un tiempo propio
Un tiempo decisivo
La Unión Europa forma parte de nuestra vida social y política y no podemos, ni debemos darle la espalda ni menospreciar esta nueva cita con las urnas
Del fango y los fandangos
Comunicaciones y comunicados
Se celebraron las elecciones autonómicas en Cataluña y se están haciendo todo tipo de cábalas y cálculos sobre cuál será el futuro gobierno, qué partidos lo formarán y qué repercusiones tendrá en la política nacional. El lector estará cansado de escuchar y de leer tantas ... y tan dispares opiniones. La realidad es evidente, el independentismo ha retrocedido, no ha sido capaz de juntar una mayoría absoluta para gobernar. En cambio, los partidos constitucionalistas (si incluimos en él al Partido Socialista de Cataluña) han ganado. ¿Qué sería lógico esperar de estos resultados? Un gobierno del PSC con apoyos concretos en momentos determinados de los partidos constitucionalistas. Pero esa lógica no funciona en la política española porque hemos pedido el espíritu del consenso y la capacidad de llegar a acuerdos con otras fuerzas políticas. Estamos en la dialéctica amigo-enemigo. Y con enemigos no se pacta, se lucha. En esta lucha nos desgastamos y perdemos oportunidades para gobernar y hacer política en beneficio de todos.
Nos queda poco para tener una nueva cita con las urnas. Esta vez las elecciones para el Parlamento Europeo. Unas elecciones que muchos consideran que no va con nosotros, que se trata de una cámara que está lejos, casi donde brillan las estrellas. Y nada de eso. La cita es muy importante por dos razones.
La primera, porque de la Unión Europea nos están llegando importantes cantidades de dinero para la recuperación que están favoreciendo el crecimiento económico de España, la creación de empleo, la renovación de industrias, el fomento de nuevas empresas y, en definitiva, si logramos usar bien esos fondos, llegaremos a mejorar en todos los sentidos. La Unión Europa forma parte de nuestra vida social y política y no podemos, ni debemos darle la espalda ni menospreciar esta nueva cita con las urnas. En Europa se juega gran parte del presente y del futuro de España. Ese futuro sólo se podrá diseñar bien con los mejores representantes políticos que seamos capaces de elegir.
La segunda es de índole doméstica. Se está diciendo que, si existe una gran diferencia entre el PSOE y el PP, esto será un signo claro de un cambio de ciclo. Esta diferencia se sitúa entre 8 y 10 puntos. Me permito una consideración. En las elecciones europeas previas a las dos mayorías absolutas del PP, primero con Aznar y después con Rajoy, la diferencia entre los partidos fue de tres puntos. ¿Por qué ahora se exige una diferencia mayor para constatar que existe efectivamente un cambio de tendencia? Se me ocurre una explicación el deseo de que exista ese cambio, lleva a ilusionarse con que una gran diferencia entre los partidos en las elecciones lo provocará. En política es muy malo y pernicioso confundir la realidad con el deseo. La realidad es la que es y el deseo pueden tender hasta el infinito y no suele realizarse como se ha imaginado.
Lo único cierto es que el 9 de junio tenemos una nueva oportunidad para expresar nuestro acuerdo o desacuerdo con la política del gobierno. Tanto si queremos un cambio o no en la política española debemos ir a votar, porque en estas elecciones nos jugamos el presente y el futuro de España tanto en el contexto internacional como en nuestro propio territorio.
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