Puntadas sin hilo
Déjà vu
«Ha faltado una alternativa viable y creíble», dijeron de Hernández Mancha. La frase vale para Casado
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Iniciar sesiónLa historia es caprichosamente cíclica. Justo 32 años después del congreso de Sevilla que cambió la historia del partido, el PP vuelve a la capital hispalense en busca de un nuevo punto de inflexión. Coinciden las fechas (31 de marzo y 1 de abril de ... 1990, 1 y 2 de abril de 2022), el escenario (Fibes, entonces recién inaugurado) y las circunstancias (un partido en grave crisis). Como ahora, aquel PP venía de una sucesión fallida protagonizada por un político joven que sustituyó a un referente histórico. Entonces, todavía bajo la denominación de Alianza Popular, fue un joven abogado del Estado de 35 años, Antonio Hernández Mancha, quien fracasó en su intento de sustituir a Manuel Fraga; prácticamente la misma edad que tenía Pablo Casado (37 años) cuando relevó a Mariano Rajoy. Para llegar a la Presidencia del partido ambos se impusieron a rivales con más ‘pedigree’ político, Mancha a Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y Casado a Soraya Sáez de Santamaría. Representaban la renovación, la savia nueva frente a una etapa agotada, pero fracasaron en su empeño. Hernández Mancha no llegó a tres años al mando de la derecha española ni Casado a los cuatro, tras protagonizar ambos —con roles diferentes— sendas polémicas de censura en el Congreso de los Diputados. Las razones del fiasco también fueron similares: mala gestión interna del partido y problemas para consolidar un liderazgo solvente frente al PSOE. «Ha faltado una alternativa viable y creíble», dijeron de Hernandez Mancha en 1990. Una frase que parece escrita para Casado.
Sevilla fue hace tres décadas el punto de partida para la nueva etapa. Las naves de los populares partieron como las de Elcano, en busca de nuevas rutas. El partido, rebautizado como PPun año antes y con el emérito Fraga accidentalmente al mando, eligió Sevilla para confiar su suerte a lo que hoy se denominaría un barón territorial, José María Aznar, que contaba con la experiencia de gobernar la Junta de Castilla y León. Ahora, también en Sevilla, es el presidente de Galicia quien asume la responsabilidad de reflotar la formación y comenzar la travesía que cubrió Aznar y que le llevó a ganar las elecciones generales en 1996, seis años después. Feijoó no contará con tanto tanto tiempo, pero el PSOE de Pedro Sánchez tampoco es el de Felipe González. En cualquier caso, la receta de la resurrección seguirá siendo la misma: lograr unidad real en clave interna y proyectar un liderazgo sólido hacia el exterior con una línea ideológica definida. Aznar logró lo primero integrando a señalados manchistas (Puche, Arias Cañete o el mismísimo Rajoy, que votó a Mancha frente a Herrero) y lo segundo apostando por el centro. Feijoó deberá gestionar la relación con Ayuso con mucha más mano izquierda que Casado y acabar con las oscilaciones ideológicas de su antecesor. En su mano está prolongar este 'déjà vu' hasta el resultado de las próximas elecciones.
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