena en su momento, una medida que agradecimos porque nadie quería oír hablar de interior de los restaurantes. Pero todo tiene un final y sabíamos que llegaría«, continúa una de las responsables de este restaurante del distrito de Salamanca, uno de los más afectados (junto a Chamberí) de las resistentes terrazas Covid, aunque en La Daniela ya las llaman »pos-Covid«. Entienden que los vecinos y trabajadores de la zona se quejen »y quieran recuperar sus plazas de aparcamiento«. »También son necesarias en un barrio como este«, opinan, antes de preparar el salón para las comidas.

A su lado, el reflejo de quienes todavía no las han levantado. En los dos locales contiguos, sobre tablones de madera instalados en la carretera, hay mesas, sillas e incluso estufas. Delante de uno de los bares, una franquicia de comida saludable, esperan media decena de repartidores. «Yo solo soy un camarero, no sé nada», dice sin más explicación la única persona que se encuentra en el establecimiento. En el de al lado, también con la terraza montada sobre la banda de estacionamiento, prefieren guardar silencio. La calle es una sucesión de ampliaciones de terrazas en áreas donde tendría que haber coches. En total, quedan 700 repartidas por la capital, el 10% del total.

El Ayuntamiento de Madrid, a través de la ordenanza de terrazas, ha dado de plazo un mes a los hosteleros para que desmonten los veladores. «Tienen todo el mes de enero para recoger, pero no pueden funcionar«, insistió este martes la vicealcaldesa de Madrid y delegada de Seguridad y Emergencias, Inmaculada Sanz. »Nos habíamos comprometido con los vecinos que no iban a continuar más tiempo y ya no pueden tener actividad«, subrayó la vicealcaldesa.

Lo que todavía no está claro es la sanción a la que se enfrentará quien incumpla la ordenanza. «Depende de las circunstancias. Hay que ver las actas que se levantan en cuanto a las inspecciones. En principio, si hay una primera acta y la terraza no se levanta habría una ejecución sustitutoria por parte de la administración», explicó Sanz. Eso sí, si alguna terraza Covid es cazada ejerciendo actividad, además de a la sanción, se enfrenta a tener que pagar el impuesto de ocupación.

En la paralela a General Pardiñas, en Díaz Porlier, están la cervecería Re-Ba y la cadena italiana Grosso Napoletano. En esta última, varios operarios trabajan en el desmontaje. Hoy ya no habrá rastro del velador. Al lado, en Re-Ba, el pequeño espacio sobre banda de aparcamiento (con capacidad para tres mesas y afectación a dos plazas) está señalizado con una cinta para que nadie lo pise. «Tendemos que despedir a la persona encargada de la terraza«, aseveran, mientras esperan a que el 8 de enero una empresa vaya a realizar la retirada. No serán los únicos, Hostelería Madrid cifra en 500 los despidos.

«La gente se ha acostumbrado a la terraza y en un bar pequeño como este hace mucho. Calculamos que perderemos el 50% de la facturación mensual», aseguran en Re-Ba, y se preguntan: «¿El ruido molesta a los vecinos de aquí y no a los de las otras zonas de Madrid en las que existen las terrazas?». La diferencia, aunque no estén de acuerdo, es que esos otros veladores sí tienen autorización y los de estacionamiento eran temporales. Por ello, piden al ayuntamiento que estudie implantar fórmulas para no perder esas mesas exteriores.

Y desde el consistorio recogen el guante. La vicealcaldesa Sanz ha abierto la puerta a analizar la instalación de mesas estrechas en aceras, siempre y cuando se respeten las medidas de accesibilidad peatonal, es decir, los 2,8 metros necesarios para que los transeúntes caminen o accedan a portales.

En Hostelería Madrid lo celebran. «Que se abran a estudiarlo y haya un criterio que impulse las terrazas formadas por mesas altas de baja ocupación es una muy buena noticia. Podría ser una solución para algunos locales, siempre que quede paso libre», opina el presidente, José Antonio Aparicio. «De hecho, esta fórmula está recogida en la ordenanza, pero los permisos han estado parados», dice el presidente de los hosteleros.

Sobre el fin de estas terrazas, Aparicio se muestra dividido. «Al superar la pandemia, tiene sentido que quede sin efecto, pero tenemos preocupación por la pérdida de empleo. En una terraza de 10 metros cuadrados es una persona, persona y media trabajando de media. Son 500 camareros despedidos«. Aparicio pide que el concepto de terraza en banda de estacionamiento no se pierda definitivamente. »En zonas concretas, como nuevos desarrollos con calles más anchas o distritos en los que no hay problemas de aparcamiento, sobre todo los periféricos, podría contemplarse que existiesen, siempre que haya un informe de movilidad favorable«, da como opción para casos excepcionales: »Obviamente no hablamos del centro de Madrid ni de zonas saturadas o de protección acústica«.

Y como hay opiniones para todos los gustos, desde las asociaciones de moradores festejan el adiós, aunque se muestran cautelosos. «Vamos a esperar a que pase este mes y haremos seguimiento. No confiamos del todo en que desaparezcan las que quedan, pero nos alegramos. Su retirada es fundamental tanto por el ruido como por la basura que generan», expresa Juan Carlos García, portavoz de Goya-Dalí.

También los representantes de los moradores de Chamberí aplauden. «Terraza Covid que veamos funcionando, terraza que vamos a denunciar«, confiesa Pilar Rodríguez, de El Organillo: »Se pusieron para cuatro meses y llevan cuatro años, el ayuntamiento ha sido muy generoso. Los vecinos también queremos volver a la normalidad anterior a la pandemia«.

Esa opción de mantenerlas en ciertas zonas todavía no está sobre la mesa del ayuntamiento, que confía en que los hosteleros cumplan la ordenanza. Algunos se resisten: «Es una ampliación, no una banda de aparcamiento», dice el gerente de un restaurante de la esquina de General Pardiñas con Hermosilla. Las líneas verdes del SER que rodean la terraza muestran lo contrario.