Cuenta atrás para la investidura: los plazos de un calendario amenazado por otras elecciones en Navidad
Feijóo descarta que se produzca la próxima semana, por lo que, de haber nuevos comicios, caerían en Nochebuena, Nochevieja o ya el próximo año
Sánchez traslada al Rey su disposición para acudir a la investidura y descalifica la pretensión de Feijóo de ser el designado
El encargo de la investidura tiene un condicionante claro en forma de fechas. Se hace imprescindible evitar que tenga lugar una sesión en las tres primeras semanas de septiembre. Porque, de lo contrario, si esa votación fuese fallida y termina habiendo una repetición electoral ... , la nueva convocatoria con las urnas tendría lugar en plenas fiestas navideñas. Cuestión distinta sería si Feijóo ahora o Sánchez después —si el primero no consigue ser investido, lo cual es harto difícil— se sometieran a ella con la certeza de sacarla adelante, lo que despejaría esa amenaza de nuevas elecciones.
La primera ventana de oportunidad que aparece en el calendario es ya la próxima semana. Esa es la franja electoral que venía manejando Alberto Núñez Feijóo si, como ha ocurrido este martes, recibía el encargo del Rey. En este supuesto y en el caso de no salir adelante la investidura, se activaría el procedimiento para que la repetición electoral, de producirse, fuera el domingo 17 de diciembre. Para ello, la sesión de investidura debería comenzar el próximo martes, 29 de agosto, teniendo lugar la primera votación al día siguiente. Este es el hito verdaderamente importante. La segunda votación tendría lugar el viernes 1 de septiembre, exactamente 48 horas después de la primera.
Es a partir de esa primera votación fallida cuando empiezan a correr los plazos. Se abre un periodo de dos meses en el que pueden producirse sucesivas rondas de consultas e investiduras hasta el 30 de octubre. Si no fructifica ninguna de ellas en ese margen, al día siguiente se publicaría el real decreto de convocatoria de nuevas elecciones, que se celebrarían 47 días después. En una convocatoria ordinaria de elecciones el plazo establecido es de 54 días y una campaña electoral de quince. Pero, tras la repetición del año 2016, los partidos pactaron una reforma de la ley electoral para que la campaña pasase a durar solo ocho días. Es decir, una semana menos. Con estos parámetros se produjo ya la siguiente repetición electoral, la de 2019.
Es en el artículo 99 de la Constitución donde se establece que «si transcurrido el plazo de dos meses a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato hubiere obtenido la confianza del Congreso, el Rey disolverá ambas Cámaras y convocará nuevas elecciones con el refrendo del presidente del Congreso». Y la disposición adicional séptima de la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (Loreg) precisa que, en ese supuesto de disolución, «las elecciones habrán de celebrarse el día cuadragésimo séptimo posterior a la convocatoria».
Superadas esas tres semanas del mes que viene, la primera fecha factible para una nueva investidura sería el 27 de septiembre. En ese caso la repetición electoral pasaría el 14 de enero, habiendo así margen para que la semana de campaña electoral se celebrase ya fuera del periodo navideño.
Septiembre además está plagado de citas internacionales que condicionan todo. Entre el 9 y el 10 hay una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del G-20 en la India, a la que está invitada España. Y el 19, un Consejo Europeo de Asuntos Generales en el que el Gobierno de Sánchez quiere abordar la petición de que las lenguas cooficiales de nuestro país lo sean también en la UE. A continuación el presidente tendría que desplazarse a Nueva York para participar en la Asamblea General de Naciones Unidas.
Potestad de Armengol
Es potestad de la presidenta del Congreso, Francina Armengol (PSOE), fijar la sesión de investidura en virtud del artículo 170 del Reglamento de la Cámara: «En cumplimiento de las previsiones establecidas en el artículo 99 de la Constitución, y una vez recibida en el Congreso la propuesta de candidato a la presidencia del Gobierno, el presidente de la Cámara convocará el pleno». Lo habitual es que la presidenta suela ser del mismo partido que el candidato. Y que, por tanto, éste sea su superior en la jerarquía del partido. Y de facto es el candidato el que determina la fecha de un debate de estas características. Con Feijóo de aspirante no existe esa relación, aunque no se espera un contencioso polémico tras ser designado por el Rey.
Para este caso o para futuros intentos es importante explicar que no existe un plazo tasado entre que el Rey designa al candidato y el momento en que se pone fecha y se celebra la investidura. En la última legislatura transcurrieron 32 días entre la constitución del Congreso y el arranque de la sesión de investidura de Sánchez. Pero en las elecciones de abril de 2019, al cruzarse por medio unas elecciones municipales y autonómicas, el plazo fue exactamente el doble. Es una decisión política.
El propio Feijóo ha explicado tras reunirse con el Rey y antes de que se conociera su designación que no empezará a hablar con los grupos parlamentarios antes del próximo lunes, cuando vence el plazo que ha dado Armegol para que cada partido presente sus propuestas de contar con grupo propio. Se da por descontado que la Mesa del Congreso, donde PSOE y Sumare tienen mayoría sobre el PP, permitirá que ERC y Junts cuenten con grupo propio, pese a no cumplir los requisitos necesarios gracias a un interpretación flexible del Reglamento de la Cámara, como se ha hecho en otras ocasiones, aunque no exenta de polémica.
Esa decisión descarta la posibilidad de que la investidura de Feijóo se celebre la próxima semana, ya que él mismo ha negado que pueda despachar esa consulta con los nuevos grupos parlamentarios en pocas «horas o días», pues su investidura debería empezar el próximo martes para que una hipotética repetición electoral no pasara del domingo 17 de diciembre, toda vez que los dos siguientes que quedarían este año caen en Nochebuena y Nochevieja, respectivamente.
Así las cosas, la investidura del líder del PP debería celebrarse a finales del mes que viene para que unas eventuales nuevas elecciones no fueran en esas fechas tan señaladas. O más tarde incluso, en cuyo caso se celebrarían ya a partir de mediados de enero del próximo año, pasadas las fiestas navideñas. Todo ello si Feijóo fracasa en la investidura, como es más que probable, y Sánchez no consigue la suya en los dos meses inmediatamente posteriores, para lo que el líder del PSOE tiene muchas más posibilidades. Eso sí, con permiso de Puigdemont.
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