puntadas sin hilo

El mercado

La intuición ya no pinta nada en un mercado que tiene más de estadística y de ingeniería financiera que de fútbol

Tengo varios amigos muy futboleros que están disfrutando como niños estos días no por el comienzo de La Liga, sino por los vaivenes del mercado, esa trepidante montaña rusa de chascarrillos que pondría a Falcon Crest al nivel de los documentales de La 2. Si ... el fútbol ha cambiado, el mercado de futbolistas no digamos. De toda la vida los clubes aprovechaban el verano para realizar dos o tres fichajes con los que reforzar la plantilla. Pero entonces no había directores deportivos, ni analistas, ni tasaciones en transfermarkt, ni ese big data que te dice cuántas veces moquea a lo largo de un partido el extremo izquierdo del cuarto por la cola de la liga húngara. El 'scouting' se reducía a seguir la gira por torneos de verano que hacían equipos como el Vasco de Gama o el CSKA Sofía, que siempre terminaban colocando a algún jugador en España. Si interesaba un futbolista extranjero, el reto era conseguir el VHS de algún partido que permitiera verle las hechuras. Eso sí, cuando se tomaba la decisión se fichaba con todas sus consecuencias, por derecho, nada de adquirir el 60 por ciento de los derechos, ni de cesiones con obligación de compra por objetivos, ni pagos con bonus, ni porcentajes en futuras ventas. La intuición ya no pinta nada en un mercado que tiene más de estadística y de ingeniería financiera que de fútbol.

Me pregunto si la evolución del mercado balompédico acabará trasladándose a la política. Me encantaría leer titulares del tipo: 'El PP, a por Susana Díaz. Los populares tienen cerrado un acuerdo con la senadora y negocian ya con el PSOE'. O acaso, más pausible: 'Acuerdo entre el PSOE y Sumar para el fichaje de Yolanda Díaz. La coalición de izquierdas mantendrá un 40% de la propiedad de la vicepresidenta y cobrará pluses en función de los votos que logre en las próximas elecciones generales'. Serían impagables esas declaraciones de Iván Espinosa de los Monteros diciendo «de pequeño siempre oía los discursos de Fraga, mi sueño siempre ha sido militar en el PP» si Feijóo cerrase su fichaje, o a Borja Semper besando el pin del PNV en el ojal de la chaqueta tras cerrarse la cesión por un año con opción de compra.

Pero en la política las cosas funcionan de otra forma. Hay mercantilismo, vaya si lo hay, pero se negocia a escondidas y no se venden personas, sino votos. Los precios no se dan a conocer como en fútbol, pero se intuyen: es evidente que la tarifa de la investidura de Salvador Illa ha sido el cupo catalán. Lo llamativo es que el personal sigue al detalle la negociación entre el Betis y el Madrid por Ceballos y sin embargo le resbala mayormente los acuerdos de Pedro Sánchez, el Florentino Pérez del mercado político, para comprar los apoyos de ERC, Junts, Bildu, PNV o Coalición Canaria. Gente que se indigna porque el Barça pague 60 millones de euros por Dani Olmo no se inmuta por la cesión a la Generalitat de los Rodalíes con 6.200 millones extras en mejoras. En la liga de Sánchez ganan siempre los mismos y el resto nos vamos a segunda.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Bienal
Dos años por 19,99€
220€ 19,99€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
3 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 3 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios