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Coronavirus: Científicos chinos vacunan con éxito a varios macacos

La compañía Sinovac afirma haber inmunizado a cuatro monos pero hasta el verano no se obtendrán resultados preliminares sobre la inmunización de personas

El candidato consiste en coronavirus inactivados capaces de activar la respuesta inmune de los monos

ABC Ciencia

Por primera vez, uno de los más de 70 candidatos a vacuna para la COVID-19 ha protegido a un animal , al macaco Rhesus, de la infección del coronavirus , tal como ha informado « Sciencemag.org ».

La vacuna es un tratamiento experimental promovido por la compañía china Sinovac y que se basa en emplear un virus inactivado , «destruido» de forma química, para activar el sistema inmune. Los resultados se publicaron en « bioRxiv », un servidor de prepublicaciones no contrastadas por pares, el pasado 19 de abril.

Los investigadores vacunaron a ocho macacos, empleando dos diferentes dosis, y les infectaron, inyectándoles el virus en los pulmones a través de unos tubos. Estos ensayos comenzaron el 16 de abril y siete días después ninguno de los animales vacunados había desarrollado una infección completa .

De hecho, los investigadores no pudieron encontrar carga viral en la faringe o en los pulmones de los macacos vacunados con las dosis más altas. Sin embargo, sí que detectaron la aparición de una infección moderada y la presencia del virus en los vacunados con las dosis inferiores. En cuanto a los animales control, en los que no se inyectó vacuna pero a los que sí se infectó, se pudo detectar una importante carga viral y el desarrollo de una neumonía severa.

Una idea de la vieja escuela

Estos resultados «nos dan mucha confianza» , ha dicho en «Sciencemag.org» Meng Weining, uno de los portavoces de Sinovac.

Florian Kramer, virólogo en la Escuela de Medicina de Icahn en el Monte Sinaí, en Nueva York, que recientemente evaluó en un artículo el estado de los candidatos a vacuna, ha valorado positivamente el hallazgo: «Es una idea de la vieja escuela pero puede funcionar».

Esta idea de la «vieja escuela» de los virus inactivados consiste en destruir química o físicamente al patógeno para que pierda su capacidad de infectar. Sin embargo, se inyectan los fragmentos resultantes para permitir que el sistema inmune los reconozca y genere una respuesta que permita prevenir futuras infecciones.

Aparte de esta idea, las propuestas que más han avanzado en el desarrollo de un candidato a vacuna implican novedosas aproximaciones para inyectar fragmentos de ADN o ARN que permitan a las células humanas producir porciones del coronavirus. Y otras en las que se modifican distintos virus para que funcionen como vehículos que transportan información genética del coronavirus. En otros casos, se crean copias enteras del coronavirus incapaces de infectar, y que reciben el nombre de virus atenuados.

Resultados muy preliminares

Los resultados anunciados ahora por Sinovac han de tomarse con cautela , porque las pruebas todavía tienen mucho camino por delante hasta demostrar su seguridad y eficacia en humanos. Además, la vacuna ha de obtenerse lo antes posible, pero también ha de proporcionar una inmunidad completa y duradera.

Douglas Reed, investigador de la Universidd de Pittsburgh, Estados Unidos, está poniendo a prueba vacunas para la COVID-19 en monos y ha destacado que el tamaño de la muestra de macacos es demasiado bajo como para ser estadísticamente significativo. También alberga dudas sobre el poder infectivo de los coronavirus usados por los investigadores de Sinovac.

Aparte de eso, los propios investigadores de la compañía han reconocido que los macacos no son un modelo perfecto para emular la infección y la enfermedad en humanos, puesto que no desarrollan muchos de los síntomas más severos.

Un largo camino por delante

De hecho, uno de los problemas que existen ahora con la investigación de la vacuna es encontrar animales que sean lo suficientemente similares a humanos y que manifiesten síntomas parecidos. En ocasiones resulta necesario modificar genéticamente a algunos de los animales de experimentación para que expresen las proteínas de las que el virus se aprovecha cuando ataca a personas.

Una vez hechas pruebas de seguridad y eficacia en animales, mostrando que la vacuna no empeora los síntomas de la enfermedad ni provoca efectos secundarios, y que su inmunidad es eficaz, es necesario pasar a experimentos en personas.

En estos ensayos clínicos primero se estudia la seguridad del compuesto (en la fase I) y después su eficacia cada vez con más personas (cientos de personas en fase II y miles en fase III). Por este motivo, las estimaciones sitúan la obtención de la vacuna para finales de este año o mediados del próximo .

Resultados en verano

Sinovac es una compañía con experiencia en la fabricación de varias vacunas y con capacidad de producir 100 millones de dosis. Recientemente comenzó los ensayos de fase I en 144 voluntarios y espera comenzar la fase II a mediados de mayo, con inyecciones a 1.000 personas, con sus resultados listos para finales de junio.

Si todo va bien, después realizaría los ensayos de fase III en varios países, y ya está haciendo gestiones para vacunar a personas con alto riesgo de contagio y poca protección, como policías o personal de aduanas.

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