El crimen organizado ajusta cuentas en Cataluña

La Policía catalana lleva años alertando del incremento de la violencia asociada al tráfico de drogas, principalmente, de la marihuana, a través de los denominados vuelcos o narcoasaltos, por los que unas organizaciones sustraen los alijos a sus rivales. Sólo durante 2024, el Cuerpo policial detectó 87 en Cataluña –cabe recordar que lo habitual es que no se denuncien–. De estos, la gran mayoría vinculados al cannabis, y en los que en un 35 por ciento de las ocasiones hubo presencia de armas de fuego. «Comienza a ser una normalidad muy peligrosa», advertía hace unas semanas el subinspector Carles Martínez, jefe de la División de Investigación Criminal (DIC) en Gerona.

También lo es que el territorio se haya convertido en refugio preferente de fugitivos. Su situación geoestratégica, con vías rápidas de comunicación con el resto de Europa, o algo tan prosaico como el buen clima, son algunos de los motivos que llevan a los prófugos a esconderse en Cataluña, tal y como apuntan los agentes especializados en darles 'caza'. La afluencia de turistas y 'expats' les permite pasar desapercibidos y no llamar la atención como ocurriría, por ejemplo, en una localidad de pocos habitantes. Precisamente eso fue lo que pasó con el sicario serbio ejecutado en un portal del centro de la capital catalana, el pasado 15 de julio. Sobre la víctima, Filip Kneževic, de 36 años y vinculado al clan Kavac, pesaba una orden de detención internacional por asesinar a dos integrantes de la banda Skaljari, en la isla de Corfú, en 2020. Sólo unos días después, el pasado 2 de agosto, otro tiroteo en el centro de la capital catalana se saldaba con un herido, también relacionado con el clan Skaljari, en lo que la Policía investiga como un ajuste de cuentas entre estas mafias de los Balcanes.

En este caso, el herido, Predrag Vujoševi, era también un viejo conocido de las Fuerzas de Seguridad por haber liderado una de las bandas de ladrones más conocidas, los Pink Panthers, especializada en el robo de joyerías, entre otras, en la capital catalana en 2014. Seis años más tarde, la Policía Nacional y la Guardia Civil lo detuvieron en Canarias por tráfico de cocaína, vinculado ya al clan Skaljari. Los investigadores lo cazaron con 408 kilos de la droga. Ya entonces, la presencia en España de mafias de los Balcanes no era una novedad. Y es que los ajustes de cuentas entre miembros de clanes rivales, que se han saldado ya con más de 60 muertos, tienen su origen en 2014, con la incautación de un cargamento de cocaína en el puerto de Valencia. Tampoco es novedad su presencia en Barcelona, y es que en octubre del año pasado, en el centro de la ciudad, la Policía Nacional 'cazó' a Nikola Vušovi, apodado 'Johnny de Vracar' o 'Johnny el Loco'. Se encontraba en busca y captura, reclamado por las autoridades serbias, acusado de homicidio. El fugitivo era uno de los líderes del clan Kavac, algunos de cuyos integrantes, precisamente, estaban siendo juzgados, entre otros, por haber envenenado a un testigo, cuando los investigadores arrestaron a Vušović, que llevaba huido desde 2022.

Junto a 'Jhony el Loco' también detuvieron a su lugarteniente, buscado igualmente por homicidio en Serbia; por secuestro en Austria y por lesiones en España, enfrentándose a una pena de 40 años de cárcel.

Una de las mayores preocupaciones de los investigadores ante la implantación del crimen organizado en Cataluña es la proliferación de incidentes con armas de fuego, algunas de ellas de guerra, como ocurrió en Salou (Tarragona), en mayo de 2023, cuando dos hombres murieron tiroteados mientras veían un partido de fútbol en su móvil, desde un coche, ante un hotel. Desde otro vehículo les vaciaron el cargador de un fusil kalashnikov. Ambos eran integrantes del clan Yoda, y fueron ajusticiados por una banda rival: la DZ Mafia.

La doble ejecución respondió a la guerra entre bandas por el control del tráfico de drogas en Marsella. Precisamente, la mayoría de incidentes con armas de fuego en la comunidad están vinculados al crimen organizado. Sobre todo con el narcotráfico. Y es que la Policía catalana lleva años alertando del incremento de la violencia asociada a esta modalidad delictiva, por eso es objetivo prioritario de los Cuerpos de seguridad evitar la implantación de organizaciones transnacionales en el territorio.

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Tal y como constató el subinspector Martínez, «las organizaciones criminales son líquidas, no rígidas ni estables. Colaboran entre ellas y forman parte de un 'hub' criminal instalado en Cataluña desde hace muchos años».