El Vaticano, forzado a rebajar la última improvisación del Papa: «Al hablar de la Gran Rusia, no alienta ideas imperialistas»

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Unas palabras que ni formaban parte del discurso previsto que se distribuyó a los periodistas antes del evento y que tampoco se incorporaron a una modificación posterior del documento, como es costumbre en el Vaticano cada vez que el Papa improvisa en una homilía.

A raíz de los acontecimientos, varias voces han calificado al Papa como imperialista. Pero Matteo Bruni, director de la Sala Stampa Vaticana, considera que el discurso de Francisco era inofensivo para quien lo escuchara con sentido común. «En las palabras del saludo improvisado a algunos jóvenes católicos rusos en los días pasados, como queda claro por el contexto en que las pronunció, el Papa procuraba animar a los jóvenes a conservar y promover lo que hay de positivo en la gran herencia cultural y espiritual rusa», ha declarado el funcionario a través de un comunicado a los periodistas.

El Papa «por supuesto que no pretendía exaltar lógicas imperialistas ni personalidades de su actual gobierno sino solo citar algunos periodos históricos de referencia», ha añadido Bruni en su declaración. Pero a pesar de ello, la Oficina de Prensa de la Santa Sede se ha visto obligada a enviar el comunicado para controlar el daño que las improvisaciones del Papa y algunas interpretaciones polemistas ya habían generado.

No es la primera vez que los diplomáticos ucranianos se quejan ante los gestos del Papa a pesar de que pida por la paz en el país cada miércoles al final la audiencia general y todos los domingos tras el rezo del Ángelus. Tampoco aunque besara el 6 de abril de 2022 una bandera proveniente de Bucha o que el 2 de octubre del mismo año se dirigiera explícitamente «al presidente de la Federación Rusa, suplicándole detener, también por amor a su pueblo, esta espiral de violencia y de muerte».

Entre las protestas más señaladas de las autoridades ucranianas destacan las del 24 de agosto del año pasado, cuando el Papa Francisco condenó el asesinato con un coche bomba de Darya Dugina. Era la hija del ideólogo ultranacionalista ruso y colaborador de Putin, Alexander Dugin.

«Pienso en una pobre chica que ha saltado por los aires por una bomba bajo su asiento del coche en Moscú. Los inocentes pagan la guerra. Los inocentes», dijo entonces. Aunque el ministro de Exteriores ucraniano no lo consideraba tan inocente y expresó su malestar.

Otro motivo de crítica desde la diplomacia ucraniana sucedió el Viernes Santo de 2022, que coincidía con un 15 de abril. Entonces una enfermera rusa y otra ucraniana llevaron juntas la cruz durante la estación correspondiente a la muerte de Jesucristo en el típico rezo del Via Crucis en el Coliseo.

El embajador de Ucrania ante la Santa Sede, Andrii Yurash, quien en ese momento tenía a su hijo en el frente, lanzó un mensaje a través de Twitter acusando al Vaticano de equiparar a víctimas y verdugos.

Por su parte, los diplomáticos rusos también han presentado quejas al Papa. Por ejemplo, cuando en una conversación con los directores de las revistas europeas de los jesuitas, Francisco denunció las atrocidades de Rusia en el frente y su política de reclutamiento. «Lo que estamos viendo es la brutalidad y la ferocidad con la que esta guerra está siendo librada por las tropas, generalmente mercenarias, utilizadas por los rusos. Y los rusos prefieren enviar chechenos y sirios, mercenarios», opinó en una conversación celebrada el 19 de mayo de 2022 y que un mes más tarde haría pública Antonio Spadaro, jesuita y director de 'La Civiltà Cattolica', el medio de referencia para la Compañía de Jesús en Italia.

Las consecuencias que tuvo aquella improvisación fue que Rusia se negó oficialmente a mantener conversaciones con la Santa Sede hasta que el Secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, les envió un mensaje de disculpa que acabaron aceptado el 15 de diciembre de 2022.

Pero a pesar de los diferentes incidentes protagonizados por la espontaneidad de Francisco y las críticas a pertenecer tanto a un bando como al otro, siempre ha dejado claro que «por supuesto el que invade es el Estado