Sara Cámara, Chef Revelación: «No sé si es por genética, pero mis abuelas cocinaban muy bien»
La cocinera traslada a los más jóvenes que es «una profesión muy sacrificada» que «si no te gusta realmente, en lugar de disfrutarla, la padeces»
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ALBA SAAVEDRA
Valladolid
Desde que era muy niña, la salmantina Sara Cámara soñaba con ser cocinera. Entre una considerable lista de distinciones ganadas recientemente, hoy es la Chef Revelación de Castilla y León y va a representar a la Comunidad en la categoría de repostería en el campeonato ... nacional, lo que le ha servido para ser consciente de que «se me da muy bien lo que hago a base de dedicarle mucho tiempo a ello». De hecho, a los más jóvenes que aspiran a seguir su camino les traslada que es «una profesión muy sacrificada» que «si no te gusta realmente, en lugar de disfrutarla, la padeces».
—Lleva 15 años de experiencia en los que ha pasado por los fogones de El Alquimista, Restaurante Rivas, Akelarre y Casa Pacheco ¿qué le llevó a elegir esta profesión?
—Realmente, yo creo que ha sido algo vocacional desde que era pequeña. No sé si la genética tiene que ver o no en estos aspectos, pero mis dos abuelas cocinaban muy bien. Imagino que eso también se ha transmitido un poco en la vocación que he tenido siempre.
—¿En qué momento se dio cuenta de que era una gran cocinera?
—Gran cocinera no lo sé, pero me he dado cuenta de que al fin y al cabo se me da muy bien lo que hago a base de dedicarle mucho tiempo a ello. Sin embargo, sabía que quería dedicarme a esto desde bien joven.
—Si tiene que elegir un referente, ¿cuál sería? ¿Quién es su mayor inspiración en su día a día?
—Algunos de los restaurantes por los que he pasado han aportado quién soy profesionalmente y en lo personal. Entonces, a ellos los tendría que mencionar como referentes, sí o sí. Por ejemplo, Ana Rivas, aquí en Salamanca; César Niño y, por supuesto, Pedro Subijana.
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—A la hora de degustar uno de sus platos, ¿cuál cree que es su seña de identidad?
—Soy una cocinera que se decanta más por la cocina salada. Manejo bastante bien la cocina tradicional, la de guiso de fondo, de sofrito y también las carnes de caza. Considero que domino bastante bien todos los ingredientes y los productos.
—Estuvo trabajando cuatro años en Casa Pacheco. ¿Qué impacto ha tenido este restaurante en su carrera?
—Ha sido el restaurante en el que he podido confirmar que mi cocina funcionaba. Al final, aquí se le dio un cambio total a la cocina que tenía y conseguimos grandes éxitos y progresos.
—El hecho de haber obtenido tantas distinciones, ¿le ha supuesto recibir ofertas para trabajar en otros lugares?
—Imagino que todo ha tenido que ver. Al final, cuando te vuelves un poco más mediático, eres más conocido. También, sobre todo, por la seguridad de trabajar bien y de hacer las cosas correctamente. Puede ser que eso haya repercutido en querer que trabaje en sus casas.
—¿Considera que ha conseguido que sus compañeros de profesión le admiren o le envidien?
—La palabra envidia no es demasiado sana. Creo que, sobre todo en Salamanca, tenemos una competencia bastante leal y, al final, todos somos compañeros y nos ayudamos entre nosotros. Al igual que yo adoro y respeto a todos los cocineros que pueda haber en mi ciudad, como Carlos, Rocío, Jorge, Héctor y más que hay, ellos también tendrán el mismo respeto hacia mí.
—Trabaja en un sector en el que los hombres han llevado la voz cantante tradicionalmente ¿se ha superado ya esa etapa o aún le cuesta?
—Igual hay algún caso más cerrado que no, pero yo considero que eso ya se ha superado totalmente. Al final, cada uno tiene que reconocerse a sí mismo y poner en valor. Hay que trabajar para que se le respete, sea mujer, hombre o lo que quiera.
—¿Qué le aconsejaría a cualquier joven que quiera emprender una carrera como la suya?
—Primero que sepa que lo quiere y que le gusta de verdad. Al final es una profesión muy sacrificada, a la que le dedicas mucho tiempo y se lo quitas a otras cosas. Si no te gusta realmente, en vez de disfrutarlo, lo padeces.
—Tiene un Sol Repsol y una recomendación Michelín, ¿sueña con una, dos o tres estrellas Michelín?
—Todas las menciones en la Guía son buenas porque eso te lleva a tener otro tipo de clientela que no sueles tener normalmente. No es ninguna obsesión, pero a quién no le gustaría tener un galardón como es una estrella Michelín.
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