«Por hablar castellano no me dejan ni presentar la solicitud»: el requisito lingüístico echa de Alicante a una investigadora internacional
La docente procedente de otra autonomía denuncia la «precariedad» de muchos colegas como ella que buscan plaza estable sin opciones al no tener título de valenciano
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ALICANTE
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Iniciar sesiónDe poco le sirve haber participado en medio centenar largo de congresos internacional en cuatro años donde intercambia conocimientos experiencias con otros investigadores de varios países. Como no tiene el título C1 de Valenciano, el sistema de inscripción no le deja optar a una ... plaza en la Universidad de Alicante y se lamenta: «Por hablar castellano ni siquiera no me dejan ni presentar la solicitud».
Para María (el nombre es ficticio, porque no quiere conflictos en su entorno y prefiere mantener el anonimato), quedarse a vivir en Alicante representa estar con su marido y la familia, ya que ella nació en esta ciudad, aunque ha hecho su carrera académica entre Madrid y Sevilla, donde ya tiene el estatus de docente.
En cualquier caso, aporta su testimonio desde el anonimato, que respeta ABC, porque tampoco quiere personalizar, ya que el problema afecta a otros muchos colegas suyos, con independencia de sus méritos en la investigación. «Al final, hablo por muchísimos compañeros, lógicamente podrían presentarse a este tipo de plazas, todos estamos en la misma precariedad, entre comillas, cuesta mucho conseguir una plaza y lo que no puede ser es que cualquier persona pueda presentarse a unas y otras no podamos, no es justo», subraya, en referencia a que las lenguas no influyen otras comunidades autónomas.
«Ese puesto tiene 'bicho', el requisito lingüístico»
El obstáculo de no contar con el título de conocimientos del valenciano se ha popularizado tanto entre parte de la comunidad científica que tiene un apodo, una etiqueta que utilizan entre ellos cuando se avisan de una convocatoria de empleo estable en alguna universidad. «Ahora acaba de salir una plaza de Historia del Arte en Valencia, pero una compañera me ha dicho que tiene 'bicho', que para nosotros quiere decir que exige el requisito lingüístico», describe.
Además, se da otro agravio comparativo, puesto que en la rama de Ciencias, «como todos los investigadores vienen de fuera», no se plantea esa exigencia idiomática de la otra lengua cooficial, mientras que en todo lo que está adscrito a Filosofía y Letras, o Humanidades, sí se fija como norma ineludible.
«Es una lástima» que le produce «tristeza» por no poder continuar su trayectoria en su ciudad natal, además, porque tampoco le da tiempo esta normativa de la Generalitat Valenciana -no se trata de una peculiaridad de la Universidad de Alicante- a aprender valenciano. «Son plazas que salen con diez días, el tiempo que tienes para hacer los papeles y, claro, una persona que vive en Galicia, Sevilla o donde sea, debería poder optar, pero en diez días no te vas a sacar el título de valenciano, es absurdo», razona esta joven especialista que habla varios idiomas.
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De hecho, no se niega a prepararse para obtener esta otra titulación y compara con las condiciones de acceso en Cataluña, donde a priori las exigencias relacionadas con la lengua se suponen más estrictas, no en este caso. «No puedo entender cómo es posible que en Cataluña, por ejemplo, salgan plazas y tú te puedes presentar, lo que se pone como requisito es que si te aceptan tienes dos años para sacarte el título de catalán, con lo que tampoco estoy de acuerdo, pero lo puedo llegar a entender, lo que pasa es que aquí ni siquiera te dejan validar tu solicitud», señala.
En el trasfondo y sin conocer las razones, esta investigadora aprecia motivos «políticos» y rechaza la imposición: «Es totalmente discriminatorio, sus derechos lingüísticos no pueden estar por encima de mis derechos».
El resultado de este protocolo de inscripción vía telemática que requiere del título del idioma o no permite cumplimentar, de momento, es que esta joven alicantina tiene que renunciar, a pesar de su tesis doctoral y su trayectoria reconocida, a afincarse junto a su familia: «Al final es un... 'bueno, si quieres quedarte, tendrás que sacar el valenciano, y eso me pone mala».
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