quemar los días
Solo ellos y las cucarachas
El presidente de la comunidad de vecinos es un espécimen único. No existe alcalde o concejal que no lo haya sido
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Iniciar sesiónDicen los que saben que, si se nos viniera encima un ataque atómico mundial, los únicos seres que sobrevivirían sobre la faz de la tierra serían las cucarachas. Y ello gracias a su exoesqueleto de quitina, preparado para resistir cualquier condición adversa.
A este dato ... científico yo añado una intuición: si hay algún espécimen humano que pueda sobreponerse a una bomba nuclear para acompañar a la cucaracha en la refundación del mundo, esos son los presidentes de las comunidades de vecinos.
Durante más de quince años he vivido en una vivienda sin comunidad. Ignoraba hasta qué punto esta cotidianeidad asilvestrada podía representar un lujo. En la urbanización a la que me he mudado, enseguida cobré conciencia de mi condición de vecino comunitario: además de los recibos mensuales, de las normas de aparcamiento y de otros muchos pormenores, existe un grupo de whatsapp, de carácter unidireccional, en el que el presidente y el vicepresidente informan de forma detallada de todas las gestiones referidas a la comunidad. Intenté amagar con el absentismo, pero la insistencia ha sido furibunda. Finalmente, no me quedó más remedio que apuntarme.
Gracias a ese grupo, estoy al corriente de absolutamente todo lo que ocurre en mi barrio. Incluso sé a cuánto pagamos el pack de rollos de papel higiénico de la piscina. Por no hablar de lo mucho que estoy aprendiendo sobre las distintas modalidades de arquetas y sobre los sistemas de drenaje.
Ser presidente de una comunidad de vecinos te forja un carácter especial. En todos los casos que he conocido, existe una coherencia evolutiva. Normalmente, el presidente de comunidad inició su carrera como delegado de clase. Muchos de ellos fueron boyscouts. Más tarde, en la universidad, siguieron siendo delegados, pero en el caso de los hombres no pocos acabaron formando parte de alguna tuna. Ya cuando son padres, no hay fallo: la dirección del AMPA del colegio de sus hijos es su gran objetivo. La presidencia de la comunidad es un cargo intermedio: de ahí pasan a presidentes de asociaciones de vecinos, la plataforma definitiva del salto a una concejalía. Estaría muy bien que alguien se atreviera a realizar la siguiente encuesta: cuántos alcaldes y concejales españoles pertenecieron en algún momento a las juntas directivas de sus comunidades de vecinos. Me atrevo a afirmar que nos acercaríamos al cien por ciento.
No imagino un martirio mayor que asumir una presidencia comunitaria. Por fortuna, la modalidad rotatoria ha ido perdiendo terreno a favor de los presidentes comunitarios con vocación vitalicia. Y lo más sorprendente es que existen: caudillos dispuestos a entregar su vida, su tiempo y todos sus desvelos en la gestión de su comunidad de vecinos. Les pertenece el mundo: solo ellos y las cucarachas nos sobrevivirán.
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