7 de cada 10 jóvenes creen que para tener éxito profesional es más importante estar bien relacionado que estudiar

Por clase social, son tanto los de clase media baja-baja (71 por ciento), como los de clase alta-media alta (70 por ciento) los que defienden la idea de que estar bien relacionado es más importante que la formación. Un 58 por ciento de los jóvenes de clase media coinciden con esta afirmación.

Son algunas de las conclusiones del estudio de la editorial SM en función de lo que ellos llaman 'Encuestas flash' es una iniciativa que se hace desde el Observatorio de la Juventud en Iberoamérica. El estudio, titulado 'Por qué estudiamos' concluye que las razones ligadas al futuro laboral concentran las principales motivaciones de los jóvenes hacia el estudio: «poder dedicarse a lo que les gusta (29 por ciento) y tener más oportunidades de empleo (23 por ciento), son respuestas que representan una importancia mayor que las relacionadas con el interés por aprender, formarse o cambiar el mundo«, señala en informe. Por edad, los más mayores (de 21 a 29 años) lo hacen más por el empleo que los más jóvenes (15 a 20) que para dedicarse a lo que les gusta.

En línea con lo anterior, un 26 por ciento elige los estudios por vocación y un 21 por ciento lo hace para tener oportunidades profesionales. Si se disgregan estos datos por clase social, los de los estratos altos eligen más por las oportunidades profesionales, mientras que los de los estratos bajos se decantan por la vocación.

Al 77 por ciento de los y las jóvenes le apasiona lo que estudia. Sin embargo, algo más de la mitad (54 por ciento) reconoce que habría elegido otro tipo de formación, si tuviese su futuro asegurado económicamente.

En cuanto a las prioridades que debe tener el sistema educativo, los jóvenes creen que este prioriza ante todo la productividad y la adquisición de competencias profesionales en un 36,5 y un 31,3 por ciento, respectivamente. Los objetivos relacionados con el compromiso con el medioambiente y la justicia social tendrían una importancia menor (14 por ciento).

Un 75 por ciento opina que la falta de vocación de los docentes impacta negativamente en los estudiantes. La crítica hacia la falta de vocación de los docentes se acentúa a partir de los 21 años: un 80 por ciento de los que están entre los 21 y los 24 años sostiene esa afirmación. El porcentaje sube un punto más (81) en el caso de los jóvenes de 25 a 29. Solo la mitad de los jóvenes menores de edad reconocen que sus profesores han fomentado su interés por aprender.

Por clases sociales, son los de clase media (81 por ciento) los que más le achacan a la falta de vocación de los docentes el impacto negativo sobre los estudiantes. Este porcentaje cae al 76 y al 67 por ciento en el caso de las clases medias baja-baja y la alta media-alta, respectivamente.

El 78 por ciento opina que la formación profesional se adapta más rápidamente que la formación universitaria a las demandas cambiantes del mercado laboral.

Además, los jóvenes de 18 a 20 años señalan en menor proporción que la formación profesional se adapta más rápidamente a las demandas del mercado laboral que la universitaria. Un porcentaje que sube al 83 por ciento en caso de los jóvenes de 25 a 29 años.