El triple crimen de las niñas de Alcàsser, un caso abierto treinta años después
La investigación judicial continúa abierta para hallar evidencias genéticas de la participación de Antonio Anglés antes de que se extinga su responsabilidad penal en 2029
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VALENCIA
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Iniciar sesiónEl próximo viernes se cumplen treinta años del hallazgo de los cadáveres de las niñas de Alcàsser. Aquel 27 de enero de 1993, dos apicultores se toparon con los cuerpos sin vida de Miriam, Toñi y Desirée mientras revisaban unas colmenas de su propiedad ... en el paraje del barranco de la Romana, ubicado en el municipio valenciano de Tous. Las menores habían sido secuestradas, violadas, torturadas y asesinadas. Sus restos mortales se encontraban maniatados, apilados y enterrados en una fosa, incluso dos de las adolescentes tenían la cabeza separada del cuerpo. Un crimen atroz que conmocionó a España y que, tres décadas después, continúa abierto, repleto de incógnitas y sin resolver.
La Justicia condenó a Miguel Ricart a 170 años de cárcel por el triple crimen de las niñas de Alcàsser, de los que cumplió 21 entre rejas gracias a la derogación de la doctrina Parot. Diez años después de su puesta en libertad, 'El Rubio' ha vuelto a ser noticia tras ser detenido por regentar un narcopiso en el barrio barcelonés del Raval. Desde su salida de la cárcel de Herrera de la Mancha, ha vivido entre la marginalidad y la caridad deambulando entre diferentes ciudades de España y Francia, mientras la investigación prosigue centrada en encontrar evidencias de la participación criminal de Antonio Anglés, considerado autor material del rapto, violación y asesinato de las menores, a través de la búsqueda de ADN en diferentes pruebas del caso, como el Opel Corsa de Ricart o la moqueta con la que fueron envueltos los cadáveres.
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El criminal hispano-brasileño continúa en busca y captura treinta años después de que se perdiera su rastro en una persecución de película que comenzó en Catarroja y terminó en el puerto de Dublín pasando por Lisboa. Muchas teorías han rodeado la figura de Antonio Anglés desde entonces, pero la realidad judicial es que en 2029 pasará a ser inimputable, por lo que el Juzgado de Instrucción número 6 de Alzira ha ordenado nuevas diligencias de investigación que corroboren su grado de participación.
«Anglés es basura carente de humanidad»
En su primera entrevista autorizada en treinta años, Miguel Ricart calificó a Anglés como «basura carente de humanidad» y de ser «un hombre muy frío y calculador», al mismo tiempo que negó su participación en el crimen. No obstante, reconoció no acordarse de dónde se encontraba el 13 de noviembre de 1992, día en el que desaparecieron las niñas cuando se disponían a ir a una fiesta de instituto en la discoteca Coolor de Picassent.
El único enjuiciado, sentenciado y encarcelado aludió a la inexistencia de pruebas genéticas que le inculpen en el crimen de las niñas y apuntó su disposición a someterse a la prueba del pentotal sódico, conocido popularmente como 'suero de la verdad'. «No tengo nada de qué arrepentirme y si he hecho algo mal en la vida que Dios me perdone pero en todo esto no», defendió.
No obstante, Ricart confesó su participación en los crímenes en tres declaraciones registradas el 27 y el 30 de enero y el 2 de marzo de 1993. Tres semanas más tarde, dio un giro radical a su relato negando su implicación y asegurando que la Guardia Civil le había forzado a autoinculparse. Un año después, acusó a Mauricio Anglés, hermano de Antonio, y a otro individuo más, tesis que fue descartada al no hallarse restos biológicos de ambos en la fosa de la Romana.
En las primeras narraciones de Ricart, confesó que él y Anglés recogieron a las chicas y las llevaron a una caseta abandonada, donde las ataron a un poste de madera, las golpearon y las violaron. Según este testimonio, Anglés cavó una fosa, disparó a las menores con una pistola en la cabeza, envolvió sus cuerpos en una alfombra y los cubrió de tierra. Ahora, treinta años después, vuelve a negar este relato y manifiesta que «no puede arrepentirse de algo que no ha hecho».
Nuevas pruebas genéticas
A Antonio Anglés, se le busca vivo o muerto. Pese a que la investigación judicial está virtualmente agotada, el Juzgado de Alzira mantiene abierta una pieza separada sobre el paradero de uno de los mayores prófugos de Europa en los últimos treinta años según la Interpol. De hecho, su ficha policial se actualiza cada año y recientemente se ha incorporado a la misma un retrato robot de cuál sería su estado físico actual.
Ante esta situación, la asociación Laxshmi para la lucha contra el crimen, que ejerce como acusación popular, ha conseguido que el magistrado autorice nuevas pruebas de búsqueda de ADN en distintas muestras y restos del terrible asesinato, con el objetivo de confirmar la implicación de Anglés antes de 2029, cuando se extinguirá su responsabilidad penal.
Sobre Anglés pesan todavía los cargos de rapto, violación, asesinato, inhumación de cadáver y tenencia ilícita de arma. Su ficha, el expediente 1993-9069, se puede consultar en la web de la Interpol en el apartado reservado a los fugitivos más peligrosos del mundo. Se le describe como un varón «desconfiado» de 56 años, ojos azules, 1,75 metros de altura, tatuajes en ambos brazos y un quiste sebáceo en la garganta sobre la nuez. Se indica, además, que toma Rohipnol para combatir la adicción a las drogas.
Por otro lado, la familia Anglés solicitó el pasado mes de septiembre en un Juzgado de Catarroja la declaración del fallecimiento de Antonio Anglés, debido a la gestión de una herencia después de que dos de sus hermanos murieran el pasado verano.
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