Fuga de Antonio Anglés: el día clave de la huida del asesino de las niñas de Alcàsser

El caso Alcàsser continúa envuelto, treinta años después, de una miscelánea de misterio, terror, teorías alternativas y un final sin escribir. ¿Dónde está Antonio Anglés? La instrucción judicial se encuentra totalmente agotada, salvo una pieza separada que queda abierta en el Juzgado de Instrucción número 6 de Alzira, dedicada exclusivamente a la localización del criminal hispano-brasileño, considerado uno de los prófugos más peligrosos de toda Europa.

En una entrevista reciente, la primera autorizada en treinta años, Miguel Ricart, el único enjuiciado, condenado y encarcelado por el rapto, violación y asesinato de las niñas, definió a Anglés como «basura carente de humanidad» y defendió su inocencia, pese a que en sus primeras declaraciones ante los agentes de la Guardia Civil reconoció haber participado en el crimen. Sobre el paradero de su compañero, ni rastro. «El día que lo detuvieron fue la última vez que lo vi», detalla.

Tres décadas después, no se ha descubierto ningún rastro, indicio o testimonio, por vago que fuera, de su posición. Se especuló con que saltó del barco en aguas irlandesas o que incluso pudo haber muerto antes de todo este recorrido pero, la realidad, es que nadie ha visto a Antonio Anglés desde 1993. Pero, ¿cómo pudo esquivar el cerco policial recorriendo de este a oeste toda la Península?

El 27 de enero de 1993 dos apicultores hallaron los cuerpos sin vida de las niñas en el paraje natural de La Romana, ubicado en Tous. Inmediatamente después, la Guardia Civil se personó en casa de los Anglés al encontrar en la escena del crimen un volante médico a nombre de uno de los hermanos de Antonio. Allí, detuvieron a Miguel Ricart mientras que el otro sospechoso se fugó, según los testimonios recogidos por la Benemérita, descolgándose con unas sábanas desde un cuarto piso y corriendo por los tejados de las casas adyacentes.

Esa misma noche, la pasó escondido en un antiguo corral situado en la localidad valenciana de Alborache y, dos días después, se tiene constancia de que acudió a una peluquería de Valencia a teñirse el pelo para cambiar su aspecto físico. El 30 de marzo, Anglés se refugió en una estación de tren abandonada en Villamarchante, donde vivió uno de los momentos más tensos de la huida cuando tuvo que correr monte a través después de avistar la presencia de la Guardia Civil.

Durante la primera semana de febrero de 1993, okupó un chalet deshabitado en Benaguasil hasta que el 10 de febrero, día clave en su huida, obligó a un agricultor a punta de navaja a que le llevara a Minglanilla (Cuenca), cruzando así la frontera de la provincia de Valencia. Allí, de acuerdo con las pesquisas, robó una furgoneta de un restaurante que utilizó durante varios días.

A partir de aquel 15 de febrero, el rastro de Anglés se difumina y las labores de búsqueda se vuelven infructuosas pese al gran despliegue policial. Así, se comienza a dar por buena la posibilidad de que ya se encontrara en Madrid, sobre todo después de que un hombre denunciara que otro varón le apuntó con una pistola en la plaza Tirso de Molina. Días después, un ganadero extremeño le reconoció cerca de Elvás, localidad portuguesa colindante a Badajoz, y ya en marzo fue acogido por un pescador drogadicto en el pueblo de Cascais, a tan solo 30 kilómetros de Lisboa.

El 18 de marzo, después de varias semanas viviendo y escondiéndose en Portugal, la Policía lusa es advertida de la posible presencia de Anglés en su territorio, algo que comunica a la Policía Nacional para que emitiera la orden de arresto internacional. Cuando llegaron, Anglés ya había huido otra vez, en esta ocasión, al puerto, donde embarcó como polizón en el carguero 'City of Plymouth', con destino a Liverpool.

Más de cincuenta días después de que comenzara su fuga, fue descubierto y encerrado en el barco, aunque algunos de los otros polizones relatan que logró escapar en un bote salvavidas en el Golfo de Vizcaya. No obstante, fue rescatado y devuelto al buque hasta que, en el puerto de Dublín, desembarcara la tripulación con la sorpresa inverosímil de que Anglés no estaba en el barco. A partir de este momento, han transcurrido treinta años sin noticias del autor material del triple asesinato que conmocionó a España a comienzos de los 90.

Según relató el capitán del barco en un reportaje del programa Equipo de Investigación, Anglés pudo haber contado con la ayuda de algún miembro de la tripulación para escapar del buque. De hecho, la Justicia continúa intentando de trazar y reconstruir su huida, así como de conseguir evidencias genéticas de su participación en el rapto, violación y asesinato antes de que se extinga su responsabilidad penal en 2029, cuando pasaría a ser inimputable.

Esta misma semana, Atresmedia lanza la docuserie 'Anglés, historia de una fuga', que reconstruye la fuga del criminal desde que se hallaran los cadáveres de Miriam, Toñi y Desirée hasta que se perdiera su rastro en Dublín. «Íbamos siempre por detrás de los pasos de este individuo», reconoce uno de los agentes del Instituto Armado entrevistados en esta investigación periodística.