Yoga iyengar, la actividad que mejora tu estado de ánimo en la primera clase

Para practicarlo y saber un poco más sobre él, hemos contactado con María Zorita, monitora de Iyengar, Hatha, Vinyasa en The Garden , que encuentra numersoas diferencias entre uno y otro: «El yoga Iyengar se diferencia de los demás principalmente en la forma de enseñar. Es un estilo que trabaja la precisión en las acciones de las posturas y no se trata solo de moverse o hacer una postura específica sino de trabajar desde el interior con los movimientos correctos para hacer una meditación en acción». Al parecer, se debe llegar a un punto de concentración tan interno que la energía fluye por todo el cuerpo a lo largo de la práctica: «Es una práctica más estática en comparación con Vinyasa , por ejemplo, pero se trabaja con mucha precisión y con mucha conciencia».

Esta disciplina la creó B. K. S. Iyengar y es una forma de yoga que hace hincapié en los detalles, la precisión y la alineación en el desempeño de la postura y el control de la respiración . Además, se considera uno de los tipos de yoga más tradicionales y tiene enormes poderes para beneficiar al cuerpo.

Tan acostumbrados como estamos a hacer yoga con mallas o pantalones anchos, el yoga iyengar precisa de pantalones cortos. Según explica María Zorita, es importante verse las rodillas «para saber si la rotación de estas es correcta» o si los muslos están activos. «Tiene que verse la piel tersa», señala, y cuenta también que los profesores muestran todo y varias veces antes de que los alumnos se pongan a hacerlo para que lo repitan correctamente.

En cuanto a esto, la experta en yoga asegura que no deberían de producirse lesiones porque los profesores están en constante contacto visual con los movimientos de los alumnos: «No hay probabilidad de lesiones si el practicante trabaja en base a sus capacidades y el profesor está observando su práctica. Eso sí, en cualquier práctica de yoga el alumno va a notar cosas, que se estira donde nunca se ha estirado antes y hay sensaciones que son intensas y hay que saber diferenciar entre esto y el dolor. Pero no es común lesioanrse haciendo yoga», confirma.

Entre otros datos a saber, no hace falta tener nociones del yoga para dar yoga iyengar. Como todas las actividades, existen niveles, como por ejemplo el de iniciación , y para llegar a uno más avanzado en este caso hay que haber dado clase durante al menos dos años.

Con la práctica de esta actividad se consigue una mejor postura, mejor capacidad de respiración, más movilidad en el día así como más energía y mejor estado de ánimo: «Se aconsejan todas las clases que se puedan, pero mi recomendación está en hacer dos o tres a la semana para notar los grandes beneficios del yoga iyengar. Los cambios se notan mucho pero tienes que involucrarte en la práctica para que se noten», concluye María Zorita.

Es posible que conozca mejor la culpa como el nudo nauseabundo en el estómago que acompaña al conocimiento de que ha lastimado a otra persona. Tal vez también luches con la autocrítica recurrente y la crítica relacionada con tus recuerdos de lo que sucedió y tu miedo a que los demás se enteren.

Como emoción, la culpa tiene mucho poder.

La culpa te ayuda a reconocer tus acciones y alimenta tu motivación para mejorar tu comportamiento. También podría llevarte a obsesionarte con lo que podrías haber hecho de otra manera.

Si nunca te has sentido capaz de aclarar un error, tu culpa puede sentirse magnificada hasta un grado casi insoportable.

Aunque la culpa a veces puede promover un crecimiento positivo, puede persistir y detenerlo, mucho después de que otros hayan olvidado o perdonado lo que sucedió.