Rebelión vecinal contra la instalación de cocinas fantasma junto a un colegio: «900 niños respirarán el humo»
Los padres contemplan ir a los tribunales para frenar la puesta en marcha del proyecto, previsto para julio
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Iniciar sesiónEl ruido que provoca un martillo mecánico al taladrar la acera invade la calle de Alejandro Ferrant . Continuo y ensordecedor, acalla incluso las alegres voces de decenas de niños que juegan en el patio del colegio colindante, ajenos a las obras hasta ... ese momento. Dos operarios acordonan la zona para que nadie pase por el sitio en el que comienzan a cavar la zanja. «Tenemos que abrir un agujero de 60 centímetros bajo el suelo y 40 de ancho para meter tuberías de gas . Llega hasta la carretera», explica uno de los operarios, en un precario español. Desconoce el motivo por el que tienen que llevar a cabo los trabajos, pero asegura que no es la primera vez que acuden al enclave. «Mira, esos dos tubos que llevan gas al interior también los pusimos hace unos días», explica. Cuando se le cuenta que entre las cuatro paredes del número 8 del barrio de Delicias, en Arganzuela, se levantarán 12 restaurantes virtuales , el gesto se le tuerce. «¿Aquí dentro? Son muchos», dice tras emitir un suspiro.
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Los vecinos contemplan atónitos la escena. Hace menos de un mes descubrieron que una empresa había alquilado el bajo y el local que ocupa el patio de moradores con el objetivo de instalar en él 12 cocinas fantasma . Les preocupa su calidad de vida, pero más desazón les provoca pensar que sus hijos van a acudir todos los días a las aulas que estarán junto al futuro punto de ‘delivery’ . Cuatro chimeneas industriales salen ya del techo de la nave y asoman al patio de recreo del CEIP Miguel de Unamuno.
Desde que tuvieron conocimiento, los padres se han organizado –formando una suerte de rebelión vecinal– para intentar parar el proyecto. « 900 niños de entre tres y doce años van a respirar todos los humos que saldrán de las chimeneas , además del resto de vecinos. En el patio al que dan vivimos, aproximadamente, 1.500 personas», explica Noelia, una de las afectadas. La inquietud se ha extendido entre la Asociación de Familias de Alumnos del colegio público, que se sienten desprotegidas . Y no es para menos. Desde la primera chimenea a la zona de juegos de los alumnos de Infantil, los más pequeños, solo hay 20 metros y está situada a la misma altura. «No sabemos si exponer a los niños todos los días a los humos y olores será, a la larga, perjudicial para su salud . No hay estudios ambientales y no queremos que experimenten con nuestros hijos», sentencia Noelia.
Los residentes no se muestran en contra de la actividad, pero sí de que se vaya a ejecutar en una zona residencial . Argumentan que si el uso que se le va a dar al patio de vecinos va a ser industrial debería localizarse en una zona de las mismas características, como un polígono , para no afectar al día a día de los residentes. «Consideramos peligroso que una actividad industrial se sitúe aquí. Creemos que el riesgo de instalar una fábrica al lado de un colegio está claro», continúan.
La puesta en marcha de las cocinas fantasma o ‘ dark kitchens ’ prolifera a pasos agigantados en Madrid como consecuencia indirecta de la pandemia y los efectos que ha tenido en la hostelería. Como ya informó este periódico, hasta ahora las zonas más afectadas en la capital eran Tetuán y Prosperidad , pero las cocinas fantasma continúan apareciendo tras los bajos cerrados. En la calle de José Calvo hay ya 21 a pleno rendimiento; mientras que en la de Canillas el proyecto contempla la apertura de 38, un extremo que los vecinos intentan frenar con un recurso contencioso-administrativo que ha sido admitido a trámite. En Arganzuela , los padres y residentes planean seguir sus pasos y acudir a la Justicia si las obras avanzan para intentar evitar, de algún modo, el «despropósito». Se prevé que los trabajos finalicen en julio y ya entonces los hornos, vitrocerámicas y freidoras se activen.
Licencia
El problema no reside solo en la emisión de humos, gases u otros contaminantes. Tampoco en los ruidos que puedan generar los cocineros de los 12 restaurantes. Preocupa, además, el tráfico . El proyecto contempla el ir y venir de 468 repartidores al día. «Las calles son de un único sentido y carril y estrechas. Las motos o bicicletas del local tienen que atravesar toda la manzana y rodear el colegio para salir del local», explican los vecinos. La empresa, Cokukin, no piensa lo mismo. «Según estudios realizados por el Ayuntamiento de Madrid, el paseo de las Delicias tiene una Intensidad Media de Tráfico (IMD) entre los 5.000 y los 20.000 vehículos/día. Por lo que una incidencia de 468 vehículos más (siendo casi todos ellos bicicletas y motos eléctricas) no altera los índices», consta en el apartado de ‘Impacto Medioambiental’ de la licencia única de obras y apertura , a la que ha tenido acceso este diario.
En ella también defienden que los vehículos no eléctricos esperarán en el paseo de las Delicias, a 50 metros, y no llegarán hasta Alejandro Ferrant. «Para dicho cumplimiento existirá personal contratado con la única misión de controlarlo y organizar al personal de reparto», exponen: «En el local existe una amplia zona interior para la espera de motoristas y ciclistas, con lo que se consiguen 11 plazas de motos y 16 de bicicletas ». Los vecinos dudan que no tenga afectación al tráfico rodado. «Aunque esperen en el interior, por algún sitio tienen que salir, y si no invaden estas calles invadirán Delicias», critican.
En la solicitud presentada ante el Ayuntamiento para poder llevar a cabo las obras también especifican que la actividad se desarrollará todos los días entre las 10 y las 23.30 horas y que no pueden hacer una estimación de pedidos a la jornada ya que «depende del tipo de comida que se realiza». «No obstante, el máximo de pedidos posibles será de uno por cocina cada veinte minutos, por lo que la máxima estimación sería de 36 pedidos/hora », señalan los responsables que, tal y como consta en la documentación, se han amparado en la actividad anterior que tenía la nave, de 573,74 metros cuadrados, para poder operar: fábrica de muebles metálicos , en octubre de 1950. Hasta ahora, llevaba casi tres décadas en desuso. «La actividad a desarrollar es la de elaboración de platos preparados (cocina industrial) con zona de venta. Dicha actividad consiste en un local definido como industrial», argumentan, con la normativa actual de su parte. Desde el Área de Urbanismo, que dirige Mariano Fuentes, explican que las «chimeneas cumplen con la normativa que exige la Ordenanza de Calidad del Aire sobre extracción de humo y distancias de seguridad», del mismo modo que lo hacen las que ya hay instaladas en la capital y que pertenecen a «comedores de colegio, hospitales, restaurantes o empresas de hostelería o catering». «El volumen de humo que pueden expulsar está regulado y es el mismo tanto si hay un fuego como si hay 12», manifiestan.
Sin mención al centro
Lo que llama la atención es que, aunque en los planos sí consta la existencia del colegio, en ‘Características del entorno’ la empresa no lo cita. «Indicar que no existen residencias de mayores , centros sanitarios con hospitalización o urgencias a menos de 150 metros», dicen en ella.
PSOE y Más Madrid han pedido ya la paralización de la licencia , pero el Ayuntamiento defiende que la actividad de las cocinas fantasma se contempla en el uso industrial de los locales, aunque se modificará la normativa para darles mejor encaje y se realizarán inspecciones exhaustivas para comprobar que todo está correcto antes de que comiencen a funcionar. «Vamos a exigir un estudio de movilidad para que con carácter previo veamos todas las afecciones que se puedan producir como consecuencia de la instalación de estas cocinas y nos vamos a dirigir a la Comunidad de Madrid para que modifique el anexo quinto de la Ley de Evaluación Ambiental para que se sometan estas cocinas a una declaración de impacto ambiental», aseguró ayer en el Pleno del Consistorio el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. Mientras eso llega, los vecinos continuarán alzando la voz y se manifestarán el 8 de mayo desde el colegio hasta la Casa del Reloj con el objetivo de que las cocinas no prendan los fogones.
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