Así se produjo la primera 'guerra' de la humanidad
Restos de cazadores-recolectores de hace 13.400 años en Sudán muestran que no murieron en una única gran confrontación sino que fueron víctimas de frecuentes e intensos asaltos
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Iniciar sesiónEl cementerio prehistórico de Jebel Sahaba, en la orilla este del Nilo (Sudán), se considera una de las evidencias más antiguas de la 'guerra' entre seres humanos. Allí fueron encontrados los restos de docenas de personas que murieron a golpes o atravesadas por flechas y ... lanzas hace 13.400 años. El mismo destino sufrieron hombres, mujeres y niños. Ahora, un nuevo análisis de los esqueletos llevado a cabo por el Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) en Francia y el Museo Británico en Londres aporta nuevos datos sobre cómo se produjo la masacre. Según sus conclusiones, estas personas no fueron víctimas de un único conflicto armado a gran escala, como se suponía hasta ahora, sino que murieron en múltiples asaltos violentos , probablemente motivados por la competencia por los recursos en el transcurso de un severo cambio climático.
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El equipo de antropólogos, prehistoriadores y geoquímicos analizó miles de restos óseos de 61 individuos originalmente enterrados en el complejo funerario, ahora sumergido en el lago Asuán, y recuperados en la década de 1960 junto a un centenar de piezas líticas. Nuevos análisis de radiocarbono confimaron la antigüedad del sitio. Con la ayuda de las más novedosas técnicas de microscopía, los investigadores identificaron 106 lesiones y traumas previamente indocumentados , y pudieron distinguir entre los que habían sido causados por proyectiles (de flechas o lanzas cuyas puntas se encontraron en los huesos o en el lugar donde había yacido el cuerpo), traumatismos (de combate cuerpo a cuerpo) y rastros asociados con la descomposición natural. Descubrieron que 41 víctimas, incluidos niños pequeños, tenían al menos un tipo de herida, la gran mayoría provocadas por actos de violencia interpersonal.
Cambio climático
Al menos la mitad de las lesiones se identificaron como heridas punzantes, abiertas por proyectiles como lanzas y flechas, algunas incrustadas lateralmente. La presencia de varias puntas afiladas, con variaciones en la orientación del filo, sugiere que el propósito era lacerar y desangrar a la víctima. Pero además los investigadores se percataron de que muchos esqueletos mostraban múltiples lesiones, algunas curadas , indicativas de diferentes eventos violentos en la vida. Esta evidencia, junto al hecho de que algunos individuos parecían haber sido alterados en entierros posteriores, llevó a los autores del estudio a concluir que en Jebel Sahaba no estalló una sola 'guerra', sino que se sucedieron frecuentes escaramuzas o incursiones.
Según explican en la revista 'Scientific Reports' , el motivo de estos ataques pudo ser un cambio climático a finales del Pleistoceno. La concentración de sitios arqueológicos de diferentes culturas en un área tan limitada del valle del Nilo en ese momento parece indicar que esa región era un área de refugio para poblaciones humanas dedicadas a la caza, la pesca y la recolección que, probablemente, entraron en competencia por los mismos recursos. Esto pudo provocar la rivalidad entre grupos enemigos, lo que descarta también que la violencia se produjera dentro de la misma comunidad.
Una vida violenta
«La violencia parece haber sido sorprendentemente frecuente, extensa e intensa, afectando a la mayoría de las personas enterradas en el sitio independientemente de su edad o sexo, incluidos los niños», dice a este periódico Daniel Antoine, curador de Bioarqueología en el Museo Británico. «A diferencia de una batalla específica o una guerra corta, la violencia parece haber sido, lamentablemente, algo habitual y parte del tejido cotidiano de sus vidas», agrega.
En la misma línea se explica Isabelle Crevecoeur, investigadora en el CNRS y la Universidad de Burdeos. A su juicio, el hallazgo más sorprendente en Jebel Sahaba «fue que tanto los hombres como las mujeres se vieron afectados de manera uniforme. En la mayoría de los ejemplos de conflictos similares, el número de hombres que presentan traumas es siempre significativamente mayor que el de mujeres».
Crevecoeur cree que el estudio tiene implicaciones importantes en el debate sobre las causas y la forma de la guerra, aunque «no especialmente sobre su origen, ya que muchos casos anteriores podrían no haberse detectado o preservado». En este sentido, «el contexto arqueológico excepcional del valle del Nilo, la buena conservación del cementerio de Jebel Sahaba, uno de los más antiguos de África, junto con los cambios ambientales bien registrados al final del Pleistoceno ofrecen una visión única para abordar el comportamiento humano pasado», dice.
Como apunta Antoine, «el motor de la violencia es complejo y multifacético, pero el acceso limitado a los recursos y alimentos, aquí impulsado por variaciones climáticas y un Nilo errático, ha sido una fuente importante de rivalidad entre grupos humanos a lo largo de la historia».
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