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Mi niña

Nada ni nadie duele como duele un hijo. Nada ni nadie duele como nos dueles tú

Francisco Robles

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Tú le has puesto el título a este pobre artículo. Tú, que apenas tienes unas cuantas semanas de vida, que ya sabes lo que es luchar contra tu propio cuerpo, que te resistes a la resignación en la que yo, que voy para viejo si ... no lo soy ya, habría caído. Naciste con la primavera y las jacarandas, cuando el recuerdo todavía olía a azahar. Yo le preguntaba a tu madre, cuando te tenía en el sagrado seno de su vientre, cómo estaba. Lo hacía con una de mis pamplinas, colocando el verbo en plural. ¿Cómo estáis? Eres su niña, pero déjame que te diga que hoy también eres un trocito muy pequeñito de mi corazón. Así lo siento. Y así me dueles.

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