Buscar la morada de la paz

Las opiniones de los analistas sobre lo que puede suceder en Oriente Próximo se mueven desde una profecía sobre el apocalipsis a un nunca pasa nada y todo seguirá igual. ¿Con cuál nos quedamos? Muchos analistas piensan que estamos al borde una guerra que desbordará las fronteras del Oriente Próximo. Un conflicto como el que se inició en Polonia en 1939 y que se extendió por todo el mundo hasta 1945. Otros piensan que la diplomacia y las nefastas consecuencias de una guerra global, frenarán los deseos de llegar a una confrontación armada, porque, como dijo Nikita Khrushchev en la crisis de los misiles en octubre de 1962, en una guerra nuclear los supervivientes envidiarían la suerte de los fallecidos. No sé si los que tienen que tomar las decisiones en estos momentos son conscientes de la destrucción que pueden causar con el arsenal nuclear acumulado por las naciones. Sin duda, vivimos tiempos difíciles llenos de incertidumbre, con cambios constantes y con dificultades para diseñar un proyecto estable en el futuro. No sabemos si Irán atacará a Israel. Carecemos de información sobre la reacción de Israel. Sabemos que las potencias como Estados Unidos, no quieren una escalada bélica y menos durante un año electoral. En fin, vivimos en una habitación llena de humo en la que no vemos con claridad el contenido de la estancia y los perfiles de la misma. Por tanto, tenemos que confiar con la habilidad y en la racionalidad de los que gobiernan para no provocar otra guerra devastadora. No siempre ha sido así. El conflicto que conocemos como Segunda Guerra Mundial se podría haber evitado y entonces los líderes políticos no fueron capaces de parar la escalada bélica y las nefastas consecuencias de una guerra global.

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Salvador Rus Rufino

La inestabilidad afecta a nuestra vida diaria. Nuestro presidente del gobierno va de un lado para otro buscando apoyos para el reconocimiento del Estado de Palestina, pensando que es la única solución para un problema que es demasiado complejo y que está enquistado desde hace años. Simplificar los problemas de Oriente Próximo lleva directamente a un fracaso, porque para resolver un conflicto tan grave como el que se vive desde hace varias generaciones, es necesario realizar un análisis muy preciso y completo.

¿Cómo afectan estas tensiones de Oriente Próximo en Castilla y León? Afectan a casi para todo lo que hacemos, consumimos y nos ofrece una vida agradable y placentera. Se encarecerá todo como la energía, tan necesaria para todos los procesos productivos desde el agrícola o industrial, hasta el transporte y la construcción. Se incrementará el precio de los alimentos como ya hemos visto y sufrido la subida del aceite de oliva. Y así sucesivamente.

Lo que podemos y debemos esperar es que los políticos que pueden provocar una guerra global tengan la suficiente lucidez para evitarla y opten por la paz, que es sinónimo de prosperidad y bienestar. Ha sonado la hora de la diplomacia y de conseguir revertir una situación muy complicada. Estamos a tiempo de evitar una guerra que cambiaría la faz de la tierra y la vida tal como la conocemos. La resignación no es ni buena consejera, ni la actitud que se espera. Es necesario ser proactivos y encontrar las sendas para vivir en la morada de la paz.